miércoles, 9 de marzo de 2011

Eusebio Lafuente. (IV) Director de la Trasmediterránea.


Compañía Trasmediterránea.

- ¿Qué pasó después? Porque tengo entendido que su final en FECSA coincide con la jubilación del director general de Trasmediterránea, cuya central estaba ubicada en Madrid.

- Efectivamente. Me propusieron si quería pasar a esta compañía y, como a mí Madrid me gustaba, como me gustaba Barcelona, Marruecos y Menorca de donde soy, acepté. Por cierto que tengo presentada una instancia para que me den siete vidas. Y todavía no me han dicho que no... El caso es que me vine a Madrid en donde, entre otras cosas, fui desarrollando una empresa mixta con Marruecos para navegación en el estrecho, la Ligne Maritime du Detroit, una compañía a medias con Marruecos cuyo vicepresidente era yo, como director de Trasmediterránea. Lo cual hizo que volviera a tener relación con Marruecos, encontrándome de nuevo con alguno de los amigos que había tenido allí. Había una aportación menor del INI y del Banco Exterior de España. Al mismo tiempo era el presidente del Hogar Balear en Madrid. Estuve en Trasmediterránea hasta que el Estado compró la mayoría de las acciones, con lo cual el Grupo March se retiró totalmente.

- ¿A dónde llegaban en ese momento los barcos de la Trasmediterránea?

- Prácticamente a todos los puertos españoles. Eran líneas de soberanía. Incluidas las del estrecho que iban a Ceuta y a Tánger. Había una línea de Málaga a Melilla y otra a Guinea Ecuatorial, que entonces se consideraba territorio español. Llegaban del Cantábrico y del Mediterráneo hasta Canarias, de la costa española a Guinea, a parte de las interinsulares y del Estrecho.

- ¿Por qué el Estado absorbió totalmente la Trasmediterránea?

- A mí me parece que fue un error gordo porque yo, que soy un funcionario del Estado, no creo para nada en la capacidad del mismo para administrar empresas económicas porque no está preparado para hacer estas cosas. Además, si hay alguien que cubre esas líneas ¿para qué tiene que cubrirlas el Estado? Para mí estabilizar es un error. El Estado tiene que preocuparse de una serie de cosas de las que no sé si se preocupa bastante, y en cambio, no debe hacerlo en lo que le sale mal y que es una tentación para algunos desaprensivos. No puede ser que el Estado funcione mejor que una empresa privada y la prueba es evidente. Desconfío del Estado como gerente de empresas, quizás porque soy un funcionario del Estado.

- Al dejar la Trasmediterránea, en 1978, ¿abandona del todo al Grupo March?

- No, porque ingresé en el Banco de Progreso que también pertenecía a este grupo. Fui el adjunto al vicepresidente ejecutivo, Rogelio Minobis, que había nacido en Figueras pero que estaba muy relacionado con Mallorca, al ser su mujer mallorquina. Había sido consejero de Trasmediterránea cuando yo era director general y era una persona de una eficacia tremenda. Me llevaba muy bien con él. Murió, desgraciadamente, antes de lo que era presumible, de cáncer. En este Banco estuve hasta que me jubilé, a los 65 años.

Mañana: (V). A caballo, entre Madrid y Menorca.

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