viernes, 29 de abril de 2011

Inés Picornell. (y IV) “Algún día, regresaré definitivamente a Mallorca”


Foto en el Laboratorio de Neurofisiología del Hospital Universitario de Mósstoles, 2010. (Inés, la tercera de la izquierda)




- ¿Disfruta usted tanto trabajando como descansando?

- A mí me gusta todo. Como persona muy activa, me gusta hacer siempre cosas.

- ¿Y qué hace cuando está de vacaciones?

- Me dedico a la familia y a los amigos, en general. Voy a la playa, de paseo, a recoger la fruta del jardín: manzanas, peras, melones, sandías... Es un poco una fiesta.

- ¿Y en las horas de ocio?

- Me gusta mucho el teatro y el ballet. A mí la música me gusta sobre todo con movimiento. Hago deporte como gimnasia, baloncesto... En mi juventud, fui jugadora de baloncesto. Y me gustaba mucho el ballet. Ahora, ya no tengo tiempo de todo eso. Me gusta el campo, el pueblo, pero también la ciudad.

- ¿Es soltera porque no ha tenido más remedio o porque le ha dado la gana?

- Porque no he encontrado mi “príncipe azul”... Ja, ja, ja... Es verdad. Y me gustaría encontrarlo.

- No hay que perder nunca las esperanzas.

- Como secretaria del Consejo Nacional de Especialidades Médicas, destaco un poco por el sexo y por la edad. Quiero decir que la mayoría son varones y de más edad. Un día, sorprendida en un atasco, llegué tarde a una reunión. Al entrar, me di cuenta de que todo eran mujeres que me habían estado esperando. Algo rarísimo. Una de ellas, mayor pero de muy buen aspecto, me espetó: “Oye, Inés ¿Tú eres soltera?”. Le contesté: “Sí, y no tengo a nadie que me quiera”. “Ay, Inés –me comentó–, no digas eso. El problema es que tú vales demasiado y ya es difícil encontrar a uno que esté a tu nivel”. “Qué cosa más bonita me has dicho, Matilde”, le contesté. Luego, me di cuenta de que todas éramos solteras, incluso ella. Pero había una, pequeñita y un poco arrugadita que parecía la vieja del grupo. “La verdad –dijo ella en un tono lastimero y casi disculpándose–, es que yo estoy casada y soy muy feliz...”. El comentario me dio una risa que no podía parar.

- ¿Piensa volver un día definitivamente a la isla?

- He tenido alguna opción de volver, pero todavía no lo he hecho. Tengo tantas cosas empezadas aquí, que siempre postergo mi regreso. Pero llegará el momento en que vaya allá.

- ¿En dónde le gustaría morirse: en su isla o fuera de ella?

- A mí ni me gusta ni me gustaría morirme. Pero no sé cómo hacerlo. En todo caso, preferiría que me enterraran en Mallorca, claro.

- ¿Y no quiere que la incineren?

- No. Es como si ya no existiera nada de ti.

Próximamente: Margarita Retuerto Buades.

Inés Picornell (III) Especialista en sueños.


- ¿Es usted especialista en interpretación de sueños?

- Más bien en valoración del sueño. Yo no interpreto los sueños, que están en un terreno totalmente elucubrador.

- ¿Tiene el español más sueño que otras gentes? ¿Duerme como los demás?

- Hay un gran porcentaje de población española que duerme bien pero también es verdad que hay un alto porcentaje con patología de sueño. No puedo compararlos con otras nacionalidades. Lo que sí es cierto es que nosotros trasnochamos más que los ciudadanos de otros países y nos levantamos no demasiado tarde. Quizás hay un hábito de hacer la siesta que otros países no tienen. Pero el español tiene más perspectivas de vida que otras nacionalidades. Luego, debemos de dormir muy bien.

- ¿Tiene el español a sueños fantasiosos?

- El español, como todos. El soñar es bueno. Es el descanso de la mente.

- A qué se deben los sueños de placidez, de miedo, de pánico, en los que terminamos gritando y despertando a todo quisque.

- Algunas veces los terrores y las pesadillas pueden significar algún trastorno psicológico en adultos. Pero son trastornos del sueño. Conocemos mucho del sueño, no de los sueños. Sabemos por qué se despierta uno, si es que deja de respirar, si es que mueve las piernas, etcétera. El no poder dormir es muchas veces un síntoma de una enfermedad.

- ¿Por qué roncamos cuando dormimos?

- Una gran mayoría de adultos roncan por una atonía de los músculos al estar tumbados. El canal respiratorio parece que disminuye un poco y, al salir el aire, produce ese ruido. De manera que hay ronquidos sin ningún significado patológico.

- El sueño, por lo visto, le apasiona. ¿Leyó La vida es sueño?

- De Calderón de la Barca? Hace mucho. Pero me gustaba más la representación. Hay obras que disfruto, al leerlas. Pero esta no. Se me hace más atractiva el verla sobre el escenario. Realmente, la vida es un sueño. Piense que un señor de 75 años se ha pasado 25 de su vida durmiendo. Una tercera parte. Una persona dura más sin comer que sin dormir. Y, gracias a la neurofisiología, se ha podido abordar el sueño.

Inés Picornell: (y IV) “Algún día, regresaré definitivamente a Mallorca”

jueves, 28 de abril de 2011

Inés Picornel: (II) Pionera en medicina.


- A lo largo de su amplia experiencia usted ha recorrido varios cargos de importancia dentro de su especialidad. En algunos, fue la primera mujer que los ocupó.

- En efecto, fui dos veces presidente de la Sociedad Española de Neurofisiología Clínica y ahora presidente de honor. Y lo fui porque la mayoría de los que me votaron, que eran hombres, me eligieron a mí. Tengo una muy buena relación con la gente. Soy muy buena relaciones públicas.

- Fue presidente de la Comisión Nacional de Neurofisiología Clínica

- Además de secretario general del Consejo Nacional de Especialidades Médicas

- Observo que no le gusta el nombre de “secretaria” aplicado a la mujer.

- Secretaria es la persona que sabe los secretos del jefe. Mientras que mi papel es fedatario del consejo. Soy la que da fe de lo que pasa en él. Tampoco soy partidaria de separar la palabra juez y jueza. Me parece ridículo. Para mí juez o médico son profesiones y me da igual que las ejerza un hombre o una mujer. Son cargos y éstos, para mí, no tienen sexo. Como el de presidente. Cuando uno dice presidenta se refiere a la mujer del presidente. No a la mujer que ocupa el cargo de presidente. Es una obsesión feminista.

- Y usted no es feminista. ¿O sí lo es?

- La vida no me ha obligado a ello.

- ¿Algún otro cargo a lo largo de su vida de médico?

- Durante mucho tiempo, he sido delegado internacional de la Liga Española contra la Epilepsia. Ahora, soy Presidenta y secretario General del Consejo Nacional de Especialidad Médica cargo al que nunca llegó una mujer, hasta el momento.

- Observo que la mujer ha irrumpido en la medicina de una forma importante.

- Así es. Los hombres no nos han puesto demasiadas barreras a la hora de trabajar en equipo. De todas formas, hoy, en casi todas las carreras, excepto en la de ingeniería, ya hay más mujeres que hombres. Pero luego encontramos que los puestos de poder no están ocupados por ellas. Como dice un amigo mío: las números uno son las mujeres, pero ¿dónde están? ¿Qué hacen? Tampoco en la política hay demasiadas. Y es que el enfoque de la vida de la mujer es distinto al del hombre. El más tonto de los hombres puede ser jefe y nadie lo discute. Mientras que una mujer ya puede ser lista y hacer las cosas bien, que muy difícilmente llega a jefa. A nosotras se nos exige muchísimo más que a los hombres.

Inés Picornell (III): Especialista en sueños

miércoles, 27 de abril de 2011

Inés Picornell Darder. Maestra y Neuróloga.


Inés Picornell Darder nace en Esporlas, un día de marzo del siglo pasado, el mismo que Felipe González. Es hija de un farmacéutico y tiene siete hermanos. Cursa primeros estudios en Magisterio que acaba con premio extraordinario. Pero ella quiere ser médico. Eran los años sesenta, tiempo en que se permitía a los varones salir fuera de la isla para cursar alguna carrera, pero no a las hembras, que debían estar más protegidas y no hacer esas locuras. Pero si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña. Y su padre vende su farmacia para ir a Madrid, en donde sus ocho hijos estudiarán. Sólo al trasladarse allí se le permite estudiar medicina. En 1971, se licencia con premio extraordinario. Y se convierte en una neuróloga de cierto prestigio. Es Presidente de Honor de la Sección Española de Neurofisiología Clínica y Presidente de la Comisión Nacional. Durante 17 años preside la Secretaría General del Consejo Nacional de Especialidades Médicas. En el año 1986, dirige por seis años la Revista Española de Epilepsia. Y, desde 2001, año que la entrevistamos, preside la Liga Española contra el Cáncer y la Liga Española contra la Epilepsia (LECE).

- ¿Por qué se fue de Mallorca?

- Mis padres decidieron salir de la isla para que todos pudiéramos estudiar una carrera, cosa que allí era imposible. Era la única posibilidad de dar estudios a todos mis hermanos. Y, en 1965, nos vinimos a Madrid, sin un trabajo ni un puesto fijo. Menos mal que, como farmacéutico que era, mi padre tuvo enseguida la posibilidad de abrir una farmacia.

- ¿Cómo era la isla cuando la dejó, comparada con la de hoy?

- Muy diferente, aunque hay cosas que no han cambiado. Yo creo que Mallorca debe ser el único sitio del Mundo que ha convertido a los turistas en un ghetto. La isla contaba con muchos turistas, pero eran recibidos aparte. Con unas ideas mucho más abiertas, renovadoras y libertinas, los turistas que venían a la isla estaban aparcados en espacios dedicados a ellos, lo que permitió que no “contaminaran” a los mallorquines. Ello ha permitido conservar cosas, sobre todo en el medio rural. Hubiera podido ser la primera isla “contaminada” por el turista, pero no fue así. Y aunque, posteriormente, fue “invadida” por ellos, todavía hoy en día no se puede hablar de una mezcla total. El mallorquín, que es generoso hasta cierto punto, sigue siendo muy suyo, mantiene ciertas barreras y establece una diferencia entre él y los turistas que le visitan.

- ¿Y sigue conservando su propia personalidad?

- Así es. Tiene la apariencia de no importarle mucho las cosas. Es una persona discreta que no necesita protagonizar ni programar nada. Su lema es “ja eu vorem”. Nunca dice “no”, sino “ya veremos”. Algo que puede ser “sí”, pero que posiblemente sea un “no”. Y no quiere comprometerse ni atarse a nada sin haberlo pensado bien. En cuanto a la mujer es especial: el único monumento levantado en el Mundo a la mujer está en Sa Pobla. La mallorquina es muy fuerte.

- Una vez terminada su carrera de medicina ¿en qué se especializó?

- En Neurofisiología, en el Clínico. Hice la tesis doctoral sobre este tema. Luego, conseguí una beca para ampliar estudios de epilepsia, en Marsella, con Henry Gastaud, y regresé a Madrid en donde hice unas oposiciones para entrar en la Paz, de médico adjunto en Neurofisiología.

Mañana: (II)Inés Picornell: Pionera en Medicina

domingo, 24 de abril de 2011

Miguel Tugores Rull. Ex aparejador, ex responsable de la Oficina Técnica de RTVE. Director de la Galería de Arte Dionis Benassar.



Miguel Tugores es un mallorquín que ha nacido dos veces: la primera, el 1 de diciembre de 1944, en Port de Pollensa, en donde pasa su infancia entre pescadores, como su padre y entre payesas, como su madre; la segunda, 34 años más tarde, en Madrid, al llegar en un “Seat 600” lleno de libros, con un niño detrás y la mujer delante, sujetando en su mano una maceta de un helecho. Ingresa en RTVE como aparejador y crea su Galería de Arte Dionis Bennasar. Tugores trabaja allí como responsable de la Oficina Técnica de Televisión, contribuyendo al levantamiento de la torre apodada “El Pirulí” y promociona su galería como centro de manifestaciones artísticas y literarias. En ella, conocida como “Consulado de Pollensa en Madrid”, artistas mallorquines y peninsulares exponen a menudo sus obras y se convierte en un punto de encuentro para isleños en la capital de España. Madrid. En el fondo de su ser, Tugores, desde Madrid, se siente mallorquín e isleño en tierra seca y recuerda su infancia, salpicada de salitre y de los temporales cuyas olas llegaban hasta la puerta de su casa.

- ¿Cómo vivió su pubertad y adolescencia?

- Junto al mar, en el Port de Pollensa. Y está teñida de ciertos colores pictóricos. Mis padres eran analfabetos y, a los 20 años, me di cuenta de que también yo, como otros amigos, podía estudiar. En un año, curso quinto, sexto y reválida y, a los 21, salgo de la isla para estudiar, en Sevilla, la carrera de aparejador, en donde paso hambre, frío y toda clase de aventuras. Terminé en Barcelona, en donde trabajé, durante tres años, con el arquitecto Emilio Donato, con el que aprendí lo que sé de arquitectura. Me gané la vida haciendo, primero, de delineante; luego, de delineante proyectista, y terminé de aparejador con innumerables proyectos. No puedo negar que me gusta el diseño y la creación.

“Abandoné Mallorca por mi bronquitis”

- Sus años en Mallorca terminan pronto. ¿Por qué la abandonó?

- Tenía serios problemas de alergia y bronquitis asmática debido a los ácaros, unos bichitos microscópicos que me producen unas reacciones que pueden llegar a ser mortales, sobre todo en climas cálidos y húmedos. Hasta que un médico de Son Dureta me recomendó desplazarme a Madrid en donde viviría mejor. Yo era todavía joven y valiente y me vine aquí.

- ¿Y empezó de nuevo su vida?

- No me curé, porque si vuelvo a Mallorca me puede volver la crisis. Pero mejoré muchísimo. Y pude llevar vida normal y hasta hacer un poco de esfuerzo, cosa que en la isla no podía. Pero, la verdad es que pasé los dos primeros años con bastantes dificultades materiales. En Castilla, yo era un extranjero que no tenía nada que ver con el lugar en donde vivía ni por la lengua que hablaba, ni por la cultura que me había amamantado. Pero continué con los recuerdos y palabras que hacían referencia al mundo del mar de marineros y payeses de mi infancia.

- Políticamente ¿también tuvo crisis asmática? Porque, en Mallorca formaba parte de un partido político izquierdista.

- Siempre he tenido una idea de progreso y de justicia social. Creo que el mundo debe ir mejor, con utopías en el horizonte. Es más, soy una de las personas que no se frustró al esperar más de la democracia. Yo quería un socialismo entendido como una sociedad justa y, en este sentido, no sufrí ninguna crisis política, ni me sentí frustrado. Creo que está pendiente un mundo mejor y sigo contribuyendo con mis votos y mis posibilidades. Otra cosa es la militancia. Al llegar la democracia, no me tentó el vivir de la política, sino que traté de buscar una manera de vivir como aparejador.

- Y es en Madrid, en donde encuentra un trabajo estable.

- En efecto, tras unas oposiciones, entré en RTVE, en donde, a los dos años, pasé al interiorismo, diseño y proyectos de decoración. Luego, fui el responsable de la Oficina Técnica que hace proyectos de interiorismo del ente público RTVE.

- Su primer trabajo en Madrid fue el Pirulí, la Torre de Comunicaciones para los mundiales del año 82

- Formaba parte de este equipo. Fui uno de los cuatro aparejadores que levantamos el Pirulí, que no es más que una ensaimada con un palo levantado en medio. Tiene una base de 28 metros de diámetro, una altura de 220 y 2,5 de canto en la parte más delgada. Pusimos, en ella, cinco mil toneladas de hormigón. El resto es una torre metálica, con una primera plataforma, a los 118 metros, desde donde se ven los coches como cajetillas de tabaco. Fue mi primera experiencia profesional.

- Corrían ciertos rumores por Madrid de que esta torre tenía cierta inclinación que amenazaba seriamente su seguridad.

- Nunca tuve constancia de ello ni me consta este peligro. Tiene las vibraciones propias de una torre muy alta.

Dionís, consulado de Pollensa en Madrid.

- Evidentemente, y por los lugares en donde se mueve, tiene usted una vena de marchante de arte. Pero, siga. Le escuchamos.

- En Madrid, compro un local. Dionís Bennassar era la negación de una galería de arte. Y lo convertí en un local moderno en el que se puede visitar la casa de un coleccionista. Es como el consulado de Pollensa en Madrid. Abajo hay una exposición que cambia cada mes. Esto es un espacio y un punto de encuentro en donde se gestiona un hotel para unos mallorquines que están de paso, un médico, o se les aconseja cómo moverse por Madrid. Al principio, solía decir que me comprometía a llevar a cualquier isleño desconocido hasta al aeropuerto, con tal de hablar un poco en mallorquín con él.

- ¿Cómo nació esta galería?

- Tras varios años en Madrid, no estaba satisfecho de cómo me iba haciendo castellano y dejaba de ser mallorquín. Cada vez tenía menos contacto con mi lengua nativa y mi cultura de las islas. Así que, cuando salió la posibilidad de crear esta galería, me sentí de nuevo mallorquín en activo y un madrileño ligado al mundo de la cultura madrileña. Ahora practico el mallorquín y hablo telefónicamente con Mallorca prácticamente todos los días del año. O sea que, en Madrid, sigo teniendo mi cordón umbilical unido a Mallorca a través del arte plástico: escultores y pintores.

- ¿Y recibe visitas de mallorquines?

- Sólo algunos de ellos. Tampoco hay demasiados. En el Hogar Balear son unos cuatrocientos. Pero no son como los catalanes, que llegan a más de 350.000, están censados en Madrid y cuentan con su propia asociación. Aquí hacemos siempre las recepciones o las fiestas de inauguración con productos de las islas: sobrasada, una copita de hierbas, palo... Un setenta por ciento de exposiciones que organizamos son de artistas de las islas o que viven en ella. Y tienen aceptación, aunque los primeros años comencé de cero porque no los conocían. Hoy, ya hay artistas isleños que cuentan con su mercado en Madrid. Toni Dionís, por ejemplo, un pintor pollensino, habrá vendido ochenta o noventa cuadros a madrileños.

- Luego deja usted su trabajo en Televisión Española y se dedica al arte más a fondo.

- Me prejubilé, en efecto, gracias a lo cual he podido montar la ferias de Arte de Galerías Españolas. En la IV edición, celebrada en el Palacio de Congresos de Madrid se presentaron obras de medio millar de artistas jóvenes, veteranos y militantes de las vanguardias históricas, a través de cuarenta galerías. Uno centenar de ellos representaban a las Baleares, el mayor contingente de creadores que llegaban a Madrid al mismo tiempo para disputarse el mercado.

“El arte es la segunda mayor fuente de ingresos de Mallorca”.

- ¿Cree que las galerías de arte mallorquinas superan, proporcionalmente hablando, las de Madrid o las de otras ciudades españolas?

- Mallorca tiene posiblemente un número mayor de artistas y de salas de arte que en cualquier lugar del mundo. Yo hice un estudio según el cual Pollensa cuenta con diez galerías de arte privadas y tres o cuatro salas culturales, además de tener a más de doscientas personas que pintan. Todo eso, en una ciudad que contaba con una población de diez mil habitantes. Si en el año 1988, en Nueva York, con 20 millones de habitantes, había 25.000 artistas plásticos censados, en Pollensa, con una población de 10.000, había 200. Es decir que en este pueblo mallorquín había más artista por persona (un 2 por ciento) que en Nueva York (un 1,5 por ciento). Y, seguramente, no hay ningún pueblo del Mundo con más salas de arte y más artista por habitante que Pollensa o Mallorca por extensión. Igualmente, hace unos años, leí una noticia espectacular que me gustaría contrastar, según la cual la principal fuente de ingresos de la isla después del turismo era el arte.

- ¿Vuelve usted habitualmente a Mallorca?

- Voy un par de veces cada año. De lo contrario, me moriría. Es algo que necesito repetir de vez en cuando. Lo primero y lo último que hago, al desplazarme a la isla, es salir a ver el mar, la Abadía, el Cavall Bernat, el Faro de Formentor. Suelo ponerme en el coche música de María del Mar Bonet, de Raimon o de voces catalanas o mallorquinas.

- Entre morir en Mallorca y vivir en Madrid parece que lo tiene claro.

- Lo que toca, en este caso, es vivir en Madrid. Reconozco que aquí soy un mallorquín perdido. Porque un mallorquín, siempre que está fuera de Mallorca, se siente perdido, por muchos años que viva fuera de la isla. Y lo peor es que ni soy madrileño en el pleno sentido, ni soy mallorquín. Para ser de un lugar has de haber nacido y sido criado en el mismo sitio. Porque lo que más te marca son los primeros veinte años de tu vida. Yo me siento sobre todo pollencí, y luego un habitante del Mundo. Porque la solidez te la da la tierra en donde te has criado. Por eso digo que soy un mallorquín que sobrevivo en Madrid. Porque vivir es sobrevivir. Y, mi cabeza está más en mis identidades que vienen de atrás.

- ¿En dónde le gustaría que le enterraran?

- Quisiera que tirasen mis cenizas por el precipicio de El Cabo Formentor.

Miguel Tugores (y IV) El arte es la segunda mayor fuente de ingresos de Mallorca.




- ¿Cree que las galerías de arte mallorquinas superan, proporcionalmente hablando, las de Madrid o las de otras ciudades españolas?

- Mallorca tiene posiblemente un número mayor de artistas y de salas de arte que en cualquier lugar del mundo. Yo hice un estudio según el cual Pollensa cuenta con diez galerías de arte privadas y tres o cuatro salas culturales, además de tener a más de doscientas personas que pintan. Todo eso, en una ciudad que contaba con una población de diez mil habitantes. Si en el año 1988, en Nueva York, con 20 millones de habitantes, había 25.000 artistas plásticos censados, en Pollensa, con una población de 10.000, había 200. Es decir que en este pueblo mallorquín había más artista por persona (un 2 por ciento) que en Nueva York (un 1,5 por ciento). Y, seguramente, no hay ningún pueblo del Mundo con más salas de arte y más artista por habitante que Pollensa o Mallorca por extensión. Igualmente, hace unos años, leí una noticia espectacular que me gustaría contrastar, según la cual la principal fuente de ingresos de la isla después del turismo era el arte.

- ¿Vuelve usted habitualmente a Mallorca?

- Voy un par de veces cada año. De lo contrario, me moriría. Es algo que necesito repetir de vez en cuando. Lo primero y lo último que hago, al desplazarme a la isla, es salir a ver el mar, la Abadía, el Cavall Bernat, el Faro de Formentor. Suelo ponerme en el coche música de María del Mar Bonet, de Raimon o de voces catalanas o mallorquinas.

- Entre morir en Mallorca y vivir en Madrid parece que lo tiene claro.

- Lo que toca, en este caso, es vivir en Madrid. Reconozco que aquí soy un mallorquín perdido. Porque un mallorquín, siempre que está fuera de Mallorca, se siente perdido, por muchos años que viva fuera de la isla. Y lo peor es que, en pleno sentido ni soy madrileño, ni soy mallorquín. Para ser de un lugar has de haber nacido y sido criado en el mismo sitio. Porque lo que más te marca son los primeros veinte años de tu vida. Yo me siento sobre todo pollencí, y luego un habitante del Mundo. Porque la solidez te la da la tierra en donde te has criado. Por eso digo que soy un mallorquín que sobrevivo en Madrid. Porque vivir es sobrevivir. Y, mi cabeza está más en mis identidades que vienen de atrás.

- ¿En dónde le gustaría que le enterraran?

- Quisiera que tirasen mis cenizas por el precipicio de El Cabo Formentor.

viernes, 22 de abril de 2011

Miguel Tugores: (III) Dionís, consulado de Pollensa en Madrid.


José Luis Armentia presenta sus "Duerpos sin rostro" en la Galería Dionís.


- Evidentemente, y por los lugares en donde se mueve, tiene usted una vena de marchante de arte. Pero, siga. Le escuchamos.

- En Madrid, compro un local. Dionís Bennassar era la negación de una galería de arte. Y lo convertí en un local moderno en el que se puede visitar la casa de un coleccionista. Es como el consulado de Pollensa en Madrid. Abajo hay una exposición que cambia cada mes. Esto es un espacio y un punto de encuentro en donde se gestiona un hotel para unos mallorquines que están de paso, un médico, o se les aconseja cómo moverse por Madrid. Al principio, solía decir que me comprometía a llevar a cualquier isleño desconocido hasta al aeropuerto, con tal de hablar un poco en mallorquín con él.

- ¿Cómo nació esta galería?

- Tras varios años en Madrid, no estaba satisfecho de cómo me iba haciendo castellano y dejaba de ser mallorquín. Cada vez tenía menos contacto con mi lengua nativa y mi cultura de las islas. Así que, cuando salió la posibilidad de crear esta galería, me sentí de nuevo mallorquín en activo y un madrileño ligado al mundo de la cultura madrileña. Ahora practico el mallorquín y hablo telefóncamente con Mallorca prácticamente todos los días del año. O sea que, en Madrid, sigo teniendo mi cordón umbilical unido a Mallorca a través del arte plástico: escultores y pintores.

- ¿Y recibe visitas de mallorquines?

- Sólo algunos de ellos. Tampoco hay demasiados. En el Hogar Balear son unos cuatrocientos. Pero no son como los catalanes, que llegan a más de 350.000, están censados en Madrid y cuentan con su propia asociación. Aquí hacemos siempre las recepciones o las fiestas de inauguración con productos de las islas: sobrasada, una copita de hierbas, palo... Un setenta por ciento de exposiciones que organizamos son de artistas de las islas o que viven en ella. Y tienen aceptación, aunque los primeros años comencé de cero porque no los conocían. Hoy, ya hay artistas isleños que cuentan con su mercado en Madrid. Toni Dionís, por ejemplo, un pintor pollensino, habrá vendido ochenta o noventa cuadros a madrileños.

- Luego deja usted su trabajo en Televisión Española y se dedica al arte más a fondo.

- Me prejubilé, en efecto, gracias a lo cual he podido montar la ferias de Arte de Galerías Españolas. En la IV edición, celebrada en el Palacio de Congresos de Madrid se presentaron obras de medio millar de artistas jóvenes, veteranos y militantes de las vanguardias históricas, a través de cuarenta galerías. Uno centenar de ellos representaban a las Baleares, el mayor contingente de creadores que llegaban a Madrid al mismo tiempo para disputarse el mercado.

Mañana: Miguel Tugores. (IV) “El arte es la segunda mayor fuente de ingresos de Mallorca”.

miércoles, 20 de abril de 2011

Miguel Tugores (II): “Abandoné Mallorca por mi bronquitis”.



- Sus años en Mallorca terminan pronto. ¿Por qué la abandonó?

- Tenía serios problemas de alergia y bronquitis asmática debido a los ácaros, unos bichitos microscópicos que me producen unas reacciones que pueden llegar a ser mortales, sobre todo en climas cálidos y húmedos. Hasta que un médico de Son Dureta me recomendó desplazarme a Madrid en donde viviría mejor. Yo era todavía joven y valiente y me vine aquí.

- ¿Y empezó de nuevo su vida?

- No me curé, porque si vuelvo a Mallorca me puede volver la crisis. Pero mejoré muchísimo. Y pude llevar vida normal y hasta hacer un poco de esfuerzo, cosa que en la isla no podía. Pero, la verdad es que pasé los dos primeros años con bastantes dificultades materiales. En Castilla, yo era un extranjero que no tenía nada que ver con el lugar en donde vivía ni por la lengua que hablaba, ni por la cultura que me había amamantado. Pero continué con los recuerdos y palabras que hacían referencia al mundo del mar de marineros y payeses de mi infancia.

- Políticamente ¿también tuvo crisis asmática? Porque, en Mallorca formaba parte de un partido político izquierdista.

- Siempre he tenido una idea de progreso y de justicia social. Creo que el mundo debe ir mejor, con utopías en el horizonte. Es más, soy una de las personas que no se frustró al esperar más de la democracia. Yo quería un socialismo entendido como una sociedad justa y, en este sentido, no sufrí ninguna crisis política, ni me sentí frustrado. Creo que está pendiente un mundo mejor y sigo contribuyendo con mis votos y mis posibilidades. Otra cosa es la militancia. Al llegar la democracia, no me tentó el vivir de la política, sino que traté de buscar una manera de vivir como aparejador.

- Y es en Madrid, en donde encuentra un trabajo estable.

- En efecto, tras unas oposiciones, entré en RTVE, en donde, a los dos años, pasé al interiorismo, diseño y proyectos de decoración. Luego, fui el responsable de la Oficina Técnica que hace proyectos de interiorismo del ente público RTVE.

- Su primer trabajo en Madrid fue el Pirulí, la Torre de Comunicaciones para los mundiales del año 82

- Formaba parte de este equipo. Fui uno de los cuatro aparejadores que levantamos el Pirulí, que no es más que una ensaimada con un palo levantado en medio. Tiene una base de 28 metros de diámetro, una altura de 220 y 2,5 de canto en la parte más delgada. Pusimos, en ella, cinco mil toneladas de hormigón. El resto es una torre metálica, con una primera plataforma, a los 118 metros, desde donde se ven los coches como cajetillas de tabaco. Fue mi primera experiencia profesional.

- Corrían ciertos rumores por Madrid de que esta torre tenía cierta inclinación que amenazaba seriamente su seguridad.

- Nunca tuve constancia de ello ni me consta este peligro. Tiene las vibraciones propias de una torre muy alta.

Mañana: Miguel Tugores (III) Dionís, consulado de Pollensa en Madrid.

Miguel Tugores Rull. Ex aparejador, ex responsable de la Oficina Técnica de RTVE. Director de la Galería de Arte Dionis Benassar


Miguel Tugores es un mallorquín que ha nacido dos veces: la primera, el 1 de diciembre de 1944, en Port de Pollensa, en donde pasa su infancia entre pescadores, como su padre, y entre payesas, como su madre; la segunda, 34 años más tarde, en Madrid, al llegar en un “Seat 600” lleno de libros, con un niño detrás y la mujer delante, sujetando en su mano una maceta de un helecho. Ingresa en RTVE como aparejador y crea su Galería de Arte Dionis Bennasar. Tugores trabaja allí como responsable de la Oficina Técnica de Televisión, contribuyendo al levantamiento de la torre apodada “El Pirulí” y promociona su galería como centro de manifestaciones artísticas y literarias. En ella, conocida como “Consulado de Pollensa en Madrid”, artistas mallorquines y peninsulares exponen a menudo sus obras y se convierte en un punto de encuentro para isleños en la capital de España. Madrid. En el fondo de su ser, Tugores, desde Madrid, se siente mallorquín e isleño en tierra seca y recuerda su infancia, salpicada de salitre y de los temporales cuyas olas llegaban hasta la puerta de su casa.

- ¿Cómo vivió su pubertad y adolescencia?

- Junto al mar, en el Port de Pollensa. Y está teñida de ciertos colores pictóricos. Mis padres eran analfabetos y, a los 20 años, me di cuenta de que también yo, como otros amigos, podía estudiar. En un año, curso quinto, sexto y reválida y, a los 21, salgo de la isla para estudiar, en Sevilla, la carrera de aparejador, en donde paso hambre, frío y toda clase de aventuras. Terminé en Barcelona, en donde trabajé, durante tres años, con el arquitecto Emilio Donato, con el que aprendí lo que sé de arquitectura. Me gané la vida haciendo, primero, de delineante; luego, de delineante proyectista, y terminé de aparejador con innumerables proyectos. No puedo negar que me gusta el diseño y la creación.

Mañana: Miguel Tugores (II) “Abandoné Mallorca por mi bronquitis”

lunes, 18 de abril de 2011

Miguel Francisco Oliver Roca, ex Director de Sa Nostra en Madrid.



Hijo de un funcionario de aviación, Miguel F. Oliver nace el 8 de febrero de 1950, en Palma de Mallorca. Cuenta con cuatro hermanos más. Su infancia se desarrolla en un ambiente muy agradable y campechano. “Un ambiente en el que no había maledicencias –advierte como si el mundo estuviera apestado por las mismas–. Nos conformábamos con muy poco y recuerdo una infancia muy feliz”. Estudia el bachillerato en el colegio La Salle. Luego, pasa a la Escuela de Comercio en donde cursa Profesorado Mercantil con una beca de la Cámara de Comercio. Pasa a la Universidad, en el primer ciclo de Ciencias Empresariales y se hace auditor de cuentas. Se inscribe en el Registro Oficial del Roac y sigue unos cursos de postgraduado con el IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), en Barcelona, y otro de Master en Finanzas, en la Universidad de Deusto, patrocinado por la Confederación Española de las Cajas de Ahorros. Es corresponsal de la CCB (Cámara de Comercio Británica) en España. Le entrevistamos, en el 2001, en la misma sede de la Caja de Baleares en Madrid, en la que ejerció de director de zona de la Península y Canarias. Diez años más tarde, hace tres meses, Miguel F. Oliver se ha jubilado.

- ¿Era usted buen estudiante, en el bachillerato?

- Yo diría que del montón. Ni bueno ni malo, dentro de una tonalidad intermedia.

- Terminados sus estudios, ¿en dónde hizo sus primeros trabajos?

- Tenía 23 años cuando entré en una entidad financiera en Baleares, en la que estuve hasta principios del 87. Ese año formé parte de un despacho de asesoramiento empresarial. Fue casi al mismo tiempo en que se me presentó la oportunidad de entrar en La Caja de Baleares, “Sa Nostra”, en Madrid. Necesitaban la cobertura de la dirección.

- ¿Conocía usted Madrid?

- Había estado algunas veces de viaje. Tengo familia que reside aquí. Y era una vieja aspiración que yo tenía. Siempre había pensado salir durante una época de Baleares porque no conocía otras cosas fuera del límite de las islas, en el sentido técnico y profesional.

Vivir en Madrid.

- ¿Cuentan ustedes con muchos clientes mallorquines en esta sucursal de “Sa Nostra”?

- En Madrid vive una colonia de mallorquines y, en el año 1984, se abrió esta sucursal. Llegué a ella, como le he dicho, en 1987. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las entidades financieras españolas tienen una oficina como mínimo abierta en Madrid, al ser importante la dependencia de esta capital, sobre todo de cara al Banco de España, a la Confederación Española de las Cajas de Ahorro, a los intermediarios financieros, a la Bolsa, etcétera. La finalidad de esta oficina, al instalarse aquí, fue establecer un poco la conexión que había con empresas de Madrid que estaban operando en Baleares y viceversa, las de las Baleares que estaban operando en Madrid. Se trataba de establecer la canalización de estos recursos. Sin olvidar, por supuesto, una tercera justificación: la de dar servicios a la colonia mallorquina que vive en esta capital. Aparte, estamos atendiendo casi a diario a gente de Baleares que viene a Madrid por cuestiones laborales, profesionales o turísticas.

- ¿Conoce usted personalmente a todos sus clientes?

- Conozco a bastante gente. Tenga en cuenta que el trato que reciben es muy personal y, lógicamente, tenemos una relación bastante estrecha con ellos.

- ¿Cómo es el isleño que vive en Madrid?

- Yo creo que, inicialmente, ha sido un aventurero, y una persona que, lógicamente, ha aspirado a algo más que a quedarse en las mismas islas. Los que están asentados desde hace muchos años tienen sus despachos profesionales o sus negocios. Hay otros que están en plan provisional, como empleados de multinacionales, de alguna empresa pública, etcétera, que vienen destinados por unos años, volviendo luego a la isla. En general, yo creo que el isleño es gente muy despierta, muy aventurera, que sabe lo que se lleva entre manos.

- ¿Cómo se ven las islas desde Madrid?

- Trabajar en Madrid es muy enriquecedor. Eso te da, evidentemente, otra mentalidad. Madrid da una visión mucho más amplia. Evidentemente, estando fuera de las islas, sabes y conoces algo más. La perspectiva es mucho más amplia. Las Baleares son islas que tienen una calidad de vida enorme, muy superior, yo diría, a Madrid. Pero el trabajar aquí puede aventajar en cierta manera en el plano técnico y profesional.

- Dicen que Baleares es una de las provincias con mayor número de bancos y de cajas de ahorros. ¿A qué se debe esto?

- A la creciente actividad económica que hay, motivada fundamentalmente por el sector turístico. Baleares, en este sentido, se ha ido desarrollando cada vez más. La inversión extranjera acude con mayor intensidad. Y, evidentemente, esto crea un valor añadido importante.

- También se dice que es una de las provincias en las que se lee menos. En donde hay mayor número de analfabetos o iletrados. ¿Eso es bueno o malo para los banqueros?

- ¿Quiénes leen menos: los banqueros o la gente de Baleares?

- La gente de Baleares. Posiblemente por esta gran actividad económica, la gente esté más ocupada en su quehacer diario y profesional y no tenga tiempo de leer. Pero yo creo que la lectura no se debe abandonar nunca. Es algo que nos sirve para ilustrarnos inicialmente y sobre todo para ensanchar los conocimientos que tenemos fuera de los límites de nuestras islas. No obstante, quiero manifestarle que la gente está cada día más avezada en los temas económicos, debido a la información que dispone a través de las entidades financieras y de los medios de comunicación.

- ¿Cree usted que el leer y el cultivarse contribuye a que los bancos ganen más?

- El leer y cultivarse nos ayuda a todos. Ahora bien, yo no entro en el tema de si en Baleares se lee mucho o poco. Lo que sí opino es que la gente debe ilustrarse, enriquecerse y ampliar sus conocimientos en el plan profesional porque cada día hay más competencia. Y en el cultural porque tenemos que ampliar nuestra cultura.

- ¿Qué han hecho los Bancos y las Cajas para mantener el nivel cultural tan escaso que parece haber en Baleares?

- Ignoro lo que los Bancos han hecho. Pero yo creo que las Cajas contribuyen, a través de nuestra obra social, a elevar ese nivel cultural y asistencial. Nosotros, en el 98, dedicamos 1.200 millones de pesetas a nuestra obra social que incluye un abanico extensísimo de todo tipo de actividades culturales y asistenciales. En eso, “Sa Nostra” contribuye anualmente de una manera más intensa. Piense que, cuando yo llegué aquí, en el año 87, el presupuesto de la obra social y cultural de “Sa Nostra” no creo que llegase a cuatrocientos millones de pesetas. O sea que, en unos diez años, se ha más que triplicado.

- Me pregunto si existen los que siguen desconfiando de los Bancos en general –Cajas y Bancos– y prefieren no ingresar su dinero en ellos, sino guardarlo en su casa.

- La gente está cada vez más implicada en las entidades financieras. Vienen a diario para obtener asesoramiento y para recolocar sus fondos a fin de sacarles el máximo rendimiento. No creo que la gente guarde el dinero en su casa. En todo caso, puede haber algunas excepciones que apenas cuentan. Los ingresos de la gente están cada vez más canalizados a través de las entidades financieras.

- ¿Continuará usted en su puesto madrileño o piensa volver algún día a la isla?

- Aquí llegué sin vencimiento y sigo. Lógicamente, estoy a expensas de lo que diga mi empresa y no me he puesto ninguna fecha de retorno. Pero, supongo que algún día volveré allí.

- ¿Es usted soltero o casado?

- Casado y con cuatro hijos. El mayor ha terminado la carrera de Ciencias de la Información. Dos chicas que han hecho Dirección y Administración de Empresas y el menor. Mi mujer es de Barcelona, pero ha vivido casi toda su vida en Madrid.

- ¿Alguno de sus hijos piensa seguir sus pasos en la banca?

- De momento no hay ninguno que se haya manifestado en este sentido. Yo estoy para aconsejarles pero tampoco quiero influir en nada.

- ¿Hablan ustedes en catalán en su casa?

- Normalmente, lo hacemos en castellano.

- ¿Y acuden en los veranos a la isla?

- Cada verano y alguna vez en Semana Santa. Allí tenemos una casa. El contacto con Mallorca es permanente y no lo vamos a perder nunca.

- ¿Qué le falta especialmente a Mallorca?

- Lo mismo que le falta al resto del país, una industria consolidada. Depende exclusivamente del sector servicios y está pendiente de si el sol la acompaña o no. Pero, poco a poco, se da cuenta de que tiene que ampliarse hacia otras esferas, aunque sean derivadas de la fuente inicial, y hacia otro tipo de industrias para ir consolidándose y no depender sólo del monocultivo del turismo.

- Si algún día llega a jubilarse, ¿Volverá usted a la isla?

- Eso espero. O al menos pasaré temporadas allí.

- ¿Alguna vez se ha preocupado de su muerte?

- En alguna ocasión he pensado en ella, pero, evidentemente, no es un tema que en este momento me preocupe demasiado.


Próximamente: Miguel Tugores, ex aparejador y director de galerías de arte.


jueves, 14 de abril de 2011

Miguel F. Oliver (y III): “Sa Nostra triplicó la actividad cultural y social

Miguel Oliver, en “Sa Nostra”, en el 2001.


- ¿Cree usted que el leer y el cultivarse contribuye a que los bancos ganen más?


- El leer y cultivarse nos ayuda a todos. Ahora bien, yo no entro en el tema de si en Baleares se lee mucho o poco. Lo que sí opino es que la gente debe ilustrarse, enriquecerse y ampliar sus conocimientos en el plan profesional porque cada día hay más competencia. Y en el cultural porque tenemos que ampliar nuestra cultura.


- ¿Qué han hecho los Bancos y las Cajas para mantener el nivel cultural tan escaso que parece haber en Baleares?


- Ignoro lo que los Bancos han hecho. Pero yo creo que las Cajas contribuyen, a través de nuestra obra social, a elevar ese nivel cultural y asistencial. Nosotros, en el 98, dedicamos 1.200 millones de pesetas a nuestra obra social que incluye un abanico extensísimo de todo tipo de actividades culturales y asistenciales. En eso, “Sa Nostra” contribuye anualmente de una manera más intensa. Piense que, cuando yo llegué aquí, en el año 87, el presupuesto de la obra social y cultural de “Sa Nostra” no creo que llegase a cuatrocientos millones de pesetas. O sea que, en unos diez años, se ha más que triplicado.


- Me pregunto si existen los que siguen desconfiando de los Bancos en general –Cajas y Bancos– y prefieren no ingresar su dinero en ellos, sino guardarlo en su casa.


- La gente está cada vez más implicada en las entidades financieras. Vienen a diario para obtener asesoramiento y para recolocar sus fondos a fin de sacarles el máximo rendimiento. No creo que la gente guarde el dinero en su casa. En todo caso, puede haber algunas excepciones que apenas cuentan. Los ingresos de la gente están cada vez más canalizados a través de las entidades financieras.


- ¿Continuará usted en su puesto madrileño o piensa volver algún día a la isla?


- Aquí llegué sin vencimiento y sigo. Lógicamente, estoy a expensas de lo que diga mi empresa y no me he puesto ninguna fecha de retorno. Pero, supongo que algún día volveré allí.


- ¿Es usted soltero o casado?


- Casado y con cuatro hijos. El mayor ha terminado la carrera de Ciencias de la Información. Dos chicas que han hecho Dirección y Administración de Empresas y el menor. Mi mujer es de Barcelona, pero ha vivido casi toda su vida en Madrid.


- ¿Alguno de sus hijos piensa seguir sus pasos en la banca?


- De momento no hay ninguno que se haya manifestado en este sentido. Yo estoy para aconsejarles pero tampoco quiero influir en nada.


- ¿Hablan ustedes en catalán en su casa?


- Normalmente, lo hacemos en castellano.


- ¿Y acuden en los veranos a la isla?


- Cada verano y alguna vez en Semana Santa. Allí tenemos una casa. El contacto con Mallorca es permanente y no lo vamos a perder nunca.


- ¿Qué le falta especialmente a Mallorca?


- Lo mismo que le falta al resto del país, una industria consolidada. Depende exclusivamente del sector servicios y está pendiente de si el sol la acompaña o no. Pero, poco a poco, se da cuenta de que tiene que ampliarse hacia otras esferas, aunque sean derivadas de la fuente inicial, y hacia otro tipo de industrias para ir consolidándose y no depender sólo del monocultivo del turismo.


- Si algún día llega a jubilarse, ¿volverá usted a la isla?


- Eso espero. O al menos pasaré temporadas allí.


- ¿Alguna vez se ha preocupado de su muerte?


- En alguna ocasión he pensado en ella, pero, evidentemente, no es un tema que en este momento me preocupe demasiado.

miércoles, 13 de abril de 2011

Miguel F. Oliver: (II) Vivir en Madrid.

(Recordamos que estas entrevistas fueron hechas hace unos diez años, antes de desencadenarse la crisis.)


- ¿Cuentan ustedes con muchos clientes mallorquines en esta sucursal de “Sa Nostra”?


- En Madrid vive una colonia de mallorquines y, en el año 1984, se abrió esta sucursal. Llegué a ella, como le he dicho, en 1987. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las entidades financieras españolas tienen una oficina como mínimo abierta en Madrid, al ser importante la dependencia de esta capital, sobre todo de cara al Banco de España, a la Confederación Española de las Cajas de Ahorro, a los intermediarios financieros, a la Bolsa, etcétera. La finalidad de esta oficina, al instalarse aquí, fue establecer un poco la conexión que había con empresas de Madrid que estaban operando en Baleares y viceversa, las de las Baleares que estaban operando en Madrid. Se trataba de establecer la canalización de estos recursos. Sin olvidar, por supuesto, una tercera justificación: la de dar servicios a la colonia mallorquina que vive en esta capital. Aparte, estamos atendiendo casi a diario a gente de Baleares que viene a Madrid por cuestiones laborales, profesionales o turísticas.


- ¿Conoce usted personalmente a todos sus clientes?


- Conozco a bastante gente. Tenga en cuenta que el trato que reciben es muy personal y, lógicamente, tenemos una relación bastante estrecha con ellos.


- ¿Cómo es el isleño que vive en Madrid? - Yo creo que, inicialmente, ha sido un aventurero, y una persona que, lógicamente, ha aspirado a algo más que a quedarse en las mismas islas. Los que están asentados desde hace muchos años tienen sus despachos profesionales o sus negocios. Hay otros que están en plan provisional, como empleados de multinacionales, de alguna empresa pública, etcétera, que vienen destinados por unos años, volviendo luego a la isla. En general, yo creo que el isleño es gente muy despierta, muy aventurera, que sabe lo que se lleva entre manos.


- ¿Cómo se ven las islas desde Madrid?


- Trabajar en Madrid es muy enriquecedor. Eso te da, evidentemente, otra mentalidad. Madrid da una visión mucho más amplia. Evidentemente, estando fuera de las islas, sabes y conoces algo más. La perspectiva es mucho más amplia. Las Baleares son islas que tienen una calidad de vida enorme, muy superior, yo diría, a Madrid. Pero el trabajar aquí puede aventajar en cierta manera en el plano técnico y profesional.


- Dicen que Baleares es una de las provincias con mayor número de bancos y de cajas de ahorros. ¿A qué se debe esto?


- A la creciente actividad económica que hay, motivada fundamentalmente por el sector turístico. Baleares, en este sentido, se ha ido desarrollando cada vez más. La inversión extranjera acude con mayor intensidad. Y, evidentemente, esto crea un valor añadido importante.


- También se dice que es una de las provincias en las que se lee menos. En donde hay mayor número de analfabetos o iletrados. ¿Eso es bueno o malo para los banqueros?


- ¿Quiénes leen menos: los banqueros o la gente de Baleares?


- La gente de Baleares.


- Posiblemente por esta gran actividad económica, la gente esté más ocupada en su quehacer diario y profesional y no tenga tiempo de leer. Pero yo creo que la lectura no se debe abandonar nunca. Es algo que nos sirve para ilustrarnos inicialmente y sobre todo para ensanchar los conocimientos que tenemos fuera de los límites de nuestras islas. No obstante, quiero manifestarle que la gente está cada día más avezada en los temas económicos, debido a la información que dispone a través de las entidades financieras y de los medios de comunicación.


Mañana: (y III) “Sa Nostra triplicó la actividad cultural y social”

martes, 12 de abril de 2011

Miguel Francisco Oliver Roca, ex director de "Sa Nostra" en Madrid


Hijo de un funcionario de aviación, Miguel F. Oliver nace el 8 de febrero de 1950, en Palma de Mallorca. Cuenta con cuatro hermanos más. Su infancia se desarrolla en un ambiente muy agradable y campechano. “Un ambiente en el que no había maledicencias –advierte como si el mundo estuviera apestado por las mismas–. Nos conformábamos con muy poco y recuerdo una infancia muy feliz”. Estudia el bachillerato en el colegio La Salle. Luego, pasa a la Escuela de Comercio en donde cursa Profesorado Mercantil con una beca de la Cámara de Comercio. Pasa a la Universidad, en el primer ciclo de Ciencias Empresariales y se hace auditor de cuentas. Se inscribe en el Registro Oficial del Roac y sigue unos cursos de postgraduado con el IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), en Barcelona, y otro de Master en Finanzas, en la Universidad de Deusto, patrocinado por la Confederación Española de las Cajas de Ahorros. Es corresponsal de la CCB (Cámara de Comercio Británica) en España. Le entrevistamos, en el 2001, en la misma sede de la Caja de Baleares en Madrid, en la que ejerce de director de zona de la Península y Canarias. Diez años más tarde, hace tres meses, Miguel F. Oliver se ha jubilado.

- ¿Era usted buen estudiante, en el bachillerato?

- Yo diría que del montón. Ni bueno ni malo, dentro de una tonalidad intermedia.

- Terminados sus estudios, ¿en dónde hizo sus primeros trabajos?

- Tenía 23 años cuando entré en una entidad financiera en Baleares, en la que estuve hasta principios del 87. Ese año formé parte de un despacho de asesoramiento empresarial. Fue casi al mismo tiempo en que se me presentó la oportunidad de entrar en La Caja de Baleares, “Sa Nostra”, en Madrid. Necesitaban la cobertura de la dirección.

- ¿Conocía usted Madrid?

- Había estado algunas veces de viaje. Tengo familia que reside aquí. Y era una vieja aspiración que yo tenía. Siempre había pensado salir durante una época de Baleares porque no conocía otras cosas fuera del límite de las islas, en el sentido técnico y profesional.

Mañana: (II) Vivir en Madrid.

lunes, 11 de abril de 2011

Bernardo Obrador Vidal. Jefe de la sección de Pilotos del Sepla.


El jefe de la sección sindical del SEPLA en Iberia, Bernardo Obrador, en julio del 2006.


Nace en Palma de Mallorca, el 5 de diciembre de 1952. Su padre es médico, especialista de pulmón y corazón e hijo, a su vez, de médico. Desde muy joven, siente pasión por volar y, desde los 23 años, lo hace como piloto de Iberia. En el momento de entrevistarlo, en 1998, además de ser Comandante de un Airbús A 320, es Jefe de la Sección Sindical de los Pilotos de Iberia en el Sepla (Sindicato Español de Pilotos Líneas Aéreas), puesto al que accede, en diciembre de 1995, por sufragio entre los pilotos de Iberia y desde el que le toca defender las condiciones laborales y profesionales de los más de 1.300 compañeros en la Compañía. Luego, en diciembre del 2004, accederá de nuevo a ese cargo.

Tiene más de 13.000 horas de vuelo y nunca se ha encontrado con un Ovni. Pero, cuando está en tierra firme, se ve obligado por su cargo a enfrentarse con frecuentes discusiones y polémicas, tiras y aflojas, guerras y pactos. “Uno es piloto –confiesa Bernardo Obrador–. No negociador, ni abogado, ni economista. Para enfrentarte en una mesa de negociación con gente que sí lo es y, además, dispone de infinidad de medios a su alcance, no tienes más remedio que dedicar muchísimas horas a las tareas sindicales. Ello implica, sin duda alguna, menor atención y tiempo para tu familia.

- ¿Cómo recuerda su infancia?

- Fue un período muy feliz de mi vida en una Mallorca diferente a la actual. La recuerdo con multitud de amigos que disfrutábamos juntos de un entorno natural fantástico. Palma, en aquella época, no era la urbe que es ahora y aquello favorecía la relación con los demás y muy especialmente las primeras relaciones sociales con otros niños diferentes a los compañeros de colegio. Me eduqué en el parvulario de los Jardines de Infancia y, a los seis años, pasé al Colegio de Montesión de los Jesuitas del que he presidido la Asociación de Antiguos Alumnos. ¿Cómo era entonces la Mallorca de los cincuenta comparada con la de hoy? Completamente diferente. En los últimos treinta años, ha cambiado mucho y Palma ha crecido en todos los aspectos. Mallorca ha desarrollado grandes infraestructuras y ha incrementado no sólo su población, sino que también se ha vuelto más cosmopolita y ello ha supuesto una apertura evidente de mentalidad. En los últimos años, el turismo ha ejercido una influencia notable y, muy especialmente, aquellos no nacidos en Baleares que optan por tener aquí su primera residencia.

- ¿Disfrutó de su juventud?

- Mi juventud son recuerdos de amigos, de profesores, de veranos en la playa... Los mallorquines tenemos la gran suerte de tener una diversidad natural que nos permite disfrutar del mar, la fortuna de contemplar cómo rompen también las olas en los acantilados, cómo vienen y van los barcos, así como la de disfrutar de la montaña o de la tranquilidad de nuestros campos. Son, pues, recuerdos de naturaleza y de amigos, pero también de paseos por la Plaza de España o por el Borne, de las primeras películas de cine o de las primeras relaciones con chicas.

“Vuelo, desde 1975".

- ¿Cómo fueron sus comienzos en la aviación?

- Desde niño, me fascinaban los aviones y me tentaba la idea de ser aviador. Fue después del bachillerato cuando envié una instancia y solicité el servicio militar como voluntario en el Ejército del Aire. Realicé mi formación inicial como piloto en el Aeroclub de Palma, con Francisco Javier Blasco, un capitán militar aviador de la Base de Son San Juan, al que recuerdo con gran aprecio y cariño, ya que fue él quien me instruyó en mis primeras horas de vuelo.

- En aquella época ¿era difícil hacerse piloto civil?

- Fuera de la carrera militar, no era sencillo, por lo que solicité al Ejército mi inscripción para ingresar en las promociones existentes para piloto de complemento, pero diversos cambios obligaron a cancelar las convocatorias. Intenté después una posibilidad adicional de difícil acceso para un muy reducido número de civiles que consistía en realizar un curso de vuelo sin visibilidad en Salamanca, junto con alumnos pilotos de la Academia General del Aire. Lamentablemente, la Subsecretaría de Aviación Civil comenzó por aquel entonces su tránsito de organismo militar a civil, con lo cual cancelaron también estos cursos. Como resultado de la dificultad de completar la formación en España, viajé a los Estados Unidos, donde, ya con menos inconvenientes, obtuve los títulos y calificaciones requeridas para ser piloto. A mi regreso a España, tras examinarme y convalidar aquellas asignaturas comunes, obtuve la titulación española necesaria para presentarme a la convocatoria e ingresar como Piloto en Iberia, en el año 1.975. Desde entonces, no he dejado de volar.

- ¿Recuerda alguna anécdota ocurrida en el aire desde sus comienzos? - Ninguna a lo largo de mi formación, especialmente dura, período en el que se tienen días buenos y malos. Teníamos una ingente cantidad de pruebas y evaluaciones, tanto en tierra como en vuelo, a lo largo de más de un año. Durante este primer año que estuve en calidad de becario, los exámenes selectivos permanentes supusieron una criba muy dura de la cual guardo recuerdos y sentimientos encontrados. Pero anécdotas dignas de mención, realmente pocas y Ovnis y fenómenos de este tipo la verdad es que ninguno.


- ¿Y algún incidente digno de mención?

- A lo largo de la vida profesional, he tenido alguno. El más importante, a mi juicio, ocurrió en un vuelo de Menorca a Londres, en 1981 ó 1982, en un avión tipo DC9. Cuando estábamos a punto de despegar, se nos cruzó una bandada de gaviotas. Se pararon los motores y tuvimos que abortar el despegue, logrando frenar el avión pocos metros antes del final de la pista. Hoy en día, el problema de las aves en los aeropuertos está bastante controlado y no suponen el riesgo que entrañaba hace veinte años. Pero, aún así, no se puede olvidar el hecho de que las bandadas de pájaros son uno de los principales enemigos de los aviones

- ¿Algo que ocurre frecuentemente en los aeropuertos de Baleares o en todos?

- En todos los aeropuertos existen aves, pero en las islas más, especialmente bandadas de gaviotas y otras aves marinas. Pese a ser un problema, debemos considerar que, además de los medios de dispersión de aves tales como halcones adiestrados o dispositivos de detonación por gas, en los aviones, está previsto casi todo y se dispone de sistemas redundantes de seguridad para evitar problemas de cualquier tipo. Lo que está menos previsto es que un agente externo, como pueden ser pájaros, te pare los motores del avión.

"En el 2001, ya tenía trece mil horas de vuelo".

- En esos 23 años de servicio, ¿cuántas horas lleva usted de vuelo?

- En estos momentos, alrededor de 13.000 en los diferentes tipos de aviones de los que dispone Iberia sobre Europa, África, Oriente Medio, ambas Américas, Europa y, por supuesto, España.

- ¿Qué motivos le movieron a presentarse a las elecciones como Delegado Sindical?

- Unos amigos míos, pilotos de la Compañía Iberia, consideraron que debíamos comprometernos de alguna manera en trabajar en defensa de los intereses de un colectivo al que llevábamos muchos años perteneciendo. En ese momento, creí que, si otros habían defendido mis intereses profesionales durante mis 20 años de piloto de Iberia, era mi obligación trabajar durante tres años para el colectivo. Considero que la etapa de trabajo sindical debería ser obligatoria a lo largo de la vida profesional del piloto. El luchar y defender a un colectivo es algo digno e importante amén de proporcionar una formación valiosísima en campos que el piloto, por su trabajo tan específico, no domina. Es otro hecho relevante al que este trabajo sindical se realiza de forma totalmente altruista, pero tiene una gran trascendencia, puesto que se lucha por la defensa de los puestos de trabajo, por fijar unas condiciones de trabajo dignas y, por supuesto, para que la compañía que nos ofrece ese puesto de trabajo compita en las mejores condiciones posibles dentro de un mercado tan difícil.

- ¿Qué objetivos tiene la Sección Sindical de Sepla en Iberia?

- Para nosotros es fundamental que la Compañía se consolide en el mercado y que garantice nuestro trabajo en las mejores condiciones. Si no existe empresa, no hay puestos de trabajo que defender. Por esto, las negociaciones reflejan un toma y daca. Por un lado, productividad y costes para que la empresa crezca y, por otro, fijar unas condiciones de trabajo lo más lógicas y humanas posibles. Las particularidades de nuestra profesión nos obligan a asumir responsabilidades legales y profesionales de vidas humanas, pero también de carga y aviones por valor de miles de millones en cada vuelo; y ello, además, supone el estar permanentemente alejados de casa con horarios difícilmente comprensibles. Nuestro esfuerzo sindical no se centra en las remuneraciones, sino en las condiciones laborales dignas y en la calidad de vida. Pero estas reivindicaciones nunca están en contra de favorecer una empresa fuerte que crezca entre sus competidores. Vuelvo a enfatizar que si nuestros costes y productividad no permiten que la empresa se desarrolle, nuestro trabajo sindical será en vano y estaremos defendiendo utopías.

- Últimamente se habla de privatización de la compañía. ¿Qué supondrá para Iberia? - De momento, un gran cambio estructural y una necesidad de cambio en la forma de pensar tanto del equipo directivo como del resto de los trabajadores. Iberia y sus trabajadores deberán garantizar su supervivencia por sí mismos. En lo referente a los pilotos, tenemos nuestro ejemplo en lo realizado por nuestros compañeros de compañías privadas. American Airlines, British Airways o KLM, son compañías totalmente privadas que generan grandes beneficios. Hoy por hoy, nuestro coste está por debajo de ellos y nuestra productividad por encima. Los pilotos de Iberia fuimos los primeros de Europa y los terceros del mundo en productividad en el año 96, dentro del marco de las compañías dedicadas al tráfico aéreo regular. Desde 1.992, mantenemos congelación salarial aparte de una reducción salarial en el año 1994 que rondó el 22 por ciento. Esperamos que Iberia sea capaz de aprovechar esta circunstancia favorable para poder crecer y ser más competitiva. La forma de trabajar de un piloto es de permanente gestión del vuelo. Un avión es como una pequeña empresa gerenciada por el comandante y resto de la tripulación. Aún así, me reitero en la necesidad de cambio de mentalidad de algunos grupos que facilite el tránsito de empresa pública a empresa privada.

“En Iberia no se viene a ganar dinero”.

- La prensa ha comentado frecuentemente que lo que ganan los pilotos es bastante más que lo que ganan otros altos profesionales, lo que no puede ser, según ella, motivo de queja.

- El comparar el salario de un Ministro con lo que pueda ganar un peón albañil es algo demagógico, pese a que un trabajo sea tan respetable como el otro. Está claro que cualquier comparación deberá hacerse de forma homogénea. No debemos comparar peras con melones. En todo caso, puede haber un tipo de peras diferente a otro. Nuestros salarios están por debajo, con notable diferencia, de lo que ganan los pilotos de compañías europeas o americanas, por mucho que la prensa se obstine en mantener los datos falseados de la empresa. Esta es una burda estrategia que Iberia utiliza como arma de negociación y como medio de presión desde la opinión pública de cara a una negociación colectiva.

- ¿Se puede comparar su salario al de otras compañías privadas españolas?

- Por supuesto. Dentro de las diferentes remuneraciones que recibe un piloto, se hallan las horas de vuelo realizadas, el horario nocturno, el tipo de vuelo, si es de corto o largo recorrido, o la antigüedad del piloto en la compañía. Sin tener en cuenta todos estos parámetros, es absurdo el hacer comparaciones. Al tener Iberia 70 años de existencia, cuenta con una plantilla de pilotos con más de 30 años de antigüedad. Esto supone que, por ejemplo, un piloto de Air Europa con un máximo de 11 años de antigüedad, no pueda cobrar lo mismo que el de Iberia. Cuando Air Europa o Spanair tengan plantillas con la misma antigüedad que la de Iberia, se podrá apreciar con rigor que ésta sigue teniendo pilotos con un salario muy competitivo. De lo contrario, es absurdo compararlos, ya que, entre otras cosas, esas compañías nombran comandantes a sus pilotos con poco más de dos años de experiencia en la línea aérea, mientras que en Iberia esto no ocurre nunca antes de los 12. Como se puede ver, multitud de factores hacen que las comparaciones no sean sobre datos homogéneos. En resumen: en Iberia hay estabilidad, lo que redunda en calidad de vida y planificación. Yo siempre he preferido la calidad de vida, incluso cobrando menos, porque sé a lo que tengo a qué atenerme. Dispongo de una programación estable, sé cuándo tengo vacaciones y cuándo mis días libres. Y, naturalmente, esto tiene un coste negativo.

- Usted parece estar más pendiente del teléfono y de sus problemas sindicales que de su familia.

- Este permanente ajetreo es coyuntural. Desde luego, mi vida privada, en el tiempo que llevo en el sindicato, ha sufrido un desgaste muy considerable. Me considero una persona muy familiar, a quien gusta mucho estar en casa, pero, en mi situación actual, hay semanas que no veo a mis hijos. No sólo porque esté volando lejos de aquí, sino porque estoy permanentemente en la oficina del sindicato o de reuniones con la Compañía u otros colectivos, siempre relacionado con la actividad sindical.

“Descanso más en el aire que en tierra”.

- ¿Desde cuándo está usted en el Sepla?

- Me incorporé como delegado sindical en diciembre de 1.996, justo tras una huelga en el mes de noviembre anterior que acabó en un proceso de mediación el 19 de febrero de 1.996. Logramos cerrar toda una etapa de inestabilidad con una negociación muy positiva para ambas partes. A partir de ese momento, creí que posiblemente había finalizado la negociación más importante de mi etapa como sindicalista, pero no fue así. Tras las elecciones generales de marzo del 96 y el cambio del Gobierno, se vivieron momentos de incertidumbre hasta el mes de junio. El presidente Irala venía con conceptos completamente diferentes a los acostumbrados y con un evidente desconocimiento de Iberia. En los primeros meses de su presidencia se “generaron” muchas tensiones, hubo provocaciones y enfrentamientos innecesarios, pero también muchas horas de negociación. A pesar de todo, y durante el año 1997, se llegó a muy importantes acuerdos tales como el de Programación conjunta Iberia Aviaco. En el 98, los pilotos planteamos una posibilidad de huelga general que finalizó en la firma de unos acuerdos acerca de la protección de nuestros puestos de trabajo y buscamos una solución para la compañía Air Europa que se encontraba en una situación desesperada. Como he dicho anteriormente, los delegados sindicales somos pilotos, no negociadores profesionales, ni abogados. Y, para poder enfrentarnos en una mesa de negociación con gente que sí lo es, no ha quedado más remedio que dedicar muchísimas horas a preparar la negociación para garantizar una victoria. Esto, en resumen, significa no dedicar tiempo ni a la familia ni a los amigos.

- Sin duda, trabajar en una sección sindical supone una carga especial.

- Pues sí. El trabajo en el sindicato y, muy especialmente, el haber sido elegido como Jefe de la Sección Sindical, me supuso una carga que excedía con mucho a la que tenía anteriormente, siendo sólo comandante de Iberia. De hecho, cada vuelo que realizo, desde que desempeño labores sindicales, supone una liberación, ya que, de alguna manera, los problemas se quedan abajo y ello me produce un relajo apreciable de tensiones.

- ¿Y no resulta paradójico que usted descanse con su trabajo?

- Bueno, espero no ser malinterpretado. Considero el trabajo sindical como “trabajo en tierra”, cargado de tensiones, en una etapa complicada de transformación de una gran empresa pública en compañía aérea privada, con permanentes pactos y negociaciones y con manejo de información económico financiera y legal muy compleja. Mientras que el “trabajo en vuelo” es como una actividad hasta cierto punto rutinaria, pero perfectamente conocida, debido a nuestro permanente entrenamiento. Desde este punto de vista le puedo asegurar que el día que vuelo, para mí supone una desconexión del “trabajo en tierra” y su consecuencia es un cierto relajo.

"Echo de menos el mar".

- ¿Siente usted añoranza por su tierra?

- Mi mujer y yo somos mallorquines e hijos de mallorquines, y nuestros familiares y amigos están también en la isla. Vivimos a gusto en Madrid pero porque no nos queda más remedio. Esperamos volver cuanto antes. Mallorca sigue siendo la referencia para toda la familia. El echar de menos nuestra tierra es algo natural. Antes, íbamos a menudo a la isla pero ahora estas responsabilidades sindicales nos lo impiden totalmente. También tenemos claro que nuestra estancia en Madrid es temporal y, cuando las circunstancias lo permitan, volveremos a residir en Mallorca

- Comparando Mallorca con otros países visitados, ¿con cuál se quedaría?

- Decididamente, con Mallorca. Echo de menos el mar al que siempre he sido muy aficionado.


-La isla, con sus costumbres y sus parajes naturales hacen de Mallorca mi lugar predilecto tanto de residencia como de vacación. Aunque los tópicos nos señalen a los mallorquines como de carácter cerrado y circunspecto, se quedan en eso, tópicos; algo así como el que todos los españoles somos toreros bajitos de pelo moreno y con bigote. Yo no cambiaría Mallorca por nada.

- ¿Cuándo piensa volver definitivamente?

- Siempre estoy esperando la posibilidad de volver y esto será definitivo en el momento que llegue mi jubilación.

-¿Desearía, cuando muera, ser enterrado en la isla?

- Espero y confío. De todas formas, el tema de la muerte es muy complejo. Alguna vez he pensado en ello y no me importaría que me incinerasen en ella o que echasen mis cenizas al mar. Creo que hoy en día es mucho más lógico. Pero, si eso significa causar un trauma a alguien de mi familia porque piense que no se debe de hacer así, pues que hagan lo que quieran. Una vez que no esté...

viernes, 8 de abril de 2011

Bernardo Obrador: (Y VI) "Echo de menos el mar".




- ¿Siente usted añoranza por su tierra?


- Mi mujer y yo somos mallorquines e hijos de mallorquines, y nuestros familiares y amigos están también en la isla. Vivimos a gusto en Madrid pero porque no nos queda más remedio. Esperamos volver cuanto antes. Mallorca sigue siendo la referencia para toda la familia. El echar de menos nuestra tierra es algo natural. Antes, íbamos a menudo a la isla pero ahora estas responsabilidades sindicales nos lo impiden totalmente. También tenemos claro que nuestra estancia en Madrid es temporal y, cuando las circunstancias lo permitan, volveremos a residir en Mallorca


- Comparando Mallorca con otros países visitados, ¿con cuál se quedaría?


- Decididamente, con Mallorca. Echo de menos el mar al que siempre he sido muy aficionado. La isla, con sus costumbres y sus parajes naturales hacen de Mallorca mi lugar predilecto tanto de residencia como de vacación. Aunque los tópicos nos señalen a los mallorquines como de carácter cerrado y circunspecto, se quedan en eso, tópicos; algo así como el que todos los españoles somos toreros bajitos de pelo moreno y con bigote. Yo no cambiaría Mallorca por nada.


- ¿Cuándo piensa volver definitivamente?


- Siempre estoy esperando la posibilidad de volver y esto será definitivo en el momento que llegue mi jubilación. - ¿Desearía, cuando muera, ser enterrado en la isla?


- Espero y confío. De todas formas, el tema de la muerte es muy complejo. Alguna vez he pensado en ello y no me importaría que me incinerasen en ella o que echasen mis cenizas al mar. Creo que hoy en día es mucho más lógico. Pero, si eso significa causar un trauma a alguien de mi familia porque piense que no se debe de hacer así, pues que hagan lo que quieran. Una vez que no esté...

Bernardo Obrador (V) “Descanso más mientras vuelo que en tierra”.

Los presidentes de Iberia y del Sepla firman el final de la huelga de julio de 2006.

- ¿Desde cuándo está usted en el Sepla.


- Me incorporé como delegado sindical en diciembre de 1.996, justo tras una huelga en el mes de noviembre anterior que acabó en un proceso de mediación el 19 de febrero de 1.996. Logramos cerrar toda una etapa de inestabilidad con una negociación muy positiva para ambas partes. A partir de ese momento, creí que posiblemente había finalizado la negociación más importante de mi etapa como sindicalista, pero no fue así. Tras las elecciones generales de marzo del 96 y el cambio del Gobierno, se vivieron momentos de incertidumbre hasta el mes de junio. El presidente Irala venía con conceptos completamente diferentes a los acostumbrados y con un evidente desconocimiento de Iberia. En los primeros meses de su presidencia se “generaron” muchas tensiones, hubo provocaciones y enfrentamientos innecesarios, pero también muchas horas de negociación. A pesar de todo, y durante el año 1997, se llegó a muy importantes acuerdos tales como el de Programación conjunta Iberia Aviaco. En el 98, los pilotos planteamos una posibilidad de huelga general que finalizó en la firma de unos acuerdos acerca de la protección de nuestros puestos de trabajo y buscamos una solución para la compañía Air Europa que se encontraba en una situación desesperada. Como he dicho anteriormente, los delegados sindicales somos pilotos, no negociadores profesionales, ni abogados. Y, para poder enfrentarnos en una mesa de negociación con gente que sí lo es, no ha quedado más remedio que dedicar muchísimas horas a preparar la negociación para garantizar una victoria. Esto, en resumen, significa no dedicar tiempo ni a la familia ni a los amigos.


- Sin duda, trabajar en una sección sindical supone una carga especial.


- Pues sí. El trabajo en el sindicato y, muy especialmente, el haber sido elegido como Jefe de la Sección Sindical, me supuso una carga que excedía con mucho a la que tenía anteriormente, siendo sólo comandante de Iberia. De hecho, cada vuelo que realizo, desde que desempeño labores sindicales, supone una liberación, ya que, de alguna manera, los problemas se quedan abajo y ello me produce un relajo apreciable de tensiones.


- ¿Y no resulta paradójico que usted descanse con su trabajo?


- Bueno, espero no ser malinterpretado. Considero el trabajo sindical como “trabajo en tierra”, cargado de tensiones, en una etapa complicada de transformación de una gran empresa pública en compañía aérea privada, con permanentes pactos y negociaciones y con manejo de información económico financiera y legal muy compleja. Mientras que el “trabajo en vuelo” es como una actividad hasta cierto punto rutinaria, pero perfectamente conocida, debido a nuestro permanente entrenamiento. Desde este punto de vista le puedo asegurar que el día que vuelo, para mí supone una desconexión del “trabajo en tierra” y su consecuencia es un cierto relajo.


Mañana: (Y VI) Echo de menos el mar.

miércoles, 6 de abril de 2011

Bernardo Obrador. ( IV) En Iberia no se viene a ganar dinero.

Bernardo Obrador el 29 de Junio de 2005, Jefe de la Sección Sindical de SEPLA.

- La prensa ha comentado frecuentemente que lo que ganan los pilotos es bastante más que lo que ganan otros altos profesionales, lo que no puede ser, según ella, motivo de queja.


- El comparar el salario de un Ministro con lo que pueda ganar un peón albañil es algo demagógico, pese a que un trabajo sea tan respetable como el otro. Está claro que cualquier comparación deberá hacerse de forma homogénea. No debemos comparar peras con melones. En todo caso, puede haber un tipo de peras diferente a otro. Nuestros salarios están por debajo, con notable diferencia, de lo que ganan los pilotos de compañías europeas o americanas, por mucho que la prensa se obstine en mantener los datos falseados de la empresa. Esta es una burda estrategia que Iberia utiliza como arma de negociación y como medio de presión desde la opinión pública de cara a una negociación colectiva.


- ¿Se puede comparar su salario al de otras compañías privadas españolas?


- Por supuesto. Dentro de las diferentes remuneraciones que recibe un piloto, se hallan las horas de vuelo realizadas, el horario nocturno, el tipo de vuelo, si es de corto o largo recorrido, o la antigüedad del piloto en la compañía. Sin tener en cuenta todos estos parámetros, es absurdo el hacer comparaciones. Al tener Iberia 70 años de existencia, cuenta con una plantilla de pilotos con más de 30 años de antigüedad. Esto supone que, por ejemplo, un piloto de Air Europa con un máximo de 11años de antigüedad, no pueda cobrar lo mismo que el de Iberia. Cuando Air Europa o Spanair tengan plantillas con la misma antigüedad que la de Iberia, se podrá apreciar con rigor que ésta sigue teniendo pilotos con un salario muy competitivo. De lo contrario, es absurdo compararlos, ya que, entre otras cosas, esas compañías nombran comandantes a sus pilotos con poco más de dos años de experiencia en la línea aérea, mientras que en Iberia esto no ocurre nunca antes de los 12. Como se puede ver, multitud de factores hacen que las comparaciones no sean sobre datos homogéneos. En resumen: en Iberia hay estabilidad, lo que redunda en calidad de vida y planificación. Yo siempre he preferido la calidad de vida, incluso cobrando menos, porque sé a lo que tengo a qué atenerme. Dispongo de una programación estable, sé cuándo tengo vacaciones y cuándo mis días libres. Y, naturalmente, esto tiene un coste negativo.


- Usted parece estar más pendiente del teléfono y de sus problemas sindicales que de su familia.


- Este permanente ajetreo es coyuntural. Desde luego, mi vida privada, en el tiempo que llevo en el sindicato, ha sufrido un desgaste muy considerable. Me considero una persona muy familiar, a quien gusta mucho estar en casa, pero, en mi situación actual, hay semanas que no veo a mis hijos. No sólo porque esté volando lejos de aquí, sino porque estoy permanentemente en la oficina del sindicato o de reuniones con la Compañía u otros colectivos, siempre relacionado con la actividad sindical.


Mañana: (V) “Descanso más en el aire que en tierra”.

martes, 5 de abril de 2011

Bernardo Obrador (III). Trece mil horas de vuelo

Bernardo Obrador, Jefe de la Sección Sindical de SEPLA .


(Esta entrevista fue realizada en 1998)


- En esos 23 años de servicio, ¿cuántas horas lleva usted de vuelo?


- En estos momentos, alrededor de 13.000 en los diferentes tipos de aviones de los que dispone Iberia sobre Europa, África, Oriente Medio, ambas Américas, Europa y, por supuesto, España.


- ¿Qué motivos le movieron a presentarse a las elecciones como Delegado Sindical?


- Unos amigos míos, pilotos de la Compañía Iberia, consideraron que debíamos comprometernos de alguna manera en trabajar en defensa de los intereses de un colectivo al que llevábamos muchos años perteneciendo. En ese momento, creí que, si otros habían defendido mis intereses profesionales durante mis 20 años de piloto de Iberia, era mi obligación trabajar durante tres años para el colectivo. Considero que la etapa de trabajo sindical debería ser obligatoria a lo largo de la vida profesional del piloto. El luchar y defender a un colectivo es algo digno e importante amén de proporcionar una formación valiosísima en campos que el piloto, por su trabajo tan específico, no domina. Es otro hecho relevante al que este trabajo sindical se realiza de forma totalmente altruista, pero tiene una gran trascendencia, puesto que se lucha por la defensa de los puestos de trabajo, por fijar unas condiciones de trabajo dignas y, por supuesto, para que la compañía que nos ofrece ese puesto de trabajo compita en las mejores condiciones posibles dentro de un mercado tan difícil.


- ¿Qué objetivos tiene la Sección Sindical de Sepla en Iberia?


- Para nosotros es fundamental que la Compañía se consolide en el mercado y que garantice nuestro trabajo en las mejores condiciones. Si no existe empresa, no hay puestos de trabajo que defender. Por esto, las negociaciones reflejan un toma y daca. Por un lado, productividad y costes para que la empresa crezca y, por otro, fijar unas condiciones de trabajo lo más lógicas y humanas posibles. Las particularidades de nuestra profesión nos obligan a asumir responsabilidades legales y profesionales de vidas humanas, pero también de carga y aviones por valor de miles de millones en cada vuelo; y ello, además, supone el estar permanentemente alejados de casa con horarios difícilmente comprensibles. Nuestro esfuerzo sindical no se centra en las remuneraciones, sino en las condiciones laborales dignas y en la calidad de vida. Pero estas reivindicaciones nunca están en contra de favorecer una empresa fuerte que crezca entre sus competidores. Vuelvo a enfatizar que si nuestros costes y productividad no permiten que la empresa se desarrolle, nuestro trabajo sindical será en vano y estaremos defendiendo utopías.


- Últimamente se habla de privatización de la compañía. ¿Qué supondrá para Iberia?


- De momento, un gran cambio estructural y una necesidad de cambio en la forma de pensar tanto del equipo directivo como del resto de los trabajadores. Iberia y sus trabajadores deberán garantizar su supervivencia por sí mismos. En lo referente a los pilotos, tenemos nuestro ejemplo en lo realizado por nuestros compañeros de compañías privadas. American Airlines, British Airways o KLM, son compañías totalmente privadas que generan grandes beneficios. Hoy por hoy, nuestro coste está por debajo de ellos y nuestra productividad por encima. Los pilotos de Iberia fuimos los primeros de Europa y los terceros del mundo en productividad en el año 96, dentro del marco de las compañías dedicadas al tráfico aéreo regular. Desde 1.992, mantenemos congelación salarial aparte de una reducción salarial en el año 1994 que rondó el 22 por ciento. Esperamos que Iberia sea capaz de aprovechar esta circunstancia favorable para poder crecer y ser más competitiva. La forma de trabajar de un piloto es de permanente gestión del vuelo. Un avión es como una pequeña empresa gerenciada por el comandante y resto de la tripulación. Aún así, me reitero en la necesidad de cambio de mentalidad de algunos grupos que facilite el tránsito de empresa pública a empresa privada.


Mañana: (IV) “En Iberia no se viene a ganar dinero”.

Bernardo Obrador: (II) “Vuelo, desde 1975”.

Un pasajero mira la cola de un avión de Iberia en el aeropuerto de Barajas.


- ¿Cómo fueron sus comienzos en la aviación?


- Desde niño, me fascinaban los aviones y me tentaba la idea de ser aviador. Fue después del bachillerato cuando envié una instancia y solicité el servicio militar como voluntario en el Ejército del Aire. Realicé mi formación inicial como piloto en el Aeroclub de Palma, con Francisco Javier Blasco, un capitán militar aviador de la Base de Son San Juan, al que recuerdo con gran aprecio y cariño, ya que fue él quien me instruyó en mis primeras horas de vuelo.


- En aquella época ¿era difícil hacerse piloto civil?


- Fuera de la carrera militar, no era sencillo, por lo que solicité al Ejército mi inscripción para ingresar en las promociones existentes para piloto de complemento, pero diversos cambios obligaron a cancelar las convocatorias. Intenté después una posibilidad adicional de difícil acceso para un muy reducido número de civiles que consistía en realizar un curso de vuelo sin visibilidad en Salamanca, junto con alumnos pilotos de la Academia General del Aire. Lamentablemente, la Subsecretaría de Aviación Civil comenzó por aquel entonces su tránsito de organismo militar a civil, con lo cual cancelaron también estos cursos. Como resultado de la dificultad de completar la formación en España, viajé a los Estados Unidos, donde, ya con menos inconvenientes, obtuve los títulos y calificaciones requeridas para ser piloto. A mi regreso a España, tras examinarme y convalidar aquellas asignaturas comunes, obtuve la titulación española necesaria para presentarme a la convocatoria e ingresar como Piloto en Iberia, en el año 1.975. Desde entonces, no he dejado de volar.


- ¿Recuerda alguna anécdota ocurrida en el aire?


- Ninguna a lo largo de mi formación, especialmente dura, período en el que se tienen días buenos y malos. Teníamos una ingente cantidad de pruebas y evaluaciones, tanto en tierra como en vuelo, a lo largo de más de un año. Durante este primer año que estuve en calidad de becario, los exámenes selectivos permanentes supusieron una criba muy dura de la cual guardo recuerdos y sentimientos encontrados. Pero anécdotas dignas de mención, realmente pocas y Ovnis y fenómenos de este tipo la verdad es que ninguno.


- ¿Y algún incidente digno de mención?


- A lo largo de la vida profesional, he tenido alguno. El más importante, a mi juicio, ocurrió en un vuelo de Menorca a Londres, en 1981 ó 1982, en un avión tipo DC9. Cuando estábamos a punto de despegar, se nos cruzó una bandada de gaviotas. Se pararon los motores y tuvimos que abortar el despegue, logrando frenar el avión pocos metros antes del final de la pista. Hoy en día, el problema de las aves en los aeropuertos está bastante controlado y no suponen el riesgo que entrañaba hace veinte años. Pero, aún así, no se puede olvidar el hecho de que las bandadas de pájaros son uno de los principales enemigos de los aviones


- ¿Algo que ocurre frecuentemente en los aeropuertos de Baleares o en todos?


- En todos los aeropuertos existen aves, pero en las islas más, especialmente bandadas de gaviotas y otras aves marinas. Pese a ser un problema, debemos considerar que, además de los medios de dispersión de aves tales como halcones adiestrados o dispositivos de detonación por gas, en los aviones, está previsto casi todo y se dispone de sistemas redundantes de seguridad para evitar problemas de cualquier tipo. Lo que está menos previsto es que un agente externo, como pueden ser pájaros, te pare los motores del avión. Mañana.


(III). Trece mil horas de vuelo.