domingo, 31 de julio de 2011

Luis Miró-Granada Gelabert. Ex sub Director General de Producción Agrícola.



El 14 de abril de 1925, seis años antes de que surgiera la Segunda República española, nacía, en Palma de Mallorca, Luis Miró Granada Gelabert. Sus antecesores habían formado la Casa Granada, dedicada a negocios navieros, seguros marítimos y comerciales. Sus antepasados familiares eran marinos y navieros que crearon La Empresa Mallorquina de Vapores, la primera gran compañía de este tipo. “Mi abuelo –nos contó Luis Miró-Granada cuando le entrevistamos, en mayo de 1998– todavía hizo muchos viajes a América en barcos de vela de La Casa. Normalmente, hacían el trayecto hasta Puerto Rico y Cuba; luego, subían un poco por la costa oeste de los Estados Unidos y cruzaban el Atlántico. A veces primero iban a Inglaterra, daban la vuelta y llegaban a Palma o Málaga Barcelona Palma”.

Con la pérdida de la Antillas, en 1898, todo este mundo se fue desmoronando y siguió por otros caminos. Pero Casa Granados fue de las primeras que trajo de América petróleo para el alumbrado. Tenían la delegación de la Trasatlántica, la de la Marítima de Mahón y Seguros pero, con la Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, todo se fue desvaneciendo o tomando distintos cauces. Al constituirse el monopolio, ofrecieron al padre de Luis entrar en Campsa y en entidades nuevas que se iban creando, pero él prefirió su trabajo familiar. Sus últimos treinta años de vida los dedicó a altos puestos administrativos en Gas y Electricidad (G.E.S.A.) y fue consejero del Gas de Mahón.

El ingeniero agrónomo, Luis Miró Granada Gelabert, fue Subdirector General de la Producción Agrícola, vocal del Consejo Asesor del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas, vocal del Consejo Superior de Transportes Terrestres, y desempeñó otros muchos cargos. Antes de retirarse fue Presidente del Consejo Superior Agrario.

“Yo fui el tercer hijo, de los cuatro que componían la familia. Estudié en las Agustinas y en la Salle. Tengo un excelente recuerdo de aquel colegio regido por los hermanos franceses, magníficos pedagogos, con su cabeza cartesiana. Hice el ingreso en la Escuela de Ingenieros gracias a las buenas matemáticas que ellos me enseñaron”.

- Empecemos con su juventud, amenazada, como tantas otras, por la Guerra Civil.

- Recuerdo cuando se inició la Guerra. Y los primeros bombardeos, cuando estábamos en el Arenal. Arrojaban unas bombas de pequeña potencia y todo el mundo se refugiaba en los cellers, las bodegas que había debajo de las casas. Una de ellas cayó sobre el Instituto de Palma.

- ¿Cuáles eran sus grandes aficiones?

- El mar y el campo. Pero, condicionado por las gafas que llevo desde los cinco años, mi vista me impedía irme a la Marina. En cambio, me encantaba perderme con los payeses cuando hacían sus labores, la trilla o la extracción del aceite, o irme por la marina de Lluchmayor a cazar o a dar largos paseos. Como no tenía aptitudes para lo primero, opté por los estudios de Ingeniero Agrónomo. En el 1943, tuve que desplazarme a Madrid para estudiar Agricultura. Tras cuatro o cinco años, aprobé el ingreso en el 48. Terminé en 1954, con el número uno de la promoción.

Enamorado de las dehesas.

- ¿Cuál fue su primer proyecto?

- Lo hice de la mano del Instituto Nacional de Colonización que luego se llamó Iryda y ahora Estructuras Agrarias. Hice el proyecto de puesta en riego en unos sectores de la zona de Bárdenas Reales, que es la parte norte de Zaragoza, una zona semiárida. Coincidí en el tiempo en que se hicieron todos los riegos de Monegros y con el inicio del Plan Badajoz. Después, fui destinado al Ministerio de Agricultura e inicié los trabajos del nuevo servicio de Fincas Mejorables, en un momento en que había aún gran déficit de alimentos, especialmente de trigo. Me nombraron Ingeniero de este servicio. Fue de 1955 a 1957. Anduve mucho por Sierra Morena, por los Montes de Toledo, por Palmitares de Sevilla y por las Marismas del Guadalquivir. Intentábamos buscar terrenos en los que se pudiera labrar y aumentar nuestro cupo en la llamada “batalla del trigo”. Cuando la cosa se normalizó, las tierras que se habían roturado y que eran de baja fertilidad volvieron otra vez a lo que eran pastos o montes. Fue en estos tiempos de cartillas en que alcanzamos el cien por cien de nuestras necesidades en materia de cereales. Ya entonces, me enamoré de lo que son las dehesas. Son mi gran chifladura.

- ¿Qué otros servicios llevó a cabo?

- De 1957 a 1962 pasé a encargarme de los servicios de Mejora Forrajera y Pratense, y de 1962 a 1965 fui jefe de Delegación ante la F. A. O. (Organización para la Agricultura y la Alimentación), en el Grupo de Trabajo sobre Forrajes Mediterráneos, y profesor encargado de Cátedra en la ETSIA (Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomo). Tratamos de mejorar áreas de pastos así como la cabaña y la producción animal. Durante diez años, me dediqué a todo esto y me recorrí toda España. Empezamos a hacer los primeros estudios de ecología y las bases para establecer nuevos tipos de agricultura, y a traer de Argelia, de los Estados Unidos y de Australia, nuevas especies y variedades para siembra. Ellos lo enfocaban para evitar grandes tormentas de polvo en la zona del medio Oeste. Hacían una cubierta vegetal y, a la vez, sujetaban un poco el terreno, impedían que se levantaran las enormes nubes de polvo y daban más recursos a las ganaderías. Lo digo por lo que vi en los cuatro meses que estuve en los Estados Unidos, en 1958, con un programado llamado “International Cooperation Administration”.

- ¿Qué más aprendió allí?

- Sobre todo, lo que no hay que hacer. No hay que perder tiempo en cosas que luego no te van a servir para nada en tu propio medio. Estudiamos muy bien las situaciones ecológicas en toda España y vimos qué tipo de especies y de variedades de plantas podían ser objeto de cultivo. En el Norte, era relativamente fácil. En la mitad Oeste, que es de suelos silíceos y ácidos y de vegetación más pobre, tuvimos los principales problemas. La solución, en buena parte, fue con el trébol subterráneo. Había variedades capaces de ser cultivadas. Tuvimos que escoger las más adecuadas para adaptarlas, según la situación de más o menos frío, lluvias, profundidad, etcétera. El Centro de Investigación Agraria de Extremadura trabaja en la selección de tréboles nativos para su cultivo.

El almendro y el algarrobo mallorquín.

- ¿Cómo estaba la agricultura mallorquina en los sesenta?

- En secano, estaba muy condicionada al casi monocultivo de almendro, higueras, algarrobos, y asociada a los cultivos herbáceos. Se hacía con frecuencia una rotación de cuatro años: el primero, de barbecho con parte de leguminosas, como habas; el segundo, el cereal rey, el trigo; el tercero, un cereal, avena, para ganado, y un cuarto año que generalmente eran pastos naturales aprovechados por el ganado.

- ¿Y había lo suficiente para la isla o tenían que importar?

- Siempre fuimos deficitarios en cereales por limitación de superficie. Se labraba muy bien. El campo estaba cuidadísimo. Era una gloria ver aquellas fincas. Al contrario de hoy en que todo está muy descuidado. Los árboles no se reponen cuando mueren, no se podan convenientemente ni en los turnos que toca.

- ¿Qué se hacía con el algarrobo y con la almendra?

- El algarrobo tenía entonces mucha utilidad porque su fruto era la comida para las bestias de tiro y carga: caballo, mulas etcétera. Sólo servía para esto. Entonces el garrofín, que es la semilla de la garrofa, no tenía tanta importancia. Ahora todo su valor está en él porque se utiliza para hacer aprestos para tejidos y se exportan hasta el Japón. También se exportaban a Inglaterra en el tiempo que se empleaba para la alimentación de ganado de tiro. Incluso cuando empezaron a incluirlo, al hacer los piensos compuestos en fábricas, mezclando cereales, leguminosas, vitaminas y suplementos de grasa, todavía empleaban algarroba, buena parte de la cual procedía de Mallorca. En cuanto a la almendra, se exportaba fundamentalmente a Inglaterra, Francia, Alemania y países europeos. El consumo familiar en la isla era relativamente reducido. En las fiestas de Navidad o cuando había alguna solemnidad, se hacía mucho turrón en casa. Básicamente, se hacían dos tipos, uno parecido al Jijona, de color tostado, blando, en barras; y otro, blanco, redondo y aplastado entre dos obleas grandes.

- El problema del almendro en Mallorca son las múltiples variedades que hay.

- Efectivamente, hay más de cien clases de almendras, y algunas muy locales que, comercialmente, no son útiles. En España, sólo hay cuatro o cinco tipos de almendras de gran consumo. Es preciso también hacer plantaciones con mayor densidad de pies y más corta duración.

- ¿Es cierto que las prácticas llevadas a cabo en Norteamérica con los almendros han sido adoptadas en Mallorca para poder exportar sus frutos?

- Más que en Mallorca se han llevado a cabo en el Sureste de la Península y parte de Extremadura, con grandes plantaciones de almendros parecidos a los Norteamericanos. Son las almendras de cáscara blanda. Al haber una gran invasión de almendra californiana en Europa, se han copiado un poco estos tipos. Prácticamente quien dominaba un poco el tema de la almendra eran los de Reus, en Tarragona, porque tenían muy buenas plantaciones, pocas variedades y unos mercados muy fijos, juntos con los de la avellana. Además, sabían comercializarla muy bien. De manera que cuando, en casa, salía algún chico espabilado, comentaban enseguida: “Este chico parece de Reus2. Estaban más al tanto de lo que pasaba en Sicilia, o en el Sur de Italia que lo que pasaba en su propia tierra. Porque claro, según fueran allí buenas las cosechas, el precio daba unos altibajos que eran de locura. Y entonces decían que había que tener siempre un ojo puesto en Sicilia.

El boom del turismo perjudicó la agricultura.

- Hoy en día, no pocos se quejan de que los precios de la mano de obra les resultan tan caros que prefieren abandonar la labor del campo.

- Es la consecuencia inmediata del turismo. Porque no hay duda de que la vida del campo es dura. Pero hay algo muy curioso que yo he comentado con algunos amigos: no es que se haya ido el payés del campo; lo malo es que se haya ido la mujer del payés, esa “madona” que tenía una importancia primordial. Ella era la organizadora. Preparaba la comida para la gente que vivía en el campo, para todos los que venían de temporeros. Pero claro, vino el turismo y esta buena señora, que se pasaba todo el santo día en la cocina y en otros muchos trabajos, cambio su trabajo por siete horitas diarias a un hotel y, en cinco o seis meses, ganaba más que en todo el año en el campo. Y, al faltar la madona en una finca, ya no había quien sujetara al amo. Son fenómenos de tipo sociológico.

- Cuando empezó el turismo, en los años sesenta, ¿llegó a perjudicar la agricultura?

- El turismo absorbió a mucha gente, incluida la del campo. En Mallorca se tuvo necesidad de traer partidas para la recolección de la almendra, del algarrobo, etcétera. Al principio, vinieron los llamados murcianos. Gente muy conocedora del campo. En Almagro, casi todos los coches tienen matrícula de Palma de Mallorca. Es gente que estuvo en la recogida de la almendra y se compró un coche de segunda mano. Vas a otros sitios de Extremadura o a Badajoz y ves que hay pueblos en que todo el mundo ha estado en Mallorca, trabajando. Con el boom turístico, los transportes y la edificación, comenzó a escasear la gente del campo y tuvieron que recurrir a los peninsulares. Hoy en día se ha estabilizado, pero en un nivel muy bajo. La gente que abandonó el campo no ha vuelto a él. Hay que tener cuidado con el Mercado Común cuyas subvenciones por abandonar tierras pueden llegar a ser muy peligrosas. Porque una vez que alguien sale del campo, normalmente, no vuelve a él.

- Y mientras la gente del campo se ha ido a la ciudad, los extranjeros han llegado y se compraron fincas medio abandonadas aunque no para trabajarlas. ¿Cómo ve usted el intercambio?

- Mañana puede pasar cualquier cosa, un pánico de la Bolsa o el fallo del turismo, y, si no tienes la máquina productiva siempre a punto, puede ser la hecatombe. A los alemanes que van comprando fincas se les debería obligar a labrarlas como lo hacen los agricultores. Empezamos por no saber si hay reciprocidad, o sea, si podríamos comprar nosotros en Alemania. Si uno no es capaz de poner en marcha una finca y hacerla producir, no debería poder hacerse con una, por muchos marcos o divisas que tenga. Y que conste que no digo nada exagerado. En el tiempo que estuve en el servicio de Fincas Mejorables en la Dirección General de Agricultura, nos preguntábamos si no nos pasábamos de rosca con tanto intentar producir. Pero entonces supe yo que en Francia había una política y un hábito muy importante. Las Cámaras o las Asociaciones de Agricultores tenían mucho cuidado en no permitir que la gente que desconocía el campo comprara una finca si no la sabía llevar a uso o costumbre de buen labrador. Porque ellos consideraban que entonces su territorio perdería capacidad de producción y de calidad en sus productos. Un artista muy famoso quiso comprar una finca en Normandía y los payeses lo impidieron porque consideraron que no podía llevarlas como ellos lo hacían. Debería haber algún tipo de acciones que no permitieran romper la máquina de producción. Es muy bonito que una persona esté rodeada de cien hectáreas pero, si no las cuida y no producen, es tierra muerta. Que se compren un chalet en la Bona Nova, pero no en el campo.

Agregado agrónomo en Londres y Dublín.

- De 1965 a 1968 estuvo usted de agregado agrónomo en la embajada de España en Londres y en Dublín. ¿Cómo vivió esta nueva experiencia?

- Allí pude ver el mundo productivo y las políticas agrarias de estos países. Cuidé del buen fin de las exportaciones españolas de la patata temprana y otros productos agrícolas. Había muchos problemas porque decían que teníamos el escarabajo de la patata; por fin pudimos hacer una especie de destrizamiento y de limpieza con lo cual la readmitieron.

- Contactaba usted con un grupo de la Cooperativa de la Puebla...

- En efecto, era una gente maravillosa. Trabajaban noche y día y vendían la patata saco a saco y kilo a kilo. Había dos épocas de la patata: la extra temprana, que se recogía en las Canarias en enero-febrero, y la patata temprana que era la nuestra y empezaba por Málaga, Valencia, Baleares, Cataluña, en marzo abril. Sabíamos perfectamente cómo iba la patata temprana en Egipto, en Túnez, Italia. Controlábamos todos los mercados y avisábamos tan pronto como nos enterábamos de la fecha oportuna y de las cantidades que necesitaba cada cual. Muchos envíos importantes se revalorizaban de esta manera, sabiendo que, en aquel momento, había un hueco de quince días. En aquellos tiempos, también se importaba ganado vacuno de leche y estábamos un poco al tanto de todo.

- En febrero de 1968 vuelve usted a España en donde es nombrado Subdirector General de Agricultura. ¿Qué hizo usted durante este tiempo?

- Toda la Dirección General de Agricultura tenía dos subdirectores generales más los Directores de los organismos autónomos: Investigaciones Agronómicas, Instituto de Semillas Selectas, Servicio de Tabacos y otros. En este ministerio, batí un record: veintidós años, pero en diversas facetas. Al principio fue en la propia subdirección de Agricultura, en donde me ocupaba de maquinaria, fertilizantes... De ochenta o cien mil tractores, pasamos a los trescientos cincuenta mil. Promovíamos fertilización, cuidábamos de los precios y dominábamos la investigación agraria. El único programa para investigación del Banco Mundial fue destinado a España y, en el 71, logramos una red regional de Centros de Investigación. Se especializaban los Centros, según los cultivos o producción principal: agrios, en Valencia; vinos, en el centro y Catalunya; aceites, en Córdoba, etcétera.

- Y Mallorca ¿en qué estaba especializada?

- En poca cosa. Tratamos de hacerlo en almendro y en recolección mecanizada. Intentamos racionalizar un poco sus múltiples variedades y centralizarlas en cuatro o cinco. En aquel tiempo, la edad media de las plantaciones de almendro era del orden de los setenta u ochenta años. No se podía andar con producciones de dos o tres kilos de almendras por árbol. Había que cambiar todo esto. El Ministerio, con el Iryda, actuó frente a la salinización de tierras. Tanto la huerta de Palma, de Sant Jordi, como los regadíos de Campos se estaban salinizando. Se agotaba el primer manto de agua dulce y subía el agua salada con lo que se terminaron de abandonar todos los cultivos. Se hizo la primera depuradora en S'Aranjassa. Había poca racionalización en el empleo de las aguas subterráneas. Todo esto coincidió con el boom del turismo. Tampoco era muy diversificado el cultivo en los regadíos porque no había fábricas de transformación. Ni había fábricas desmotadoras de algodón, ni de azúcar de remolacha, ni para hacer aceite de girasol. La única fábrica que teníamos era la vaca.

Todos los caminos llevan a Mallorca.

- Usted se jubila en 1991, a los 65 años. Pero, con los años, sus actividades agrarias no parecen haber disminuido

- Bueno, ahora me puedo dedicar a asesorar algunas fincas grandes, y a llevar la dirección técnica y, cuando ha sido preciso, también la administrativa. Pero lo que a mí me gusta es hacer cosas. Las políticas agrarias han ido cambiando. En el Colegio de Agrónomos y de otras organizaciones, nos reunimos para seguir el paso de todas estas tendencias.

- Al margen de su trabajo, de sus clases en la Escuela de Ingeniero Agrónomo y de sus múltiples viajes por toda España ¿ha tenido usted hijos?

- Seis. Con ellos vamos todos los veranos a Mallorca. Allí tienen sus amigos. Los dos primeros son Ingenieros agrónomos; el tercero hizo Empresariales; la cuarta, Económicas; la quinta, que nació en Londres, terminó filología inglesa y el último estudió Turismo.

- ¿Va usted muy a menudo a la isla?

- Antes, sí. Aprovechaba cualquier ocasión para visitarla. Y, a veces, por 24 horas. Así como todos los caminos iban a Roma, los míos me llevaban a Mallorca. Sobre todo cuando vivían mis padres. A medida que aumentaron los hijos, acudimos sólo los veranos. Por cierto que, en Baleares, en la Diputación, se me impuso La Gran Cruz de Mérito Agrícola, en una visita del ministro, señor Allende, a las Islas. Fue una atención muy grata para mí.

- ¿Fue la única que le concedieron a lo largo de su carrera?

- Hubo otras. Los franceses me honraron con la del Mérito Agrícola. También se me concedió la de Comendador del Mérito Agrícola. Son cosas de suerte. Lo que hay que procurar es no estar en el punto de mira de los cambios y todas esas cosas. Pero nunca he aspirado a nada. Todo eso es trabajo técnico. Y, lógicamente, he estado muy cerca de decisiones muy gordas. Yo fui, por ejemplo, jefe del Gabinete del Subsecretario y, en estos cargos, despachaba muchas veces con los ministros de turno. He visto y vivido muchas cosas.

- ¿A usted le gustaría morir en Mallorca?

- Ya lo creo... Esto es como los elefantes. Además, nosotros tenemos la sepultura en La Vileta, un cementerio muy pequeño y muy sano. Siempre está lleno de sol. También desearía pasar temporadas más largas en Mallorca y, al final, pues Dios dirá.

- ¿O incinerarse en ella?

- Eso no me gusta nada. No sé lo que harán porque al final uno nunca sabe. Pero no, ni yo ni mi mujer, que es madrileña, queremos nada de eso. Aunque hay algo, cuando te mueres, que es un poco deprimente. Si estás lejos de tu tierra, te embalsaman y te llevan en Iberia como si fueras un saco de patatas. O sea que, llega un momento en que te convierten en una pequeña mercancía. Pero, a pesar de esta parte escabrosa y más triste, quisiera que me llevaran a mi cementerio de Mallorca.

- Y la vida continúa.

- Efectivamente, la vida continúa

- Pero hay que reconocer que es bonita esa vida dedicada exclusivamente a la agricultura.


- Fueron muchas horas de correr por el campo en un Land Rover que no tenía calefacción ni refrigeración, y de encontrarme solo, de noche. Pero no me importaba nada. Al contrario. He tenido grandes satisfacciones. Tampoco era tradicional este tipo de vocación en mi familia. Aunque a mi padre le gustaba mucho el campo, donde había vivido de joven. Luego, también tuve amigos y parientes que me dejaron hacer cosas en el campo. Me conozco toda la Sierra mallorquina, de arriba a abajo. Cada año tenía que subir al Puig Mayor. A veces bajábamos por Lluch hasta el Torrente de Pareis. Ahora vivo, como puede ver, rodeado de cosas de Mallorca por todos los lados: pinturas, recuerdos, souvenirs...

Once años después de entrevistarme con Luis Miró-Granada, en mayo de 1998, me enteraba de la noticia de su muerte. Sus restos fueron llevados al cementerio de la Vileta.

sábado, 30 de julio de 2011

Luis Miró Granada. (y VI) Todos los caminos llevan a Roma.


- Usted se jubila en 1991, a los 65 años. Pero, con los años, sus actividades agrarias no parecen haber disminuido

- Bueno, ahora me puedo dedicar a asesorar algunas fincas grandes, y a llevar la dirección técnica y, cuando ha sido preciso, también la administrativa. Pero lo que a mí me gusta es hacer cosas. Las políticas agrarias han ido cambiando. En el Colegio de Agrónomos y de otras organizaciones, nos reunimos para seguir el paso de todas estas tendencias.

- Al margen de su trabajo, de sus clases en la Escuela de Ingeniero Agrónomo y de sus múltiples viajes por toda España ¿ha tenido usted hijos?

- Seis. Con ellos vamos todos los veranos a Mallorca. Allí tienen sus amigos. Los dos primeros son Ingenieros agrónomos; el tercero hizo Empresariales; la cuarta, Económicas; la quinta, que nació en Londres, terminó filología inglesa y el último estudió Turismo.

- ¿Va usted muy a menudo a la isla?

- Antes, sí. Aprovechaba cualquier ocasión para visitarla. Y, a veces, por 24 horas. Así como todos los caminos iban a Roma, los míos me llevaban a Mallorca. Sobre todo cuando vivían mis padres. A medida que aumentaron los hijos, acudimos sólo los veranos. Por cierto que, en Baleares, en la Diputación, se me impuso La Gran Cruz de Mérito Agrícola, en una visita del ministro, señor Allende, a las Islas. Fue una atención muy grata para mí.

- ¿Fue la única que le concedieron a lo largo de su carrera?

- Hubo otras. Los franceses me honraron con la del Mérito Agrícola. También se me concedió la de Comendador del Mérito Agrícola. Son cosas de suerte. Lo que hay que procurar es no estar en el punto de mira de los cambios y todas esas cosas. Pero nunca he aspirado a nada. Todo eso es trabajo técnico. Y, lógicamente, he estado muy cerca de decisiones muy gordas. Yo fui, por ejemplo, jefe del Gabinete del Subsecretario y, en estos cargos, despachaba muchas veces con los ministros de turno. He visto y vivido muchas cosas.

- ¿A usted le gustaría morir en Mallorca?

- Ya lo creo... Esto es como los elefantes. Además, nosotros tenemos la sepultura en La Vileta, un cementerio muy pequeño y muy sano. Siempre está lleno de sol. También desearía pasar temporadas más largas en Mallorca y, al final, pues Dios dirá.

- ¿O incinerarse en ella?

- Eso no me gusta nada. No sé lo que harán porque al final uno nunca sabe. Pero no, ni yo ni mi mujer, que es madrileña, queremos nada de eso. Aunque hay algo, cuando te mueres, que es un poco deprimente. Si estás lejos de tu tierra, te embalsaman y te llevan en Iberia como si fueras un saco de patatas. O sea que, llega un momento en que te convierten en una pequeña mercancía. Pero, a pesar de esta parte escabrosa y más triste, quisiera que me llevaran a mi cementerio de Mallorca.

- Y la vida continúa.

- Efectivamente, la vida continúa

- Pero hay que reconocer que es bonita esa vida dedicada exclusivamente a la agricultura.

- Fueron muchas horas de correr por el campo en un Land Rover que no tenía calefacción ni refrigeración, y de encontrarme solo, de noche. Pero no me importaba nada. Al contrario. He tenido grandes satisfacciones. Tampoco era tradicional este tipo de vocación en mi familia. Aunque a mi padre le gustaba mucho el campo, donde había vivido de joven. Luego, también tuve amigos y parientes que me dejaron hacer cosas en el campo. Me conozco toda la Sierra mallorquina, de arriba a abajo. Cada año tenía que subir al Puig Mayor. A veces bajábamos por Lluch hasta el Torrente de Pareis. Ahora vivo, como puede ver, rodeado de cosas de Mallorca por todos los lados: pinturas, souvenirs, recuerdos...

Once años después de entrevistarme con Luis Miró-Granada, en mayo de 1998, me enteraba de la noticia de su muerte. Sus restos fueron llevados al cementerio de la Vileta.

viernes, 29 de julio de 2011

Luis Miró Granada. (V) Agregado agrónomo en Londres y Dublín.

Recolección de la patata en Sa Pobla.

- De 1965 a 1968 estuvo usted de agregado agrónomo en la embajada de España en Londres y en Dublín. ¿Cómo vivió esta nueva experiencia?

- Allí pude ver el mundo productivo y las políticas agrarias de estos países. Cuidé del buen fin de las exportaciones españolas de la patata temprana y otros productos agrícolas. Había muchos problemas porque decían que teníamos el escarabajo de la patata; por fin pudimos hacer una especie de destrizamiento y de limpieza con lo cual la readmitieron.

- Contactaba usted con un grupo de la Cooperativa de la Puebla...

- En efecto, era una gente maravillosa. Trabajaban noche y día y vendían la patata saco a saco y kilo a kilo. Había dos épocas de la patata: la extra temprana, que se recogía en las Canarias en enero-febrero, y la patata temprana que era la nuestra y empezaba por Málaga, Valencia, Baleares, Cataluña, en marzo abril. Sabíamos perfectamente cómo iba la patata temprana en Egipto, en Túnez, Italia. Controlábamos todos los mercados y avisábamos tan pronto como nos enterábamos de la fecha oportuna y de las cantidades que necesitaba cada cual. Muchos envíos importantes se revalorizaban de esta manera, sabiendo que, en aquel momento, había un hueco de quince días. En aquellos tiempos, también se importaba ganado vacuno de leche y estábamos un poco al tanto de todo.

- En febrero de 1968 vuelve usted a España en donde es nombrado Subdirector General de Agricultura. ¿Qué hizo usted durante este tiempo?

- Toda la Dirección General de Agricultura tenía dos subdirectores generales más los Directores de los organismos autónomos: Investigaciones Agronómicas, Instituto de Semillas Selectas, Servicio de Tabacos y otros. En este ministerio, batí un record: veintidós años, pero en diversas facetas. Al principio fue en la propia subdirección de Agricultura, en donde me ocupaba de maquinaria, fertilizantes... De ochenta o cien mil tractores, pasamos a los trescientos cincuenta mil. Promovíamos fertilización, cuidábamos de los precios y dominábamos la investigación agraria. El único programa para investigación del Banco Mundial fue destinado a España y, en el 71, logramos una red regional de Centros de Investigación. Se especializaban los Centros, según los cultivos o producción principal: agrios, en Valencia; vinos, en el centro y Catalunya; aceites, en Córdoba, etcétera.

- Y Mallorca ¿en qué estaba especializada?

- En poca cosa. Tratamos de hacerlo en almendro y en recolección mecanizada. Intentamos racionalizar un poco sus múltiples variedades y centralizarlas en cuatro o cinco. En aquel tiempo, la edad media de las plantaciones de almendro era del orden de los setenta u ochenta años. No se podía andar con producciones de dos o tres kilos de almendras por árbol. Había que cambiar todo esto. El Ministerio, con el Iryda, actuó frente a la salinización de tierras. Tanto la huerta de Palma, de San Jordi, como los regadíos de Campos se estaban salinizando. Se agotaba el primer manto de agua dulce y subía el agua salada con lo que se terminaron de abandonar todos los cultivos. Se hizo la primera depuradora en S'Aranjassa. Había poca racionalización en el empleo de las aguas subterráneas. Todo esto coincidió con el boom del turismo. Tampoco era muy diversificado el cultivo en los regadíos porque no había fábricas de transformación. Ni había fábricas desmotadoras de algodón, ni de azúcar de remolacha, ni para hacer aceite de girasol. La única fábrica que teníamos era la vaca.

Mañana: Luis Miró Granada(y VI) Todos los caminos llevan a Mallorca.

Luis Miró-Granada (IV). El "boom" del turismo perjudicó la agricultura



El turismo descubrió la hermosura de Mallorca.



- Hoy en día, no pocos se quejan de que los precios de la mano de obra les resultan tan caros que prefieren abandonar la labor del campo.

- Es la consecuencia inmediata del turismo. Porque no hay duda de que la vida del campo es dura. Pero hay algo muy curioso que yo he comentado con algunos amigos: no es que se haya ido el payés del campo; lo malo es que se haya ido la mujer del payés, esa “madona” que tenía una importancia primordial. Ella era la organizadora. Preparaba la comida para la gente que vivía en el campo, para todos los que venían de temporeros. Pero claro, vino el turismo y esta buena señora, que se pasaba todo el santo día en la cocina y en otros muchos trabajos, cambio su trabajo por siete horitas diarias a un hotel y, en cinco o seis meses, ganaba más que en todo el año en el campo. Y, al faltar la madona en una finca, ya no había quien sujetara al amo. Son fenómenos de tipo sociológico.

- Cuando empezó el turismo, en los años sesenta, ¿llegó a perjudicar la agricultura?

- El turismo absorbió a mucha gente, incluida la del campo. En Mallorca se tuvo necesidad de traer partidas para la recolección de la almendra, del algarrobo, etcétera. Al principio, vinieron los llamados murcianos. Gente muy conocedora del campo. En Almagro, casi todos los coches tienen matrícula de Palma de Mallorca. Es gente que estuvo en la recogida de la almendra y se compró un coche de segunda mano. Vas a otros sitios de Extremadura o a Badajoz y ves que hay pueblos en que todo el mundo ha estado en Mallorca, trabajando. Con el boom turístico, los transportes y la edificación, comenzó a escasear la gente del campo y tuvieron que recurrir a los peninsulares. Hoy en día se ha estabilizado, pero en un nivel muy bajo. La gente que abandonó el campo no ha vuelto a él. Hay que tener cuidado con el Mercado Común cuyas subvenciones por abandonar tierras pueden llegar a ser muy peligrosas. Porque una vez que alguien sale del campo, normalmente, no vuelve a él.

- Y mientras la gente del campo se ha ido a la ciudad, los extranjeros han llegado y se compraron fincas medio abandonadas aunque no para trabajarlas. ¿Cómo ve usted el intercambio?

- Mañana puede pasar cualquier cosa, un pánico de la Bolsa o el fallo del turismo, y, si no tienes la máquina productiva siempre a punto, puede ser la hecatombe. A los alemanes que van comprando fincas se les debería obligar a labrarlas como lo hacen los agricultores. Empezamos por no saber si hay reciprocidad, o sea, si podríamos comprar nosotros en Alemania. Si uno no es capaz de poner en marcha una finca y hacerla producir, no debería poder hacerse con una, por muchos marcos o divisas que tenga. Y que conste que no digo nada exagerado. En el tiempo que estuve en el servicio de Fincas Mejorables en la Dirección General de Agricultura, nos preguntábamos si no nos pasábamos de rosca con tanto intentar producir. Pero entonces supe yo que en Francia había una política y un hábito muy importante. Las Cámaras o las Asociaciones de Agricultores tenían mucho cuidado en no permitir que la gente que desconocía el campo comprara una finca si no la sabía llevar a uso o costumbre de buen labrador. Porque ellos consideraban que entonces su territorio perdería capacidad de producción y de calidad en sus productos. Un artista muy famoso quiso comprar una finca en Normandía y los payeses lo impidieron porque consideraron que no podía llevarlas como ellos lo hacían. Debería haber algún tipo de acciones que no permitieran romper la máquina de producción. Es muy bonito que una persona esté rodeada de cien hectáreas pero, si no las cuida y no producen, es tierra muerta. Que se compren un chalet en la Bona Nova, pero no en el campo.

Mañana: Luis Miró-Granada. (V) Agregado agrónomo en Londres y Dublín.

miércoles, 27 de julio de 2011

Luis Miró Granada.(III) El almendro y el algarrobo mallorquín.

En Mallorca, es un regalo encontrar almendros tardíos en flor.




El algarrobo o “garrofer” se cultiva en todo el Mediterráneo desde tiempos inmemoriales. La algarroba sirve de alimento para cabras y cerdos. También se usa en la elaboración de “palo”, bebida típica mallorquina.


- ¿Cómo estaba la agricultura mallorquina en los sesenta?

- En secano, estaba muy condicionada al casi monocultivo de almendro, higueras, algarrobos, y asociada a los cultivos herbáceos. Se hacía con frecuencia una rotación de cuatro años: el primero, de barbecho con parte de leguminosas, como habas; el segundo, el cereal rey, el trigo; el tercero, un cereal, avena, para ganado, y un cuarto año que generalmente eran pastos naturales aprovechados por el ganado.

- ¿Y había lo suficiente para la isla o tenían que importar?

- Siempre fuimos deficitarios en cereales por limitación de superficie. Se labraba muy bien. El campo estaba cuidadísimo. Era una gloria ver aquellas fincas. Al contrario de hoy en que todo está muy descuidado. Los árboles no se reponen cuando mueren, no se podan convenientemente ni en los turnos que toca.

- ¿Qué se hacía con el algarrobo y con la almendra?

- El algarrobo tenía entonces mucha utilidad porque su fruto era la comida para las bestias de tiro y carga: caballo, mulas etcétera. Sólo servía para esto. Entonces el garrofín, que es la semilla de la garrofa, no tenía tanta importancia. Ahora todo su valor está en él porque se utiliza para hacer aprestos para tejidos y se exportan hasta el Japón. También se exportaban a Inglaterra en el tiempo que se empleaba para la alimentación de ganado de tiro. Incluso cuando empezaron a incluirlo, al hacer los piensos compuestos en fábricas, mezclando cereales, leguminosas, vitaminas y suplementos de grasa, todavía empleaban algarroba, buena parte de la cual procedía de Mallorca. En cuanto a la almendra, se exportaba fundamentalmente a Inglaterra, Francia, Alemania y países europeos. El consumo familiar en la isla era relativamente reducido. En las fiestas de Navidad o cuando había alguna solemnidad, se hacía mucho turrón en casa. Básicamente, se hacían dos tipos, uno parecido al Jijona, de color tostado, blando, en barras; y otro, blanco, redondo y aplastado entre dos obleas grandes.

- El problema del almendro en Mallorca son las múltiples variedades que hay.

- Efectivamente, hay más de cien clases de almendras, y algunas muy locales que, comercialmente, no son útiles. En España, sólo hay cuatro o cinco tipos de almendras de gran consumo. Es preciso también hacer plantaciones con mayor densidad de pies y más corta duración.

- ¿Es cierto que las prácticas llevadas a cabo en Norteamérica con los almendros han sido adoptadas en Mallorca para poder exportar sus frutos?
- Más que en Mallorca se han llevado a cabo en el Sureste de la Península y parte de Extremadura, con grandes plantaciones de almendros parecidos a los Norteamericanos. Son las almendras de cáscara blanda. Al haber una gran invasión de almendra californiana en Europa, se han copiado un poco estos tipos. Prácticamente quien dominaba un poco el tema de la almendra eran los de Reus, en Tarragona, porque tenían muy buenas plantaciones, pocas variedades y unos mercados muy fijos, juntos con los de la avellana. Además, sabían comercializarla muy bien. De manera que cuando, en casa, salía algún chico espabilado, comentaban enseguida: “Este chico parece de Reus2. Estaban más al tanto de lo que pasaba en Sicilia, o en el Sur de Italia que lo que pasaba en su propia tierra. Porque claro, según fueran allí buenas las cosechas, el precio daba unos altibajos que eran de locura. Y entonces decían que había que tener siempre un ojo puesto en Sicilia.

Mañana: Luis Miró Granada. (IV) El boom del turismo perjudicó la agricultura.

Luis Miró-Granada. (II). Enamorado de las dehesas.


La dehesa es un ecosistema “absolutamente peculiar dentro del ámbito de Europa” porque ofrece una “altísima biodiversidad” y proporciona un importante acerbo de valores medioambientales, culturales y estéticos.



- ¿Cuál fue su primer proyecto?

- Lo hice de la mano del Instituto Nacional de Colonización que luego se llamó Iryda y ahora Estructuras Agrarias. Hice el proyecto de puesta en riego en unos sectores de la zona de Bárdenas Reales, que es la parte norte de Zaragoza, una zona semiárida. Coincidí en el tiempo en que se hicieron todos los riegos de Monegros y con el inicio del Plan Badajoz. Después, fui destinado al Ministerio de Agricultura e inicié los trabajos del nuevo servicio de Fincas Mejorables, en un momento en que había aún gran déficit de alimentos, especialmente de trigo. Me nombraron Ingeniero de este servicio. Fue de 1955 a 1957. Anduve mucho por Sierra Morena, por los Montes de Toledo, por Palmitares de Sevilla y por las Marismas del Guadalquivir. Intentábamos buscar terrenos en los que se pudiera labrar y aumentar nuestro cupo en la llamada “batalla del trigo”. Cuando la cosa se normalizó, las tierras que se habían roturado y que eran de baja fertilidad volvieron otra vez a lo que eran pastos o montes. Fue en estos tiempos de cartillas en que alcanzamos el cien por cien de nuestras necesidades en materia de cereales. Ya entonces, me enamoré de lo que son las dehesas. Son mi gran chifladura.

- ¿Qué otros servicios llevó a cabo?

- De 1957 a 1962 pasé a encargarme de los servicios de Mejora Forrajera y Pratense, y de 1962 a 1965 fui jefe de Delegación ante la F. A. O. (Organización para la Agricultura y la Alimentación), en el Grupo de Trabajo sobre Forrajes Mediterráneos, y profesor encargado de Cátedra en la ETSIA (Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomo). Tratamos de mejorar áreas de pastos así como la cabaña y la producción animal. Durante diez años, me dediqué a todo esto y me recorrí toda España. Empezamos a hacer los primeros estudios de ecología y las bases para establecer nuevos tipos de agricultura, y a traer de Argelia, de los Estados Unidos y de Australia, nuevas especies y variedades para siembra. Ellos lo enfocaban para evitar grandes tormentas de polvo en la zona del medio Oeste. Hacían una cubierta vegetal y, a la vez, sujetaban un poco el terreno, impedían que se levantaran las enormes nubes de polvo y daban más recursos a las ganaderías. Lo digo por lo que vi en los cuatro meses que estuve en los Estados Unidos, en 1958, con un programado llamado “International Cooperation Administration”.

- ¿Qué más aprendió allí?

- Sobre todo, lo que no hay que hacer. No hay que perder tiempo en cosas que luego no te van a servir para nada en tu propio medio. Estudiamos muy bien las situaciones ecológicas en toda España y vimos qué tipo de especies y de variedades de plantas podían ser objeto de cultivo. En el Norte, era relativamente fácil. En la mitad Oeste, que es de suelos silíceos y ácidos y de vegetación más pobre, tuvimos los principales problemas. La solución, en buena parte, fue con el trébol subterráneo. Había variedades capaces de ser cultivadas. Tuvimos que escoger las más adecuadas para adaptarlas, según la situación de más o menos frío, lluvias, profundidad, etcétera. El Centro de Investigación Agraria de Extremadura trabaja en la selección de tréboles nativos para su cultivo.

Mañana: Luis Miró-Granda(III) El almendro y el algarrobo mallorquín.

martes, 26 de julio de 2011

Luis Miró-Granada Gelabert. Ex sub director General de Producción Agrícola.


El 14 de abril de 1925, seis años antes de que surgiera la Segunda República española, nacía, en Palma de Mallorca, Luis Miró Granada Gelabert. Sus antecesores habían formado la Casa Granada, dedicada a negocios navieros, seguros marítimos y comerciales. Sus antepasados familiares eran marinos y navieros que crearon La Empresa Mallorquina de Vapores, la primera gran compañía de este tipo. “Mi abuelo –nos contó Luis Miró-Granada cuando le entrevistamos, en mayo de 1998– todavía hizo muchos viajes a América en barcos de vela de La Casa. Normalmente, hacían el trayecto hasta Puerto Rico y Cuba; luego, subían un poco por la costa oeste de los Estados Unidos y cruzaban el Atlántico. A veces primero iban a Inglaterra, daban la vuelta y llegaban a Palma o Málaga Barcelona Palma”.

Con la pérdida de la Antillas, en 1898, todo este mundo se fue desmoronando y siguió por otros caminos. Pero Casa Granados fue de las primeras que trajo de América petróleo para el alumbrado. Tenían la delegación de la Trasatlántica, la de la Marítima de Mahón y Seguros pero, con la Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, todo se fue desvaneciendo o tomando distintos cauces. Al constituirse el monopolio, ofrecieron al padre de Luis entrar en Campsa y en entidades nuevas que se iban creando, pero él prefirió su trabajo familiar. Sus últimos treinta años de vida los dedicó a altos puestos administrativos en Gas y Electricidad (G.E.S.A.) y fue consejero del Gas de Mahón.

El ingeniero agrónomo, Luis Miró Granada Gelabert, fue Subdirector General de la Producción Agrícola, vocal del Consejo Asesor del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas, vocal del Consejo Superior de Transportes Terrestres, y desempeñó otros muchos cargos. Antes de retirarse fue Presidente del Consejo Superior Agrario.

“Yo fui el tercer hijo, de los cuatro que componían la familia. Estudié en las Agustinas y en la Salle. Tengo un excelente recuerdo de aquel colegio regido por los hermanos franceses, magníficos pedagogos, con su cabeza cartesiana. Hice el ingreso en la Escuela de Ingenieros gracias a las buenas matemáticas que ellos me enseñaron”.

- Empecemos con su juventud, amenazada, como tantas otras, por la Guerra Civil.

- Recuerdo cuando se inició la Guerra. Y los primeros bombardeos, cuando estábamos en el Arenal. Arrojaban unas bombas de pequeña potencia y todo el mundo se refugiaba en los cellers, las bodegas que había debajo de las casas. Una de ellas cayó sobre el Instituto de Palma.

- ¿Cuáles eran sus grandes aficiones?

- El mar y el campo. Pero, condicionado por las gafas que llevo desde los cinco años, mi vista me impedía irme a la Marina. En cambio, me encantaba perderme con los payeses cuando hacían sus labores, la trilla o la extracción del aceite, o irme por la marina de Lluchmayor a cazar o a dar largos paseos. Como no tenía aptitudes para lo primero, opté por los estudios de Ingeniero Agrónomo. En el 1943, tuve que desplazarme a Madrid para estudiar Agricultura. Tras cuatro o cinco años, aprobé el ingreso en el 48. Terminé en 1954, con el número uno de la promoción.

Mañana: Luis Miró-Granada. (II) Enamorado de las dehesas.

domingo, 24 de julio de 2011

Sebastián Enseñat. Abogado y socio fundador del Rotary Club Mallorca. Ex consejero de Tele 5 y ex representante del Grupo Kirch.



Hijo de Jaime Enseñat Alemany, socio fundador de Rotary Club Mallorca, Sebastián Enseñat Velasco fue primer gobernador de Rotary en España en la reinstauración de la democracia. Fue un reconocido abogado mercantilista y estuvo muy vinculado a empresas italianas. Fue Consejero y/o Secretario de Sniace, Papelera Española, Sarrió, Gestevisión Telecinco, Publiespaña, Chicco Española, Alfa Romeo, Snamprogetti, Seirt, Azucareras Reunidas de Jaén y de otras. Igualmente, de la Cámara de Comercio Italiana y Sociedad Italiana de Beneficencia. Le entrevistamos en enero de 1998, en Madrid. Once años más tarde, el 18 de marzo del 2009 moría en Madrid. El Gobierno italiano le concedió la Condecoración de Commendatore, y posteriormente el Presidente Pertini la de Grande Ufficiale al Merito de la República Italiana.

Piscis que no creía demasiado en el horóscopo –nació un 6 de marzo de 1930–, Sebastián Enseñat reconocía que le había ido muy bien en la vida. Tenía otros dos hermanos y una hermana y era hijo de Jaime Enseñat, abogado mercantilista famoso que muriera en 1988, nueve días después de perder a su esposa. “No soportó esa tristeza”, nos dijo, mientras le recordaba.

Muy pronto, tras el pre bachillerato, Sebastián saltó de la isla a Madrid en donde estudió leyes. Tras la Guerra Civil, ejerció de primer Gobernador de los Rotarios españoles. Era especialmente conocido entre la colonia de italianos para los que trabajaba como abogado. Ocupó el cargo de consejero de la televisión privada, Tele 5, en su primera época. Presidió la Sociedad italiana de Beneficencia. Era secretario perpetuo del Hogar Balear y se sentía como la mayoría de isleños, provisionalmente en Madrid. Como inicio de nuestro encuentro, le sugerí me recordara lo que su padre había hecho por Mallorca.

- Algo que no puede ser olvidado: fue pionero en la industria hostelera. Creó los dos primeros hoteles de categoría en Palma: el Gran Hotel y el Reina Victoria. Fundó el Fomento del Turismo de Mallorca del que ocupó su presidencia y la empresa de seguros Mare Nostrum, adquirida posteriormente por el Banco Popular. Construyó el primer campo de golf en la isla, en la playa de Alcudia, en 1931. Este, cinco años más tarde, fue requisado por los franquistas que lo transformaron en campo de aviación. En los años 50, el Ministerio del Aire le devolvió los terrenos, en los que construyó la urbanización Playa de Alcudia, uno de los centros turísticos más importantes de la isla. Contribuyó así a que Alcudia llegara a ser el pueblo español que tenía la mejor renta per cápita gracias al turismo y a los servicios.

- ¿Hasta qué año vivió usted en la isla?

- En ella hice el pre-bachillerato. Al terminar la Guerra Civil, mi padre, abogado mercantilista, decidió trasladarse con todos nosotros a la capital del país. El ingreso de bachiller lo hice ya en Madrid.

- ¿Qué conserva de esta isla que abandonara a los nueve años?

- La lengua mallorquina, aprendida en los años mozos, que procuro practicar siempre que tengo ocasión.

- ¿Siente, de vez en cuando, la necesidad de volver a Mallorca?

- Todos los años paso mis vacaciones en la isla. Al principio íbamos en Navidad, Semana Santa y verano. Luego, al dejar de ser estudiante y ejercer una profesión, mis vacaciones se limitaron al mes de agosto y a los fines de semana que puedo escaparme. En Madrid soy secretario perpetuo del Hogar Balear, una asociación de varios centenares de mallorquines. Y he observado que todos tenemos una cosa en común. Y es que nos sentimos provisionalmente en Madrid. Todos estamos convencidos de que pronto va a ocurrir algo que nos va a permitir volver a Mallorca. Y que conste que esto no significa ni un menosprecio ni un menor cariño por Madrid, ciudad en la que me siento totalmente identificado. Estoy casado con una madrileña, nieta de Mariano Belliure, escultor del monumento a don Antonio Maura, cuyo cincuentenario de su muerte se celebró; tengo cinco hijos, madrileños también, y he recibido una acogida extraordinaria en esta capital. Pero los balearicos transportamos con nosotros el gusanillo ese del deseo de regresar a nuestras islas y estoy pensando cuándo va a llegar el día que pueda jubilarme para volver allí y pasar una gran parte del año.

Un forofo de Tele 5.

- Usted ha sido Consejero de Tele 5, la televisión de Berlusconi.

- Tele 5 está formada fundamentalmente por cuatro accionistas: Prensa Española, el Grupo Correo, Fininvest, de Berlusconi, y Grupo Kirck. Yo he sido y sigo siendo abogado de Fininvest, y, durante un periodo de tiempo, fui consejero de Tele 5 y Publi-España, empresa que tiene la exclusiva de publicidad en esa cadena. En la actualidad, represento al grupo alemán de Leo Kirck, que posee la cadena alemana de televisión más importante de Alemania.

- ¿Conoce usted por dentro la televisión o sólo está como asesor financiero y jurídico?

- Conozco los problemas legales y fiscales de la televisión así como su clientela, pero soy un profano en su aspecto técnico.

- ¿La ve usted mucho?

- No tanto como yo quisiera, por la falta de tiempo. Pero, como todos los españoles, soy un forofo de las horas nocturnas.

- ¿Y cuál cree que es la mejor televisión en España, entre las privadas y las públicas?

- Por supuesto Tele 5, a la que me siento ligado profesionalmente, con una diferencia de años luz sobre las otras.

- ¿A qué se debe el cambio operado en el 97 en esta televisión?

- Al nuevo consejero delegado y director general, Mauricio Carlotti, que sustituyó a Valerio Lazarof y a la época de Miguel Durán, ex presidente de la Once y de Tele 5. Fue Carlotti quien introdujo al grupo de los nuevos accionistas de Prensa Española, ABC y al Grupo Correo. Tele 5 fue la primera cadena de televisión privada que pagó un dividendo.

- Es curioso que un abogado ciego como Miguel Durán, haya podido estar al frente de Tele 5. Pero cosas más increíbles han sucedido en este país. Sobre todo, en el campo de la política. ¿A usted no le interesa ésta?

- Sí me interesa, y muchísimo, en cuanto a ciudadano que soy de este país. Tengo mis ideas políticas, ejercito mi derecho de voto y sigo la política muy de cerca. Pero no quiero participar activamente en ella porque creo que es incompatible con el ejercicio profundo de la profesión de abogado.

- ¿Pese a que haya abogados que son igualmente políticos?

- Yo prefiero dedicar el tiempo libre que mi profesión me deja a ser útil de otra manera a los demás, participando, por ejemplo, en las actividades de los Clubs Rotarios de los que formo parte.

Primer gobernador de los Rotarios españoles.

- ¿Qué es ese club, explicado en breves palabras?

- Es un club con finalidad altruista en el que sus componentes pretenden ser útiles a los demás. Yo fui el primer Gobernador de los Rotarios españoles después de la Guerra Civil, en los años 1982/3, y mi devoción por la infancia necesitada me llevó a enviar 430.000 vacunas contra la polio a Bolivia, mucho antes de que se estableciera este programa por Rotary International. Al final de los ochenta, los Rotary Clubs entregaron a la Organización Mundial de la Salud y a Unicef 250 millones de dólares para comprar las vacunas que erradicaran la polio en el mundo. El Polio plus fue, pues, un programa de los Clubs Rotarios. En los últimos años, se vacunó a más de 650 millones de niños. Y pensamos erradicar la polio en el inicio de los años 2000. En menos de un lustro obtendremos el certificado de que la Humanidad está libre de polio.

- ¿Qué fue Arte y Turismo de la que su padre era también el fundador?

- En efecto, en 1926, mi padre fue fundador del Club Rotario de Mallorca, junto con una veintena de personas. En esos años, el célebre cardenal Segura publicaba una pastoral en la que acusaba a los Rotarys. “Son -vino a decir- los mismos perros que los masones, pero con distintos collares”. Y se nos colgó un sambenito. Como consecuencia, sufrimos un palo moral muy grande. En los años de la Guerra Civil, se promulgó un decreto por el que se prohibía todas las asociaciones que estuviesen ligadas a organismos internacionales, entre ellas, los Clubs Rotarios. Al finalizar ésta, mi padre se trasladó a Madrid y trató de reunir a quienes habían sido rotarios antes de la Guerra pero, al considerarnos todavía como una sociedad masónica, no hubo manera de conseguir la autorización del Gobierno. Así que nos vimos en la necesidad de crear, a finales de los cincuenta, una asociación con la misma finalidad que el Rotary Club. Y surgió Arte y Turismo que sirvió para aglutinar a todos los que habían sido ya rotarios hasta la muerte de Franco, y a los que querían serlo en adelante. Asociación que desapareció, al implantarse la Monarquía. Fue una de las primeras cosas que hizo el Rey, proclamado en noviembre del 75. El Club Rotario en Madrid se autorizó en febrero del 76.

- ¿Cuál fue el motivo por el que el mismo Papa prohibiera esta organización?

- Más que una prohibición del Papa lo fue de algunas Iglesias de distintos países del mundo. Es evidente que ha habido algunos rotarios que han pertenecido a la masonería, de la misma manera que otros han pertenecido a círculos culturales. Yo creo que ha habido una incomprensión muy grande por parte de la Iglesia. Una comisión de rotarios españoles visitó al cardenal Segura para decirle que su pastoral sobre el tema era incierta. Y, cuando el hombre se vio perdido y que no tenía razón para asimilarnos a los masones y considerarnos una asociación contraria a la Iglesia, preguntó si los rotarios éramos católicos. Le contestaron que no, que se trataba de una sociedad agnóstica y apolítica. Que estaba prohibido, en su seno, hablar de política y de religión para no crear enfrentamientos entre los socios que podían tener distintas ideas políticas o pertenecer a distintas religiones. Entonces contestó con la cita de Jesucristo: “Quien no está conmigo, está contra mí”. Y echó a todos afuera. Eso me lo contaron dos rotarios, uno de ellos notario de Madrid, que participaron en esa reunión con el cardenal. Por una parte, hubo un malentendido de la Iglesia, y, por otra, se extendió el temor de que el Rotary adquiría mucha fuerza e importancia.

- Precisamente, en esos años en los que se tildó a los rotarios de masones, hubo muchos sacerdotes que se colaron en los Rotary Clubs, especialmente en Latinoamérica.

- Efectivamente. La cosa se resolvió bastante bien cuando Pablo VI, siendo arzobispo de Milán, acudió a una cena con el Club Rotario de esta ciudad en la que la diócesis se dio un abrazo con los Clubs Rotarios. Y, cuando llegó al papado, nos bendijo. Actualmente, hay muchos cardenales enrolados en nuestras filas.

- ¿Cuántos miembros están registrados en España y en el mundo?

- En toda España hay unos ochenta y ocho Clubs Rotarios y cerca de 5.000 rotarios. En el mundo, por encima de los 26.500 Clubs y alrededor de un millón quinientos mil miembros.

- Usted completa su ocupación con la Sociedad italiana de Beneficencia y con otras actividades. Se dice que es el abogado de los italianos en España.

- Lo niego absolutamente, aunque tengo que reconocer que tengo, entre mi clientela, a muchos italianos. Desde hace años, presido esta Sociedad. Se trata de una actividad a la que dedico mucho trabajo y cariño, en la que recogemos no sólo a los italianos necesitados sino a muchos españoles casados con italianos o italianas que han enviudado o se han separado. En Madrid, hay una colonia muy importante. Hay que tener en cuenta que las empresas más representativas del país italiano tienen sus delegaciones en España, empezando por los grandes bancos. Aparte de los italianos, a quienes represento, mi hijo es cónsul honorario de Gambia.

Me comprendo muy bien con mi caballo.

- No hay duda de que su familia ha sido especialmente activa en todos los terrenos. Aparte de su padre, en la hostelería, cabe citar a su hermano, Jaime, un hombre muy ligado a la náutica que fue presidente de la Federación Balear de Vela durante muchos años y es el organizador del Trofeo Princesa Sofía y de la Copa del Rey de Vela. ¿Se dedica usted también a alguna ocupación deportiva?

- Soy un gran aficionado a tres deportes que practico: la vela, en el verano, y, en el invierno; juego todos los días alternativamente a golf y monto a caballo. Tengo un caballo con el que me comprendo perfectamente. Alguna vez discutimos un poco. Él detecta perfectamente cuando estoy de buen o mal humor y viceversa, pero nos llevamos muy bien.

- ¿En dónde le gustaría morir: en Madrid o en Mallorca?

- La verdad es que yo tengo un amor extraordinario por la vida. Creo que es el mejor don que Dios nos ha dado. Y he tomado dos decisiones importantes: morirme y no reencarnarme. Parece una tontería pero, si profundizo un poco, y yo llevo varios años haciéndolo, llego fácilmente a la conclusión de que, primero, me voy a morir, con lo cual tengo ya la idea preconcebida de ello. La muerte para mí no tiene que ser algo extraordinario porque llevo muchos años pensando en ella. Y de la misma manera que quiero morir, quiero que sea cuanto más tarde mejor. La segunda decisión es la de evitar mi reencarnación. Porque, en la vida, hay muchísimas personas que piensan reencarnarse, o al menos lo deduzco así por la cantidad de tiempo que pierden. Me imagino que es porque piensan hacer, en la otra vida, lo que no han hecho en esta. Pero, como yo no deseo reencarnarme, todo lo que quiero hacer, lo tengo que realizar en esta vida. Y, por lo tanto, tengo todo lo que usted quiera, menos tiempo que perder. Ese apego a la vida me hace no tener miedo a la muerte. Les he dicho a mis hijos, incluso así lo hago constar en mi testamento, que, mientras puedan, hagan todo lo posible por prolongarme la vida. Y que se gasten para ello, mientras yo viva, todo el dinero que sea. Una vida digna por lo que respecta a mi estado de salud. Pero, una vez que muera, que se gasten el menor dinero posible en mi entierro. Que me entierren, me incineren, me echen a la basura o hagan conmigo lo que quieran. Pero que no se gasten el dinero con mi cuerpo. No tengo ningún deseo por lo que respecta a mi cuerpo una vez abrazada la muerte.

- ¿Ni siquiera tiene preferencia por su incineración, ni desea que echen sus cenizas en el mar de Mallorca?

- Pobrecito ese mar. ¿Qué ha hecho él para merecer que lo contaminen con mis cenizas?

Once años más tarde, Sebastán Enseñat fallecía el 19 de marzo del 2009 en Madrid. De él escribía su amigo y compañero, Bernardo Rabassa, ex presidente del Rotary Club Madrid-Puerta de Hierro y presidente del Club Liberal español: “¡Sebastián, yo sé que desde el fondo del mar, que es tu cielo, contemplas nuestro todavía devenir, mientras que tú te has ido a navegar, para siempre, eternamente, hasta el más allá!”. Bernardo guarda de él, su hermano mayor, cuyo padre, Jaime, le enrolara en Rotary en 1977, una amistad imborrable. “Con Sebastián, su hijo, mi padrino rotario, participe años después en 1995 en la 1ª Vuelta Rotaria a la Isla de Mallorca, que organizó el Past Gobernador, José Luis Perona, con escaso éxito de público y critica, pues sólo tuve su fugaz compañía al inicio alrededor de la isla Dragonera. Sin embargo Sebastián, el hombre Polio-Plus que ha salvado en estos últimos 30 años a millones de niños vacunándolos contra esa terrible enfermedad, me acompañó con su velero, “el Moro de Pollensa”, desde Puerto de Andraitx a Puerto de Pollensa, con escala una noche en el Puerto de Soller. Lo que demuestra si cabe, una vez más, la amistad rotaria a la que yo llamaría hermandad, pues disfrutamos de uno de los paisajes más idílicos que puedan verse en el mundo. Remontar toda la costa con la Sierra de Tramontana por estribor”.

viernes, 22 de julio de 2011

Sebastián Enseñat y (IV) Me comprendo muy bien con mi caballo.

Sebastián Enseñat (el primero de la derecha), dos meses antes de morir, presentando un cheque para el programa Polio Plus del Club Rotary.



- No hay duda de que su familia ha sido especialmente activa en todos los terrenos. Aparte de su padre, en la hostelería, cabe citar a su hermano, Jaime, un hombre muy ligado a la náutica que fue presidente de la Federación Balear de Vela durante muchos años y es el organizador del Trofeo Princesa Sofía y de la Copa del Rey de Vela. ¿Se dedica usted también a alguna ocupación deportiva?

- Soy un gran aficionado a tres deportes que practico: la vela, en el verano, y, en el invierno; juego todos los días alternativamente a golf y monto a caballo. Tengo un caballo con el que me comprendo perfectamente. Alguna vez discutimos un poco. Él detecta perfectamente cuando estoy de buen o mal humor y viceversa, pero nos llevamos muy bien.

- ¿En dónde le gustaría morir: en Madrid o en Mallorca?

- La verdad es que yo tengo un amor extraordinario por la vida. Creo que es el mejor don que Dios nos ha dado. Y he tomado dos decisiones importantes: morirme y no reencarnarme. Parece una tontería pero, si profundizo un poco, y yo llevo varios años haciéndolo, llego fácilmente a la conclusión de que, primero, me voy a morir, con lo cual tengo ya la idea preconcebida de ello. La muerte para mí no tiene que ser algo extraordinario porque llevo muchos años pensando en ella. Y de la misma manera que quiero morir, quiero que sea cuanto más tarde mejor. La segunda decisión es la de evitar mi reencarnación. Porque, en la vida, hay muchísimas personas que piensan reencarnarse, o al menos lo deduzco así por la cantidad de tiempo que pierden. Me imagino que es porque piensan hacer, en la otra vida, lo que no han hecho en esta. Pero, como yo no deseo reencarnarme, todo lo que quiero hacer, lo tengo que realizar en esta vida. Y, por lo tanto, tengo todo lo que usted quiera, menos tiempo que perder. Ese apego a la vida me hace no tener miedo a la muerte. Les he dicho a mis hijos, incluso así lo hago constar en mi testamento, que, mientras puedan, hagan todo lo posible por prolongarme la vida. Y que se gasten para ello, mientras yo viva, todo el dinero que sea. Una vida digna por lo que respecta a mi estado de salud. Pero, una vez que muera, que se gasten el menor dinero posible en mi entierro. Que me entierren, me incineren, me echen a la basura o hagan conmigo lo que quieran. Pero que no se gasten el dinero con mi cuerpo. No tengo ningún deseo por lo que respecta a mi cuerpo una vez abrazada la muerte.

- ¿Ni siquiera tiene preferencia por su incineración, ni desea que echen sus cenizas en el mar de Mallorca?

- Pobrecito ese mar. ¿Qué ha hecho él para merecer que lo contaminen con mis cenizas?

Once años más tarde, Sebastán Enseñat fallecía el 19 de marzo del 2009 en Madrid. De él escribía su amigo y compañero, Bernardo Rabassa, ex presidente del Rotary Club Madrid-Puerta de Hierro y presidente del Club Liberal español: “¡Sebastián, yo sé que desde el fondo del mar, que es tu cielo, contemplas nuestro todavía devenir, mientras que tú te has ido a navegar, para siempre, eternamente, hasta el más allá!”. Bernardo guarda de él, su hermano mayor, cuyo padre, Jaime, le enrolara en Rotary en 1977, una amistad imborrable. “Con Sebastián, su hijo, mi padrino rotario, participe años después en 1995 en la 1ª Vuelta Rotaria a la Isla de Mallorca, que organizó el Past Gobernador, José Luis Perona, con escaso éxito de público y critica, pues sólo tuve su fugaz compañía al inicio alrededor de la isla Dragonera. Sin embargo Sebastián, el hombre Polio-Plus que ha salvado en estos últimos 30 años a millones de niños vacunándolos contra esa terrible enfermedad, me acompañó con su velero, “el Moro de Pollensa”, desde Puerto de Andraitx a Puerto de Pollensa, con escala una noche en el Puerto de Soller. Lo que demuestra si cabe, una vez más, la amistad rotaria a la que yo llamaría hermandad, pues disfrutamos de uno de los paisajes más idílicos que puedan verse en el mundo. Remontar toda la costa con la Sierra de Tramontana por estribor”.

jueves, 21 de julio de 2011

Sebastián Enseñat (III) Primer Gobernador de los Rotarios españoles.



Enseña de los Rotarios.



- ¿Qué es ese club, explicado en breves palabras?

- Es un club con finalidad altruista en el que sus componentes pretenden ser útiles a los demás. Yo fui el primer Gobernador de los Rotarios españoles después de la Guerra Civil, en los años 1982/3, y mi devoción por la infancia necesitada me llevó a enviar 430.000 vacunas contra la polio a Bolivia, mucho antes de que se estableciera este programa por Rotary International. Al final de los ochenta, los Rotary Clubs entregaron a la Organización Mundial de la Salud y a Unicef 250 millones de dólares para comprar las vacunas que erradicaran la polio en el mundo. El Polio plus fue, pues, un programa de los Clubs Rotarios. En los últimos años, se vacunó a más de 650 millones de niños. Y pensamos erradicar la polio en el inicio de los años 2000. En menos de un lustro obtendremos el certificado de que la Humanidad está libre de polio.

- ¿Qué fue Arte y Turismo de la que su padre era también el fundador?

- En efecto, en 1926, mi padre fue fundador del Club Rotario de Mallorca, junto con una veintena de personas. En esos años, el célebre cardenal Segura publicaba una pastoral en la que acusaba a los Rotarys. “Son -vino a decir- los mismos perros que los masones, pero con distintos collares”. Y se nos colgó un sambenito. Como consecuencia, sufrimos un palo moral muy grande. En los años de la Guerra Civil, se promulgó un decreto por el que se prohibía todas las asociaciones que estuviesen ligadas a organismos internacionales, entre ellas, los Clubs Rotarios. Al finalizar ésta, mi padre se trasladó a Madrid y trató de reunir a quienes habían sido rotarios antes de la Guerra pero, al considerarnos todavía como una sociedad masónica, no hubo manera de conseguir la autorización del Gobierno. Así que nos vimos en la necesidad de crear, a finales de los cincuenta, una asociación con la misma finalidad que el Rotary Club. Y surgió Arte y Turismo que sirvió para aglutinar a todos los que habían sido ya rotarios hasta la muerte de Franco, y a los que querían serlo en adelante. Asociación que desapareció, al implantarse la Monarquía. Fue una de las primeras cosas que hizo el Rey, proclamado en noviembre del 75. El Club Rotario en Madrid se autorizó en febrero del 76.

- ¿Cuál fue el motivo por el que el mismo Papa prohibiera esta organización?

- Más que una prohibición del Papa lo fue de algunas Iglesias de distintos países del mundo. Es evidente que ha habido algunos rotarios que han pertenecido a la masonería, de la misma manera que otros han pertenecido a círculos culturales. Yo creo que ha habido una incomprensión muy grande por parte de la Iglesia. Una comisión de rotarios españoles visitó al cardenal Segura para decirle que su pastoral sobre el tema era incierta. Y, cuando el hombre se vio perdido y que no tenía razón para asimilarnos a los masones y considerarnos una asociación contraria a la Iglesia, preguntó si los rotarios éramos católicos. Le contestaron que no, que se trataba de una sociedad agnóstica y apolítica. Que estaba prohibido, en su seno, hablar de política y de religión para no crear enfrentamientos entre los socios que podían tener distintas ideas políticas o pertenecer a distintas religiones. Entonces contestó con la cita de Jesucristo: “Quien no está conmigo, está contra mí”. Y echó a todos afuera. Eso me lo contaron dos rotarios, uno de ellos notario de Madrid, que participaron en esa reunión con el cardenal. Por una parte, hubo un malentendido de la Iglesia, y, por otra, se extendió el temor de que el Rotary adquiría mucha fuerza e importancia.

- Precisamente, en esos años en los que se tildó a los rotarios de masones, hubo muchos sacerdotes que se colaron en los Rotary Clubs, especialmente en Latinoamérica.

- Efectivamente. La cosa se resolvió bastante bien cuando Pablo VI, siendo arzobispo de Milán, acudió a una cena con el Club Rotario de esta ciudad en la que la diócesis se dio un abrazo con los Clubs Rotarios. Y, cuando llegó al papado, nos bendijo. Actualmente, hay muchos cardenales enrolados en nuestras filas.

- ¿Cuántos miembros están registrados en España y en el mundo?

- En toda España hay unos ochenta y ocho Clubs Rotarios y cerca de 5.000 rotarios. En el mundo, por encima de los 26.500 Clubs y alrededor de un millón quinientos mil miembros.

- Usted completa su ocupación con la Sociedad italiana de Beneficencia y con otras actividades. Se dice que es el abogado de los italianos en España.

- Lo niego absolutamente, aunque tengo que reconocer que tengo, entre mi clientela, a muchos italianos. Desde hace años, presido esta Sociedad. Se trata de una actividad a la que dedico mucho trabajo y cariño, en la que recogemos no sólo a los italianos necesitados sino a muchos españoles casados con italianos o italianas que han enviudado o se han separado. En Madrid, hay una colonia muy importante. Hay que tener en cuenta que las empresas más representativas del país italiano tienen sus delegaciones en España, empezando por los grandes bancos. Aparte de los italianos, a quienes represento, mi hijo es cónsul honorario de Gambia.


Mañana: Sebastián Enseñat (y IV) "Me comprendo muy bien con mi caballo".

Sebastián Enseñat (II) Un forofo de Tele 5.



En enero de 1998, realizamos esta entrevista con Sebastián Enseñat en la que así se explicaba:

- Usted ha sido Consejero de Tele 5, la televisión de Berlusconi.

- Tele 5 está formada fundamentalmente por cuatro accionistas: Prensa Española, el Grupo Correo, Fininvest, de Berlusconi, y Grupo Kirck. Yo he sido y sigo siendo abogado de Fininvest, y, durante un periodo de tiempo, fui consejero de Tele 5 y Publi-España, empresa que tiene la exclusiva de publicidad en esa cadena. En la actualidad, represento al grupo alemán de Leo Kirck, que posee la cadena alemana de televisión más importante de Alemania.

- ¿Conoce usted por dentro la televisión o sólo está como asesor financiero y jurídico?

- Conozco los problemas legales y fiscales de la televisión así como su clientela, pero soy un profano en su aspecto técnico.

- ¿La ve usted mucho?

- No tanto como yo quisiera, por la falta de tiempo. Pero, como todos los españoles, soy un forofo de las horas nocturnas.

- ¿Y cuál cree que es la mejor televisión en España, entre las privadas y las públicas?

- Por supuesto Tele 5, a la que me siento ligado profesionalmente, con una diferencia de años luz sobre las otras.

- ¿A qué se debe el cambio operado en el 97 en esta televisión?

- Al nuevo consejero delegado y director general, Mauricio Carlotti, que sustituyó a Valerio Lazarof y a la época de Miguel Durán, ex presidente de la Once y de Tele 5. Fue Carlotti quien introdujo al grupo de los nuevos accionistas de Prensa Española, ABC y al Grupo Correo. Tele 5 fue la primera cadena de televisión privada que pagó un dividendo.

- Es curioso que un abogado ciego como Miguel Durán, haya podido estar al frente de Tele 5. Pero cosas más increíbles han sucedido en este país. Sobre todo, en el campo de la política. ¿A usted no le interesa ésta?

- Sí me interesa, y muchísimo, en cuanto a ciudadano que soy de este país. Tengo mis ideas políticas, ejercito mi derecho de voto y sigo la política muy de cerca. Pero no quiero participar activamente en ella porque creo que es incompatible con el ejercicio profundo de la profesión de abogado.

- ¿Pese a que haya abogados que son igualmente políticos?

- Yo prefiero dedicar el tiempo libre que mi profesión me deja a ser útil de otra manera a los demás, participando, por ejemplo, en las actividades de los Clubs Rotarios de los que formo parte.

Mañana: Sebastián Enseñat(III). Primer Gobernador de los Rotarios españoles.

miércoles, 20 de julio de 2011

Sebastián Enseñat. Abogado y socio fundador del Rotary Club Mallorca. Ex consejero de Tele 5 y ex representante del Grupo Kirch.





Hijo de Jaime Enseñat Alemany, socio fundador de Rotary Club Mallorca, Sebastián Enseñat Velasco fue primer gobernador de Rotary en España en la reinstauración de la democracia. Fue un reconocido abogado mercantilista y estuvo muy vinculado a empresas italianas. Fue Consejero y/o Secretario de Sniace, Papelera Española, Sarrió, Gestevisión Telecinco, Publiespaña, Chicco Española, Alfa Romeo, Snamprogetti, Seirt, Azucareras Reunidas de Jaén y de otras. Igualmente, de la Cámara de Comercio Italiana y Sociedad Italiana de Beneficencia. Le entrevistamos en enero de 1998, en Madrid. Once años más tarde, el 18 de marzo del 2009 moría en Madrid. El Gobierno italiano le concedió la Condecoración de Commendatore, y posteriormente el Presidente Pertini la de Grande Ufficiale al Merito de la República Italiana.

Piscis que no creía demasiado en el horóscopo –nació un 6 de marzo de 1930–, Sebastián Enseñat reconocía que le había ido muy bien en la vida. Tenía otros dos hermanos y una hermana y era hijo de Jaime Enseñat, abogado mercantilista famoso que muriera en 1988, nueve días después de perder a su esposa. “No soportó esa tristeza”, nos dijo, mientras le recordaba.

Muy pronto, tras el pre bachillerato, Sebastián saltó de la isla a Madrid en donde estudió leyes. Tras la Guerra Civil, ejerció de primer Gobernador de los Rotarios españoles. Era especialmente conocido entre la colonia de italianos para los que trabajaba como abogado. Ocupó el cargo de consejero de la televisión privada, Tele 5, en su primera época. Presidió la Sociedad italiana de Beneficencia. Era secretario perpetuo del Hogar Balear y se sentía como la mayoría de isleños, provisionalmente en Madrid. Como inicio de nuestro encuentro, le sugerí me recordara lo que su padre había hecho por Mallorca.

- Algo que no puede ser olvidado: fue pionero en la industria hostelera. Creó los dos primeros hoteles de categoría en Palma: el Gran Hotel y el Reina Victoria. Fundó el Fomento del Turismo de Mallorca del que ocupó su presidencia y la empresa de seguros Mare Nostrum, adquirida posteriormente por el Banco Popular. Construyó el primer campo de golf en la isla, en la playa de Alcudia, en 1931. Este, cinco años más tarde, fue requisado por los franquistas que lo transformaron en campo de aviación. En los años 50, el Ministerio del Aire le devolvió los terrenos, en los que construyó la urbanización Playa de Alcudia, uno de los centros turísticos más importantes de la isla. Contribuyó así a que Alcudia llegara a ser el pueblo español que tenía la mejor renta per cápita gracias al turismo y a los servicios.

- ¿Hasta qué año vivió usted en la isla?

- En ella hice el pre-bachillerato. Al terminar la Guerra Civil, mi padre, abogado mercantilista, decidió trasladarse con todos nosotros a la capital del país. El ingreso de bachiller lo hice ya en Madrid.

- ¿Qué conserva de esta isla que abandonara a los nueve años?

- La lengua mallorquina, aprendida en los años mozos, que procuro practicar siempre que tengo ocasión.

- ¿Siente, de vez en cuando, la necesidad de volver a Mallorca?

- Todos los años paso mis vacaciones en la isla. Al principio íbamos en Navidad, Semana Santa y verano. Luego, al dejar de ser estudiante y ejercer una profesión, mis vacaciones se limitaron al mes de agosto y a los fines de semana que puedo escaparme. En Madrid soy secretario perpetuo del Hogar Balear, una asociación de varios centenares de mallorquines. Y he observado que todos tenemos una cosa en común. Y es que nos sentimos provisionalmente en Madrid. Todos estamos convencidos de que pronto va a ocurrir algo que nos va a permitir volver a Mallorca. Y que conste que esto no significa ni un menosprecio ni un menor cariño por Madrid, ciudad en la que me siento totalmente identificado. Estoy casado con una madrileña, nieta de Mariano Belliure, escultor del monumento a don Antonio Maura, cuyo cincuentenario de su muerte se celebró; tengo cinco hijos, madrileños también, y he recibido una acogida extraordinaria en esta capital. Pero los balearicos transportamos con nosotros el gusanillo ese del deseo de regresar a nuestras islas y estoy pensando cuándo va a llegar el día que pueda jubilarme para volver allí y pasar una gran parte del año.

Mañana: Sebastián Enseñat (II) Un forofo de Tele-5.

domingo, 17 de julio de 2011

Antonio Mesquida Obrador, presidente del Hogar Balear en Madrid.


La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, junto al entonces presidente Matas y a Antonio Mesquida, en el Hogar Balear de Madrid, el 3 de marzo del 2006.



Antonio Mesquida Obrador, nacido en Felanitx, en 1930, trabaja en el seno de una familia que vende libretas y blocs. En 1957, decide cambiar Mallorca por Madrid, en donde comienza a trabajar como director comercial en una empresa de arte sacro que era la más importante de Europa: Talleres de Arte Grande. El cambio operado es radical. A finales de los sesenta, se monta una empresa por su cuenta: una pequeña fábrica de restauración de imágenes y abre una tienda en la Calle Mayor. Se relaciona con arquitectos, con artesanos, con casas religiosas y obispos de todos los continentes. Y se dedica a restaurar iglesias –no en cuanto a arquitectura, sino a la decoración interior–, dispersas por todo el mundo.

- De Felanitxs –le recuerdo, rompiendo el hielo existente entre ambos –han salido mallorquines muy universales: Juan Estelrich, filósofo y ensayista de la primera mitad del siglo XX; el pintor Miguel Barceló; Sebastián Gayá Riera, el cura fundador de los cursillos de Cristiandad; el ciclista Guillermo Timoner; el ex rector de la Universidad, Nadal Batle...

- Y otros que se deja en el tintero. Hubo, por ejemplo, un felanitxer llamado Obrador que creo que fue médico de Isabel II. Y las hermanas Gayard, unas bordadoras que trabajaban para Palacio. Aparte de los libros que hablan de que Cristóbal Colón salió de Felanitx. De hecho, la primera isla que descubren en América es llamada San Salvador, no El Salvador.


Antonio Mesquida ha restaurado oratorios en Austria, en Inglaterra, en Irlanda, Francia, Italia, Holanda, Bélgica, en el Líbano, en los EEUU, en Australia, en Filipinas y en toda Sudamérica. Durante cuarenta años, ha trabajado en una iglesia, un oratorio o una capilla por mes. Se cultiva personalmente, gracias a su biblioteca personal, con más de tres mil libros de arte. Conserva el estilo universal y se adapta a cada país visitado. Se perfecciona en imágenes, retablos y en toda la decoración religiosa. Su casa, donde realizamos esta entrevista a finales de diciembre de 1997, es un museo de imágenes santas: esculturas y pinturas varias, columnas del siglo XV, manuscritos y cuatro mil libros de arte sacro. Antonio Mesquida es, desde hace unos años, es el presidente del Hogar Balear en Madrid.

- ¿En qué lugar de España ha restaurado usted más retablos?

- En todas partes. Va un poco por épocas. En Tenerife he llevado a cabo más de treinta. En cambio, en Mallorca, muy pocos. Quizás porque nadie es profeta en su tierra.

- Efectivamente, a usted le han entrevistado en el Observatore Romano y en Radio Vaticana, pero nunca en Mallorca. ¿Cómo es posible ser un hombre universalmente reconocido y apenas conocido en su propia tierra?

- Es que a la isla voy muy poco. Si fuera de Palma, tal vez se me conocerían más. Pero cuando voy a Mallorca, en el verano, apenas me muevo de Felanitx.

- Pese a haber recorrido medio mundo con el arte religioso ¿sigue sintiendo, a estas alturas de su vida, la atracción de la isla que un día dejó?

- La verdad es que ya llevo más tiempo aquí (en Madrid) que allí (en Mallorca). Por eso ya no me apasiona tanto esta atracción. Además, hay una cosa clarísima. Y es que ellos ven el mundo por un agujerito. Y tienen su terruño que defienden con uñas y dientes. Mientras que yo puedo pasar allí quince días o un mes, pero la verdad es que ya quedan muy pocos de mi edad con los que pueda encontrarme. Además, hablamos otro idioma y de otros temas. A ver si me explico. No es que no me atraiga, porque tengo allí a mi padre, con 95 años, y a mis hermanos. Pero claro, al cabo de un mes, siento la necesidad de volverme al mundo. Es como todo. Sin embargo, me encanta la isla. Por eso acepté ser presidente del Hogar Balear. Para que la isla no sea sólo sol y playa, hay que darle cierta categoría. Aunque, con el trabajo que tengo, me pregunto para qué me meto en embolados.


Hacer vírgenes y santos.

- ¿Trabaja únicamente con madera o con otros materiales?

- Con todo, pero la mayoría mi obra es con madera. Con piedra hago algo, pero poca cosa.

- ¿Qué material le parece más digno para trabajar?

- Cualquiera, si se usa bien. Incluso el material moderno. La resina, por ejemplo, es algo muy bueno, si modelas bien. Pero, lo más noble parece ser la madera.

- Y también lo más perecedero.

- Eso no... Otros materiales, como la misma piedra que está en la calle, se deterioran por la polución. Hay cantidad de enfermedades como la aluminosis o los óxidos que atacan las obras de arte. Y hasta que no pasan 200 ó 300 años no se sabe los resultados. Pero la madera puede durar miles de años.

- Los santos con los que trabaja parecen ser parte de su familia…

- Para mí santo no es sólo quien está en el altar. Toda persona que es hijo de Dios es santo o es llamado a serlo. Cualquier persona que hace las cosas bien hechas y es hija de Dios, tiene trascendencia o sabe que Él existe, puede serlo.

- Pero usted no modela cualquier persona.

- Podría modelarla. Porque todas tienen alma y son materia y espíritu. Y la Iglesia es toda una comunión de gentes, de cosas, de personas. La naturaleza, el hombre, todo eso es muy bonito.

- ¿Por qué para rezar a un santo los católicos necesitan de una estatua?

- Hace muchos años, en un convento de dominicos, el padre superior me dijo que rezaba igual ante una pared desnuda que ante una imagen. Le dije que ellos eran teólogos y que casi eran más espíritu que materia. En cambio yo, más materia que espíritu, necesitaba una imagen para dirigirme a lo que representaba. Cuando se ama a una madre o a una novia, se tiende a besarla y hacerle un arrumaco. Tú no acaricias a una pintura ni a una fotografía cualquiera, sino a una imagen que es como tú. Las imágenes no son para adorarlas, sino para venerarlas, para pedirle favores y para pensar en lo que representan.

- ¿Cuáles son en su taller las piezas más demandadas? ¿Las vírgenes, los santos, las santas, las beatas, los Cristos?

- La Virgen y la imagen de Cristo. Después, cada uno quiere su santito en casa. Pero Cristo es la figura central. El Espíritu Santo, que se ha ido volando, está muy abandonado...

- No sólo muy abandonado sino que ustedes, los artistas, no lo suelen reflejar en sus obras de arte.

- Se pone en muchos sitios en forma de paloma, o en forma de las tres figuras de Cristo, o en forma de lengua de fuego.

- ¿Qué prefiere trabajar: un santo, una santa, un niño Jesús, un pastor, un beato o un diablo?

- Al diablo sólo lo represento aplastado por San Miguel. Pero el personaje que prefiero es quizás la Virgen. Porque es femenina y madre. Es la que te lleva. Como dice Escrivá de Balaguer: A Jesús se va y se vuelve por María.

- Cuántas imágenes han salido de su taller a lo largo de 40 años?

- No lo sé. Miles. A lo mejor un día lo calculo.

- ¿Cuántas por mes?

- Uno puede hacer diez imágenes de un metro cincuenta al año. Pero, hoy en día, con las máquinas esas que te las copian... Son miles.

- ¿Hay que tener fe para dedicarse al arte sacro?

- Yo creo que sí. Sin ella, no se puede ser buen escultor religioso. Se puede ser un gran escultor, pero, si te falta la fe, no puedes plasmar lo que no sientes. Por eso hoy en día muchas imágenes de la Virgen de gente que no tienen fe son buenas pero, como no tienen fe, son imágenes a quienes no se les reza porque les falta el alma.


Esculpir un santo o un diablo.

- ¿Y en qué se diferencia una obra cuando es de un escultor religioso o de otro sin fe?

- Los escultores antiguos podían ser sinvergüenzas, mujeriegos, espadachines, lo que fuera, pero tenían una fe de caballo porque se confesaban y punto. Y la vivían. Basta ver las imágenes de Semana Santa andaluza, o las de Valladolid... Yo recuerdo un pueblecito de 90 habitantes de Segovia que tiene un Cristo ante el que te caes de rodillas. Tengo una copia que hice para el desprendimiento de Felanitx. Es algo que se nota. Los italianos hacen las imágenes de la Virgen para la galería, para que sean miradas y admiradas. Mientras que las de los españoles son hechas hacia adentro, para que recemos. Se nota la diferencia. Hay un estilo. No es lo mismo una imagen de la Virgen para un colegio de niñas que para una academia. Recuerdo una virgen preciosa de 1.700 que vi en Austria o la Virgen Blanca de Toledo que sostiene a un niño que juega con ella. En el arte sacro hay que tener en cuenta dos cosas: la escultura religiosa propiamente dicha que te invita a rezar, y la simplemente ornamental.

- ¿Le daría lo mismo esculpir una imagen sacra que un desnudo o un diablo?

- A un escultor le da lo mismo. Lo que pasa es que no es lo nuestro. Pero, esculpir un santo o un diablo me daría lo mismo. Una cosa es el arte y punto. Otra, es hacer algo en plan de mala idea.

- ¿Qué precio tiene una talla cualquiera?

- Varía mucho. Desde las pequeñitas de barro o de escaloya que salen por 2000 pesetas, a las de un metro cincuenta que pueden costar un millón y medio, según la policromía, el acabado, etcétera.

- ¿Por qué un trono vale más que una figura natural y ésta menos que otra con un niño en brazos?

- En la actualidad, todo vale en razón de las horas de trabajo. Antes, los materiales eran más caros pero hoy ni el oro es caro, comparado con las horas de trabajo. En mi taller, he tenido hasta veinte escultores a mi servicio. A veces uno de ellos se cree que ha creado algo cuando no ha sido él sino yo. Para hacer un proyecto tienes que tenerlo antes en la cabeza. Esa es la gran ventaja, que lo veo hecho.

- ¿En el siglo XXI seguirán venerando las imágenes?

- Si. Esto durará siempre. El arte sacro es algo que precisamos ver y tocar.

- Como amigo que usted es de cardenales y de gente del Vaticano ¿qué opina del asesinato de Alois Estermann, comandante de la Guardia Suiza, y de su esposa, Gladys Mezza, por el soldado Cedric Tornai el pasado mayo de 1998? ¿No le parece que este supuesto acto de venganza y suicidio contrasta con el ambiente que se supone debe de reinar en este lugar tan religioso?

- Pienso, como ha dicho la prensa, que ese hombre era un cabo al que no le hacían caso o que el jefe de la Guardia Suiza le marcaba mucho. No tiene otro sentido. Si fuese en el Ejército español o en el italiano... Recuerdo una frase del beato Escrivá Balaguer que dijo: “Todos llevamos en la boca el beso de judas y somos capaces de los mayores errores y horrores. El único que no peca es Cristo”. Esto es así.

- Aparte de su trabajo de restaurador de imágenes, que no es poco, ¿a qué se dedica usted?

- Desde hace diez años me ocupo también de la medallística de arte. Me interesan sobre todo las medallas conmemorativas de bronce. En 1997, empecé las del tercer milenio o el jubileo del año 2.000. El Papa quiere que estos sean los años del despertar. He hecho dos medallas de la Conferencia Episcopal, dos más durante el año siguiente, y otras dos en 1999. Al mismo tiempo, me gustaría clasificar miles y miles de fotos y de dibujos que tengo.

- Un trabajo que suponemos tendrá sus continuadores.

- Ya veremo. De los cinco hijos que tengo, sólo uno parece que quiere seguir mis pasos.


- ¿Y en qué se diferencia una obra cuando es de un escultor religioso o de otro sin fe?

“Soy del Opus”.

- ¿Desde cuándo es usted del Opus?

- Desde hace muchos años, concretamente, desde 1951. Lo cual comporta vivir las virtudes cristianas como cualquier persona. Pero, lo mismo que un Ingeniero de Caminos no puede hacer puentes por donde le dé la gana, nosotros no manejamos el dinero del Opus Dei. El pertenecer a la Obra es una vocación que Dios te da, si se la pides. Yo he vivido siempre mi vida cristiana con mis fallos garrafales, como cualquier hijo de vecino y punto. A mi hijo nunca le he dicho: “Vete a misa”, pero le he llevado a misa de pequeño. Y le he explicado el Evangelio. Lo más grande que tenemos es la libertad de los hijos de Dios. Más que todas las formaciones políticas. Es lo que a veces la gente no entiende. Se cree que somos cuadriculados. En los más de 45 años que llevo en la Obra, nunca nadie me ha dicho cómo tenía que hacer las cosas. Lo único que me preguntan es cómo funciona mi vida espiritual, cómo trato yo a la familia, a los amigos, o cómo me comporto en el negocio. No te hace falta poner ningún cartelito de que eres cristiano.

- ¿Qué es para usted el Opus Dei?

- En síntesis, santificarte con el trabajo ordinario y a través de él, junto con los que están a tu alrededor. Es lo que hacían los primeros cristianos. Sin hacer chapuzas. Intentar hacer el trabajo bien hecho. Y no hay más. Estar en la Obra comporta una serie de renuncias. Es una vocación cristiana. Como decía el fundador, para entrar, las puertas son muy estrechas, pero para salir, muy anchas. Son muchos miles en el mundo los que salen de ella.

- Pero, curiosamente, no se conocen a muchas personas del Opus que estén en el paro.

- Claro que los hay. Yo, por ejemplo, en el grupo que he tenido, he contado con taxistas sin trabajo. Y hay barrenderos, como ha habido ministros y gente conocida, como Trillo Figueroa, el presidente de las Cortes, o Ullastres, que en su tiempo lo fuera, López Bravo o Antonio Bienvenida, muerto por una vaquilla. Y mucha gente que no dice que lo sea. Ni tiene por qué decirlo... Ser del Opus es como ser de una asociación católica que se rige por normas de la Santa Madre Iglesia y punto. Y nuestro obispo es el de Madrid, menos para la cosa interna, en la que no entra ni el Santo Padre. Para mi interior, ni el Papa cuenta, siempre que no me salga de los límites de la moral cristiana. Es lo mismo que, si un día, un director de la Obra me preguntara de qué partido soy. Naturalmente, le mandaría a hacer puñetas.



Mallorquines en el mundo.

- Usted parece conocer a más mallorquines fuera de su isla que en ella.

- Gracias al Hogar Balear. En él tenemos a gente de toda profesión: aviadores, militares, banqueros... Una treintena de mujeres mallorquinas del Hogar se reúnen cada mes en un hotel a charlar mientras toman café. Los hay casados con una mallorquina o mallorquines casados con señoras de fuera de la isla. La verdad es que la idea del Hogar Balear no es mía, sino de Antonio Adrover, que ya murió. La asociación lleva ya más de cuarenta años funcionando. Tenemos de presidenta de honor a doña Carmen Delgado de March... Fue presidente, hasta hace unos años, Jaime Rosselló Bibiloni, un ingeniero de Sóller, casado con una peninsular, que muriera hace unos años.

- Un Hogar que no es, al parecer, único.

- Hogares como éste los hay, en efecto, en Barcelona, Puerto Rico, Santo Domingo, Argentina(en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires), en Chile, Uruguay, Paraguay... En América, se celebran en ellos las fiestas de las islas, las matanzas, llevan los trajes típicos, aprenden nuestro idioma, cosa que aquí también queremos implantar por medio de unos cursos de iniciación. Tendremos una buena biblioteca, cursos de baile y toda cosa cultural que podamos hacer. Y, si viene la Sinfónica de Palma o cualquier personaje a dar una conferencia o un pintor a exponer, haremos lo posible para que vaya un máximo de gente de las islas.

- ¿Y a cuántos afiliados ha conseguido reunir en Madrid?

- En esta ciudad hay más de seiscientas familias de origen balear y procedentes de las cuatro islas. Son médicos, abogados, maestros de escuela, militares, catedráticos, gente de la Administración, empresarios… Curiosamente, profesionales de trabajos manuales creo yo que hay muy pocos. Es gente muy bien situada que es muy difícil mover por un motivo. Cuando, en 1997, acudió el presidente Matas al Siglo XXI, conseguimos llevar sesenta personas. Pero continuamente hay gente interesada por cosas de las islas: o familias de las Baleares que desean buscar un piso para sus hijos, que estudian en Madrid, o fabricantes de ropa mallorquina o de bisutería menorquina, o posibles compradores de chalés en Mallorca. Hasta las Cámaras de Comercio y los Ayuntamientos japoneses desean saber cómo hacer para ir a Mallorca. Todo esto y más se podrá hacer ahora, con el Hogar en Madrid.

- ¿Tanta gente de Baleares hay en Madrid que necesita reunirse habitualmente en un local?


- Nadie necesita reunirse. Pero la mayoría somos sociables y no queremos perder las raíces. Por lo menos, todos añoramos nuestra tierra, nos vaya bien o mal. Precisamente cuanto más lejos se halla uno de ella, más la añora. Teniendo en cuenta que los isleños vivimos muy separados, se trata de que nos podamos unir y hagamos como un cuerpo común. En este local nos reuniremos la gente de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera y, el día que se pueda hacer un boletín, nos comunicaremos con más isleños. Esto debe de ser como un consulado o una embajada en donde podamos reunirnos.

- El balear en Madrid ¿sigue aislado?

- Sigue, y si, encima, no tienes contacto con nadie, más aún. Lo bonito sería que, con el tiempo, esto llegara a Guadalajara, Castilla La Mancha, Ávila, Segovia y en otras ciudades donde pueda haber otros isleños. Intentaremos unir a los estudiantes y les ofreceremos el local para charlar o hacer tertulias. Será una casa de todos.

”Las mortajas no tienen bolsillos”.


Antonio Mesquida está convencido de que el mallorquín desea ser como un faro que ilumine al isleño y a todo viajante en alta mar. Y así nos lo explica con sus palabras que tienen más de disertación que de respuesta:

Quisiéramos ser ese punto de referencia. Y que en las islas Baleares contamos con un Ramón Llull, que es uno de los mejores filósofos del siglo XIII; un Ausias March; que las cartas náuticas de los judíos mallorquines son las primeras de Europa; que el primado de las Baleares durante un tiempo fue Pisa; que los primeros que cristianizaron las Canarias fueron trece agustinos de Mallorca, y que el primer obispo de las Canarias es un mallorquín. Son cosas interesantes que hay que saber. Al mismo tiempo pretendemos enseñar a los habitantes de las Baleares que residen en Madrid cosas de las islas. Y deseamos que esto sea un escaparate para todos los madrileños, que les suene el nombre de Baleares. No basta con que tres millones doscientos mil alemanes o que casi tres millones de ingleses acudan cada año a Mallorca, o que haya un movimiento diario de 800 aviones. Hay que tener iniciativas como ésta.

- Usted parece ser el típico mallorquín que no puede vivir encerrado en su isla, pero que tampoco puede vivir sin pensar en ella.

- Siempre he preferido conocer el mundo. Fíjese que llevo más de treinta años yendo dos o tres veces a Roma en donde suelo perderme. Tengo muchos amigos y me gusta ir a los pueblos y visitarlos. Y, por mi trabajo, he tenido muchas audiencias con Juan Pablo II y con Pablo VI. Tengo muchos amigos cardenales, obispos y monseñores. Mi trabajo me relaciona con todos ellos.

- ¿Y no echa usted de menos el mar, desde Madrid?

- Me encanta el mar y me tranquiliza. No soy hombre de meterse mucho en él, sino de verlo. Cuando veraneo en Mallorca, me paso horas pescando con una cañita en las rocas de Porto Colom, el puerto más bonito del Mediterráneo. Pero la verdad es que, cuando llego aquí, cierro de repente. Y pongo un punto en mi vida de isleño.

- Curiosamente, la mayoría de isleños conocidos en Madrid son gente que vive holgadamente. A algunos incluso les ha ido más que bien y se han hecho de oro. Pero triunfar, en Madrid, no es nada fácil.

- No comprendo ese afán por acaparar dinero. Si, una vez muertos, no se van a llevar nada. Las mortajas no tienen bolsillos.

- ¿Piensa a menudo en la muerte?

- No. Sólo de vez en cuando y su imagen no me disgusta. Lo único que pienso es que allí me espera mi padre, Dios, con mis amigos y mi familia.

- ¿Se decanta usted por el enterramiento o la incineración de su cuerpo?

- Me da lo mismo. Y si alguien piensa que mis órganos pueden servir para algo, pues que los aproveche.

- ¿Le gustaría regresar definitivamente a Mallorca, una vez muerto?

- No me importa. Una vez muerto se acabó todo.

Ocho años después de esta entrevista, Antonio Mesquida, con setenta y cinco años, se conservaba perfectamente, rodeado de sus objetos de arte sacro y aumentando sus actividades.

“Mientras pueda aguantar y hacer lo que yo quiero retirarme –me dijo entonces, sorprendido–, no siento la necesidad de retirarme. Si no hay más remedio, lo haré, pero, mientras el cuerpo aguante”...

Era en enero del 2005 cuando viajó a México, en donde decoró dos iglesias; a Guatemala, invitado por el nuncio, amigo suyo; a Roma, donde mantenía innumerables relaciones con gentes de la Iglesia; a Ibiza, en donde restauró el retablo de la iglesia de San Rafael... Hoy, julio del 2011, Antonio Mesquida veranea en Mallorca en donde piensa dejar, si las autoridades aceptan su propuesta, más de doscientas piezas antiguas de arte y reproducciones de todo el mundo, en una Fundación de Arte Sacro parecida a la que ya tiene en Tenerife.