martes, 26 de julio de 2011

Luis Miró-Granada Gelabert. Ex sub director General de Producción Agrícola.


El 14 de abril de 1925, seis años antes de que surgiera la Segunda República española, nacía, en Palma de Mallorca, Luis Miró Granada Gelabert. Sus antecesores habían formado la Casa Granada, dedicada a negocios navieros, seguros marítimos y comerciales. Sus antepasados familiares eran marinos y navieros que crearon La Empresa Mallorquina de Vapores, la primera gran compañía de este tipo. “Mi abuelo –nos contó Luis Miró-Granada cuando le entrevistamos, en mayo de 1998– todavía hizo muchos viajes a América en barcos de vela de La Casa. Normalmente, hacían el trayecto hasta Puerto Rico y Cuba; luego, subían un poco por la costa oeste de los Estados Unidos y cruzaban el Atlántico. A veces primero iban a Inglaterra, daban la vuelta y llegaban a Palma o Málaga Barcelona Palma”.

Con la pérdida de la Antillas, en 1898, todo este mundo se fue desmoronando y siguió por otros caminos. Pero Casa Granados fue de las primeras que trajo de América petróleo para el alumbrado. Tenían la delegación de la Trasatlántica, la de la Marítima de Mahón y Seguros pero, con la Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, todo se fue desvaneciendo o tomando distintos cauces. Al constituirse el monopolio, ofrecieron al padre de Luis entrar en Campsa y en entidades nuevas que se iban creando, pero él prefirió su trabajo familiar. Sus últimos treinta años de vida los dedicó a altos puestos administrativos en Gas y Electricidad (G.E.S.A.) y fue consejero del Gas de Mahón.

El ingeniero agrónomo, Luis Miró Granada Gelabert, fue Subdirector General de la Producción Agrícola, vocal del Consejo Asesor del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas, vocal del Consejo Superior de Transportes Terrestres, y desempeñó otros muchos cargos. Antes de retirarse fue Presidente del Consejo Superior Agrario.

“Yo fui el tercer hijo, de los cuatro que componían la familia. Estudié en las Agustinas y en la Salle. Tengo un excelente recuerdo de aquel colegio regido por los hermanos franceses, magníficos pedagogos, con su cabeza cartesiana. Hice el ingreso en la Escuela de Ingenieros gracias a las buenas matemáticas que ellos me enseñaron”.

- Empecemos con su juventud, amenazada, como tantas otras, por la Guerra Civil.

- Recuerdo cuando se inició la Guerra. Y los primeros bombardeos, cuando estábamos en el Arenal. Arrojaban unas bombas de pequeña potencia y todo el mundo se refugiaba en los cellers, las bodegas que había debajo de las casas. Una de ellas cayó sobre el Instituto de Palma.

- ¿Cuáles eran sus grandes aficiones?

- El mar y el campo. Pero, condicionado por las gafas que llevo desde los cinco años, mi vista me impedía irme a la Marina. En cambio, me encantaba perderme con los payeses cuando hacían sus labores, la trilla o la extracción del aceite, o irme por la marina de Lluchmayor a cazar o a dar largos paseos. Como no tenía aptitudes para lo primero, opté por los estudios de Ingeniero Agrónomo. En el 1943, tuve que desplazarme a Madrid para estudiar Agricultura. Tras cuatro o cinco años, aprobé el ingreso en el 48. Terminé en 1954, con el número uno de la promoción.

Mañana: Luis Miró-Granada. (II) Enamorado de las dehesas.

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