domingo, 24 de abril de 2011

Miguel Tugores (y IV) El arte es la segunda mayor fuente de ingresos de Mallorca.




- ¿Cree que las galerías de arte mallorquinas superan, proporcionalmente hablando, las de Madrid o las de otras ciudades españolas?

- Mallorca tiene posiblemente un número mayor de artistas y de salas de arte que en cualquier lugar del mundo. Yo hice un estudio según el cual Pollensa cuenta con diez galerías de arte privadas y tres o cuatro salas culturales, además de tener a más de doscientas personas que pintan. Todo eso, en una ciudad que contaba con una población de diez mil habitantes. Si en el año 1988, en Nueva York, con 20 millones de habitantes, había 25.000 artistas plásticos censados, en Pollensa, con una población de 10.000, había 200. Es decir que en este pueblo mallorquín había más artista por persona (un 2 por ciento) que en Nueva York (un 1,5 por ciento). Y, seguramente, no hay ningún pueblo del Mundo con más salas de arte y más artista por habitante que Pollensa o Mallorca por extensión. Igualmente, hace unos años, leí una noticia espectacular que me gustaría contrastar, según la cual la principal fuente de ingresos de la isla después del turismo era el arte.

- ¿Vuelve usted habitualmente a Mallorca?

- Voy un par de veces cada año. De lo contrario, me moriría. Es algo que necesito repetir de vez en cuando. Lo primero y lo último que hago, al desplazarme a la isla, es salir a ver el mar, la Abadía, el Cavall Bernat, el Faro de Formentor. Suelo ponerme en el coche música de María del Mar Bonet, de Raimon o de voces catalanas o mallorquinas.

- Entre morir en Mallorca y vivir en Madrid parece que lo tiene claro.

- Lo que toca, en este caso, es vivir en Madrid. Reconozco que aquí soy un mallorquín perdido. Porque un mallorquín, siempre que está fuera de Mallorca, se siente perdido, por muchos años que viva fuera de la isla. Y lo peor es que, en pleno sentido ni soy madrileño, ni soy mallorquín. Para ser de un lugar has de haber nacido y sido criado en el mismo sitio. Porque lo que más te marca son los primeros veinte años de tu vida. Yo me siento sobre todo pollencí, y luego un habitante del Mundo. Porque la solidez te la da la tierra en donde te has criado. Por eso digo que soy un mallorquín que sobrevivo en Madrid. Porque vivir es sobrevivir. Y, mi cabeza está más en mis identidades que vienen de atrás.

- ¿En dónde le gustaría que le enterraran?

- Quisiera que tirasen mis cenizas por el precipicio de El Cabo Formentor.

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