martes, 7 de junio de 2011

Victoriano López Pinto Ruiz. Economista y poeta.


Su infancia son, como dice, recordando al poeta, “los recuerdos alegres de Felanitx en el seno de una familia muy unida y numerosa –siete hermanos– a la sombra de un buen padre, en una isla paradisíaca”. Victoriano López Pinto nace el 4 de abril de 1936, en Capdepera. Se desplaza a Madrid a los 18 años, en donde hace la carrera de ciencias económicas y se enamora de esta ciudad en la que vive desde entonces. Fue director general del primer Eurobilding español. Experto en el mundo financiero, trabaja luego en bancos y en el Instituto Nacional de Industria, así como en actividades de capital riesgo. Hoy, mira su pasado y al mundo con ojos de intelectual y profundiza en su interior con la mirada de vate secreto que siempre se sintió, aunque nunca lo manifestara públicamente. La entrevista fue efectuada en Madrid en 1998.

- Por qué abandonó usted Mallorca en su juventud y eligió Madrid para vivir?

- No sabría explicarlo. De repente, me encontré tan estupendamente en Madrid, una ciudad que integra a todo el que llega de fuera, y tan a gusto, que me quedé definitivamente en ella. La verdad es que, en esta urbe, nadie se siente forastero. Y desarrollé aquí toda mi labor profesional. Lo que no quiere decir que haya dejado de ir a Mallorca ni que la haya perdido, sino todo lo contrario, que, además de la isla, he tenido algo más.

- Aquí se casó usted ¿con una madrileña?

- No, no, con una riojana madrileña con la que tuve cuatro hijos.

- Y siguió unido a la isla. Supongo que sin olvidarse de su idioma nativo.

- ¿Cómo me voy a olvidar de él, si mi forma de ser y de expresarme es el mallorquín? Y no sólo lo hablo yo, sino que también mi mujer lo entiende perfectamente. De manera que, yo, hablándole en mallorquín y ella, contestándome en castellano, nos encontramos mucho más cómodos. Entiendo el lenguaje como algo integrador y enriquecedor, y más el mallorquín, que es una delicia.

- Resúmame su actividad profesional a lo largo de estos años

- He estado en muchos sitios. Empecé, en los años sesenta, en el mundo hotelero, en una concepción distinta del hotel de costa o de ciudad. Fui el primer director general de una sociedad mercantil anónima que era propietaria de Eurobilding. En él, era muy importante la definición de la estrategia de lo que iba a ser el hotel urbano unido a un centro de reuniones y convenciones, y a todo un complejo de integración de servicios, incluido el Siglo XXI, en el que se creó opinión pública y política. Y fue el inicio de muchas vocaciones políticas.

- Eurobilding se salió de las viejas normas tradicionales, comenzando por el lugar de su ubicación.

- Construimos un hotel en un sitio en donde aparentemente no iba a haberlo nunca. Para contrarrestar un poco la lejanía de lo que antes era el centro de Madrid, se nos ocurrió hacer algo más que un hotel. Pensamos que era esencial su colocación cercana a la línea de crecimiento de Madrid, a lo largo del viento dominante, al contrario de una interpretación clásica del crecimiento en estrella o alrededor de vías de circulación. Madrid está situada hacia el norte, en la falda de una cordillera que la protege de los fríos de la paramera castellano leonesa. Y lo que la gente va buscando es precisamente el viento dominante, la pureza del ambiente, la no contaminación, el sitio más limpio. Por eso todas las urbanizaciones de más calidad están todas situadas en el Norte y hay pocas en el Sur. Aunque hoy en día esta verdad está paliada por otros factores, como la facilidad de transportes.

- Esta fue una de sus primeras actividades profesionales, pero hubo más.

- Después he estado en muchos bancos y en grupos. He sido director general adjunto del Banesto. He estado en el Banco General y en el Coca. Y, fundamentalmente, en el mundo de la inversión y en el de la actividad financiera. Y, al principio de la transición, me llamó el Sector Público Industrial para crear una actividad de desarrollo a través del Instituto Nacional de Industria.

- ¿Qué era entonces el INI?

- Un instrumento del Gobierno para la política sectorial que no tenía nada de regional. Potenciaba el sector naval, el de la navegación aérea, el mundo petroquímico, o el mundo de la industria militar. Todo era por sectores económicos. Hasta que, con el despertar autonómico, el Ministerio de Industria encargó al INI que se preocupara de promover una actividad. Mi trabajo fue crear y poner en marcha todas las sociedades de desarrollo cuyos parámetros estaban por debajo de la Renta Nacional. Ahí estuve diez o doce años. Fue una de las épocas más dilatadas en la que hice un importante trabajo. Empezamos por Galicia; después, fuimos a Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha, Castilla León, Aragón y Canarias.

Mañana: Victoriano López-Pinto (II). Producir, vender, competir.

2 comentarios:

  1. Economista-poeta, no veo que hables de "EXCANANGA"
    ¿se te ha olvidado?
    Un abrazo

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    1. No es que me haya olvidado. Es que ignoro este dato. ¿Me podrías informarme del mismo?

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