Hijo de Jaime Enseñat Alemany, socio fundador de Rotary Club Mallorca, Sebastián Enseñat Velasco fue primer gobernador de Rotary en España en la reinstauración de la democracia. Fue un reconocido abogado mercantilista y estuvo muy vinculado a empresas italianas. Fue Consejero y/o Secretario de Sniace, Papelera Española, Sarrió, Gestevisión Telecinco, Publiespaña, Chicco Española, Alfa Romeo, Snamprogetti, Seirt, Azucareras Reunidas de Jaén y de otras. Igualmente, de la Cámara de Comercio Italiana y Sociedad Italiana de Beneficencia. Le entrevistamos en enero de 1998, en Madrid. Once años más tarde, el 18 de marzo del 2009 moría en Madrid. El Gobierno italiano le concedió la Condecoración de Commendatore, y posteriormente el Presidente Pertini la de Grande Ufficiale al Merito de la República Italiana.
Piscis que no creía demasiado en el horóscopo –nació un 6 de marzo de 1930–, Sebastián Enseñat reconocía que le había ido muy bien en la vida. Tenía otros dos hermanos y una hermana y era hijo de Jaime Enseñat, abogado mercantilista famoso que muriera en 1988, nueve días después de perder a su esposa. “No soportó esa tristeza”, nos dijo, mientras le recordaba.
Muy pronto, tras el pre bachillerato, Sebastián saltó de la isla a Madrid en donde estudió leyes. Tras la Guerra Civil, ejerció de primer Gobernador de los Rotarios españoles. Era especialmente conocido entre la colonia de italianos para los que trabajaba como abogado. Ocupó el cargo de consejero de la televisión privada, Tele 5, en su primera época. Presidió la Sociedad italiana de Beneficencia. Era secretario perpetuo del Hogar Balear y se sentía como la mayoría de isleños, provisionalmente en Madrid. Como inicio de nuestro encuentro, le sugerí me recordara lo que su padre había hecho por Mallorca.
- Algo que no puede ser olvidado: fue pionero en la industria hostelera. Creó los dos primeros hoteles de categoría en Palma: el Gran Hotel y el Reina Victoria. Fundó el Fomento del Turismo de Mallorca del que ocupó su presidencia y la empresa de seguros Mare Nostrum, adquirida posteriormente por el Banco Popular. Construyó el primer campo de golf en la isla, en la playa de Alcudia, en 1931. Este, cinco años más tarde, fue requisado por los franquistas que lo transformaron en campo de aviación. En los años 50, el Ministerio del Aire le devolvió los terrenos, en los que construyó la urbanización Playa de Alcudia, uno de los centros turísticos más importantes de la isla. Contribuyó así a que Alcudia llegara a ser el pueblo español que tenía la mejor renta per cápita gracias al turismo y a los servicios.
- ¿Hasta qué año vivió usted en la isla?
- En ella hice el pre-bachillerato. Al terminar la Guerra Civil, mi padre, abogado mercantilista, decidió trasladarse con todos nosotros a la capital del país. El ingreso de bachiller lo hice ya en Madrid.
- ¿Qué conserva de esta isla que abandonara a los nueve años?
- La lengua mallorquina, aprendida en los años mozos, que procuro practicar siempre que tengo ocasión.
- ¿Siente, de vez en cuando, la necesidad de volver a Mallorca?
- Todos los años paso mis vacaciones en la isla. Al principio íbamos en Navidad, Semana Santa y verano. Luego, al dejar de ser estudiante y ejercer una profesión, mis vacaciones se limitaron al mes de agosto y a los fines de semana que puedo escaparme. En Madrid soy secretario perpetuo del Hogar Balear, una asociación de varios centenares de mallorquines. Y he observado que todos tenemos una cosa en común. Y es que nos sentimos provisionalmente en Madrid. Todos estamos convencidos de que pronto va a ocurrir algo que nos va a permitir volver a Mallorca. Y que conste que esto no significa ni un menosprecio ni un menor cariño por Madrid, ciudad en la que me siento totalmente identificado. Estoy casado con una madrileña, nieta de Mariano Belliure, escultor del monumento a don Antonio Maura, cuyo cincuentenario de su muerte se celebró; tengo cinco hijos, madrileños también, y he recibido una acogida extraordinaria en esta capital. Pero los balearicos transportamos con nosotros el gusanillo ese del deseo de regresar a nuestras islas y estoy pensando cuándo va a llegar el día que pueda jubilarme para volver allí y pasar una gran parte del año.
Un forofo de Tele 5.
- Usted ha sido Consejero de Tele 5, la televisión de Berlusconi.
- Tele 5 está formada fundamentalmente por cuatro accionistas: Prensa Española, el Grupo Correo, Fininvest, de Berlusconi, y Grupo Kirck. Yo he sido y sigo siendo abogado de Fininvest, y, durante un periodo de tiempo, fui consejero de Tele 5 y Publi-España, empresa que tiene la exclusiva de publicidad en esa cadena. En la actualidad, represento al grupo alemán de Leo Kirck, que posee la cadena alemana de televisión más importante de Alemania.
- ¿Conoce usted por dentro la televisión o sólo está como asesor financiero y jurídico?
- Conozco los problemas legales y fiscales de la televisión así como su clientela, pero soy un profano en su aspecto técnico.
- ¿La ve usted mucho?
- No tanto como yo quisiera, por la falta de tiempo. Pero, como todos los españoles, soy un forofo de las horas nocturnas.
- ¿Y cuál cree que es la mejor televisión en España, entre las privadas y las públicas?
- Por supuesto Tele 5, a la que me siento ligado profesionalmente, con una diferencia de años luz sobre las otras.
- ¿A qué se debe el cambio operado en el 97 en esta televisión?
- Al nuevo consejero delegado y director general, Mauricio Carlotti, que sustituyó a Valerio Lazarof y a la época de Miguel Durán, ex presidente de la Once y de Tele 5. Fue Carlotti quien introdujo al grupo de los nuevos accionistas de Prensa Española, ABC y al Grupo Correo. Tele 5 fue la primera cadena de televisión privada que pagó un dividendo.
- Es curioso que un abogado ciego como Miguel Durán, haya podido estar al frente de Tele 5. Pero cosas más increíbles han sucedido en este país. Sobre todo, en el campo de la política. ¿A usted no le interesa ésta?
- Sí me interesa, y muchísimo, en cuanto a ciudadano que soy de este país. Tengo mis ideas políticas, ejercito mi derecho de voto y sigo la política muy de cerca. Pero no quiero participar activamente en ella porque creo que es incompatible con el ejercicio profundo de la profesión de abogado.
- ¿Pese a que haya abogados que son igualmente políticos?
- Yo prefiero dedicar el tiempo libre que mi profesión me deja a ser útil de otra manera a los demás, participando, por ejemplo, en las actividades de los Clubs Rotarios de los que formo parte.
Primer gobernador de los Rotarios españoles.
- ¿Qué es ese club, explicado en breves palabras?
- Es un club con finalidad altruista en el que sus componentes pretenden ser útiles a los demás. Yo fui el primer Gobernador de los Rotarios españoles después de la Guerra Civil, en los años 1982/3, y mi devoción por la infancia necesitada me llevó a enviar 430.000 vacunas contra la polio a Bolivia, mucho antes de que se estableciera este programa por Rotary International. Al final de los ochenta, los Rotary Clubs entregaron a la Organización Mundial de la Salud y a Unicef 250 millones de dólares para comprar las vacunas que erradicaran la polio en el mundo. El Polio plus fue, pues, un programa de los Clubs Rotarios. En los últimos años, se vacunó a más de 650 millones de niños. Y pensamos erradicar la polio en el inicio de los años 2000. En menos de un lustro obtendremos el certificado de que la Humanidad está libre de polio.
- ¿Qué fue Arte y Turismo de la que su padre era también el fundador?
- En efecto, en 1926, mi padre fue fundador del Club Rotario de Mallorca, junto con una veintena de personas. En esos años, el célebre cardenal Segura publicaba una pastoral en la que acusaba a los Rotarys. “Son -vino a decir- los mismos perros que los masones, pero con distintos collares”. Y se nos colgó un sambenito. Como consecuencia, sufrimos un palo moral muy grande. En los años de la Guerra Civil, se promulgó un decreto por el que se prohibía todas las asociaciones que estuviesen ligadas a organismos internacionales, entre ellas, los Clubs Rotarios. Al finalizar ésta, mi padre se trasladó a Madrid y trató de reunir a quienes habían sido rotarios antes de la Guerra pero, al considerarnos todavía como una sociedad masónica, no hubo manera de conseguir la autorización del Gobierno. Así que nos vimos en la necesidad de crear, a finales de los cincuenta, una asociación con la misma finalidad que el Rotary Club. Y surgió Arte y Turismo que sirvió para aglutinar a todos los que habían sido ya rotarios hasta la muerte de Franco, y a los que querían serlo en adelante. Asociación que desapareció, al implantarse la Monarquía. Fue una de las primeras cosas que hizo el Rey, proclamado en noviembre del 75. El Club Rotario en Madrid se autorizó en febrero del 76.
- ¿Cuál fue el motivo por el que el mismo Papa prohibiera esta organización?
- Más que una prohibición del Papa lo fue de algunas Iglesias de distintos países del mundo. Es evidente que ha habido algunos rotarios que han pertenecido a la masonería, de la misma manera que otros han pertenecido a círculos culturales. Yo creo que ha habido una incomprensión muy grande por parte de la Iglesia. Una comisión de rotarios españoles visitó al cardenal Segura para decirle que su pastoral sobre el tema era incierta. Y, cuando el hombre se vio perdido y que no tenía razón para asimilarnos a los masones y considerarnos una asociación contraria a la Iglesia, preguntó si los rotarios éramos católicos. Le contestaron que no, que se trataba de una sociedad agnóstica y apolítica. Que estaba prohibido, en su seno, hablar de política y de religión para no crear enfrentamientos entre los socios que podían tener distintas ideas políticas o pertenecer a distintas religiones. Entonces contestó con la cita de Jesucristo: “Quien no está conmigo, está contra mí”. Y echó a todos afuera. Eso me lo contaron dos rotarios, uno de ellos notario de Madrid, que participaron en esa reunión con el cardenal. Por una parte, hubo un malentendido de la Iglesia, y, por otra, se extendió el temor de que el Rotary adquiría mucha fuerza e importancia.
- Precisamente, en esos años en los que se tildó a los rotarios de masones, hubo muchos sacerdotes que se colaron en los Rotary Clubs, especialmente en Latinoamérica.
- Efectivamente. La cosa se resolvió bastante bien cuando Pablo VI, siendo arzobispo de Milán, acudió a una cena con el Club Rotario de esta ciudad en la que la diócesis se dio un abrazo con los Clubs Rotarios. Y, cuando llegó al papado, nos bendijo. Actualmente, hay muchos cardenales enrolados en nuestras filas.
- ¿Cuántos miembros están registrados en España y en el mundo?
- En toda España hay unos ochenta y ocho Clubs Rotarios y cerca de 5.000 rotarios. En el mundo, por encima de los 26.500 Clubs y alrededor de un millón quinientos mil miembros.
- Usted completa su ocupación con la Sociedad italiana de Beneficencia y con otras actividades. Se dice que es el abogado de los italianos en España.
- Lo niego absolutamente, aunque tengo que reconocer que tengo, entre mi clientela, a muchos italianos. Desde hace años, presido esta Sociedad. Se trata de una actividad a la que dedico mucho trabajo y cariño, en la que recogemos no sólo a los italianos necesitados sino a muchos españoles casados con italianos o italianas que han enviudado o se han separado. En Madrid, hay una colonia muy importante. Hay que tener en cuenta que las empresas más representativas del país italiano tienen sus delegaciones en España, empezando por los grandes bancos. Aparte de los italianos, a quienes represento, mi hijo es cónsul honorario de Gambia.
Me comprendo muy bien con mi caballo.
- No hay duda de que su familia ha sido especialmente activa en todos los terrenos. Aparte de su padre, en la hostelería, cabe citar a su hermano, Jaime, un hombre muy ligado a la náutica que fue presidente de la Federación Balear de Vela durante muchos años y es el organizador del Trofeo Princesa Sofía y de la Copa del Rey de Vela. ¿Se dedica usted también a alguna ocupación deportiva?
- Soy un gran aficionado a tres deportes que practico: la vela, en el verano, y, en el invierno; juego todos los días alternativamente a golf y monto a caballo. Tengo un caballo con el que me comprendo perfectamente. Alguna vez discutimos un poco. Él detecta perfectamente cuando estoy de buen o mal humor y viceversa, pero nos llevamos muy bien.
- ¿En dónde le gustaría morir: en Madrid o en Mallorca?
- La verdad es que yo tengo un amor extraordinario por la vida. Creo que es el mejor don que Dios nos ha dado. Y he tomado dos decisiones importantes: morirme y no reencarnarme. Parece una tontería pero, si profundizo un poco, y yo llevo varios años haciéndolo, llego fácilmente a la conclusión de que, primero, me voy a morir, con lo cual tengo ya la idea preconcebida de ello. La muerte para mí no tiene que ser algo extraordinario porque llevo muchos años pensando en ella. Y de la misma manera que quiero morir, quiero que sea cuanto más tarde mejor. La segunda decisión es la de evitar mi reencarnación. Porque, en la vida, hay muchísimas personas que piensan reencarnarse, o al menos lo deduzco así por la cantidad de tiempo que pierden. Me imagino que es porque piensan hacer, en la otra vida, lo que no han hecho en esta. Pero, como yo no deseo reencarnarme, todo lo que quiero hacer, lo tengo que realizar en esta vida. Y, por lo tanto, tengo todo lo que usted quiera, menos tiempo que perder. Ese apego a la vida me hace no tener miedo a la muerte. Les he dicho a mis hijos, incluso así lo hago constar en mi testamento, que, mientras puedan, hagan todo lo posible por prolongarme la vida. Y que se gasten para ello, mientras yo viva, todo el dinero que sea. Una vida digna por lo que respecta a mi estado de salud. Pero, una vez que muera, que se gasten el menor dinero posible en mi entierro. Que me entierren, me incineren, me echen a la basura o hagan conmigo lo que quieran. Pero que no se gasten el dinero con mi cuerpo. No tengo ningún deseo por lo que respecta a mi cuerpo una vez abrazada la muerte.
- ¿Ni siquiera tiene preferencia por su incineración, ni desea que echen sus cenizas en el mar de Mallorca?
- Pobrecito ese mar. ¿Qué ha hecho él para merecer que lo contaminen con mis cenizas?
Once años más tarde, Sebastán Enseñat fallecía el 19 de marzo del 2009 en Madrid. De él escribía su amigo y compañero, Bernardo Rabassa, ex presidente del Rotary Club Madrid-Puerta de Hierro y presidente del Club Liberal español: “¡Sebastián, yo sé que desde el fondo del mar, que es tu cielo, contemplas nuestro todavía devenir, mientras que tú te has ido a navegar, para siempre, eternamente, hasta el más allá!”. Bernardo guarda de él, su hermano mayor, cuyo padre, Jaime, le enrolara en Rotary en 1977, una amistad imborrable. “Con Sebastián, su hijo, mi padrino rotario, participe años después en 1995 en la 1ª Vuelta Rotaria a la Isla de Mallorca, que organizó el Past Gobernador, José Luis Perona, con escaso éxito de público y critica, pues sólo tuve su fugaz compañía al inicio alrededor de la isla Dragonera. Sin embargo Sebastián, el hombre Polio-Plus que ha salvado en estos últimos 30 años a millones de niños vacunándolos contra esa terrible enfermedad, me acompañó con su velero, “el Moro de Pollensa”, desde Puerto de Andraitx a Puerto de Pollensa, con escala una noche en el Puerto de Soller. Lo que demuestra si cabe, una vez más, la amistad rotaria a la que yo llamaría hermandad, pues disfrutamos de uno de los paisajes más idílicos que puedan verse en el mundo. Remontar toda la costa con la Sierra de Tramontana por estribor”.
Piscis que no creía demasiado en el horóscopo –nació un 6 de marzo de 1930–, Sebastián Enseñat reconocía que le había ido muy bien en la vida. Tenía otros dos hermanos y una hermana y era hijo de Jaime Enseñat, abogado mercantilista famoso que muriera en 1988, nueve días después de perder a su esposa. “No soportó esa tristeza”, nos dijo, mientras le recordaba.
Muy pronto, tras el pre bachillerato, Sebastián saltó de la isla a Madrid en donde estudió leyes. Tras la Guerra Civil, ejerció de primer Gobernador de los Rotarios españoles. Era especialmente conocido entre la colonia de italianos para los que trabajaba como abogado. Ocupó el cargo de consejero de la televisión privada, Tele 5, en su primera época. Presidió la Sociedad italiana de Beneficencia. Era secretario perpetuo del Hogar Balear y se sentía como la mayoría de isleños, provisionalmente en Madrid. Como inicio de nuestro encuentro, le sugerí me recordara lo que su padre había hecho por Mallorca.
- Algo que no puede ser olvidado: fue pionero en la industria hostelera. Creó los dos primeros hoteles de categoría en Palma: el Gran Hotel y el Reina Victoria. Fundó el Fomento del Turismo de Mallorca del que ocupó su presidencia y la empresa de seguros Mare Nostrum, adquirida posteriormente por el Banco Popular. Construyó el primer campo de golf en la isla, en la playa de Alcudia, en 1931. Este, cinco años más tarde, fue requisado por los franquistas que lo transformaron en campo de aviación. En los años 50, el Ministerio del Aire le devolvió los terrenos, en los que construyó la urbanización Playa de Alcudia, uno de los centros turísticos más importantes de la isla. Contribuyó así a que Alcudia llegara a ser el pueblo español que tenía la mejor renta per cápita gracias al turismo y a los servicios.
- ¿Hasta qué año vivió usted en la isla?
- En ella hice el pre-bachillerato. Al terminar la Guerra Civil, mi padre, abogado mercantilista, decidió trasladarse con todos nosotros a la capital del país. El ingreso de bachiller lo hice ya en Madrid.
- ¿Qué conserva de esta isla que abandonara a los nueve años?
- La lengua mallorquina, aprendida en los años mozos, que procuro practicar siempre que tengo ocasión.
- ¿Siente, de vez en cuando, la necesidad de volver a Mallorca?
- Todos los años paso mis vacaciones en la isla. Al principio íbamos en Navidad, Semana Santa y verano. Luego, al dejar de ser estudiante y ejercer una profesión, mis vacaciones se limitaron al mes de agosto y a los fines de semana que puedo escaparme. En Madrid soy secretario perpetuo del Hogar Balear, una asociación de varios centenares de mallorquines. Y he observado que todos tenemos una cosa en común. Y es que nos sentimos provisionalmente en Madrid. Todos estamos convencidos de que pronto va a ocurrir algo que nos va a permitir volver a Mallorca. Y que conste que esto no significa ni un menosprecio ni un menor cariño por Madrid, ciudad en la que me siento totalmente identificado. Estoy casado con una madrileña, nieta de Mariano Belliure, escultor del monumento a don Antonio Maura, cuyo cincuentenario de su muerte se celebró; tengo cinco hijos, madrileños también, y he recibido una acogida extraordinaria en esta capital. Pero los balearicos transportamos con nosotros el gusanillo ese del deseo de regresar a nuestras islas y estoy pensando cuándo va a llegar el día que pueda jubilarme para volver allí y pasar una gran parte del año.
Un forofo de Tele 5.
- Usted ha sido Consejero de Tele 5, la televisión de Berlusconi.
- Tele 5 está formada fundamentalmente por cuatro accionistas: Prensa Española, el Grupo Correo, Fininvest, de Berlusconi, y Grupo Kirck. Yo he sido y sigo siendo abogado de Fininvest, y, durante un periodo de tiempo, fui consejero de Tele 5 y Publi-España, empresa que tiene la exclusiva de publicidad en esa cadena. En la actualidad, represento al grupo alemán de Leo Kirck, que posee la cadena alemana de televisión más importante de Alemania.
- ¿Conoce usted por dentro la televisión o sólo está como asesor financiero y jurídico?
- Conozco los problemas legales y fiscales de la televisión así como su clientela, pero soy un profano en su aspecto técnico.
- ¿La ve usted mucho?
- No tanto como yo quisiera, por la falta de tiempo. Pero, como todos los españoles, soy un forofo de las horas nocturnas.
- ¿Y cuál cree que es la mejor televisión en España, entre las privadas y las públicas?
- Por supuesto Tele 5, a la que me siento ligado profesionalmente, con una diferencia de años luz sobre las otras.
- ¿A qué se debe el cambio operado en el 97 en esta televisión?
- Al nuevo consejero delegado y director general, Mauricio Carlotti, que sustituyó a Valerio Lazarof y a la época de Miguel Durán, ex presidente de la Once y de Tele 5. Fue Carlotti quien introdujo al grupo de los nuevos accionistas de Prensa Española, ABC y al Grupo Correo. Tele 5 fue la primera cadena de televisión privada que pagó un dividendo.
- Es curioso que un abogado ciego como Miguel Durán, haya podido estar al frente de Tele 5. Pero cosas más increíbles han sucedido en este país. Sobre todo, en el campo de la política. ¿A usted no le interesa ésta?
- Sí me interesa, y muchísimo, en cuanto a ciudadano que soy de este país. Tengo mis ideas políticas, ejercito mi derecho de voto y sigo la política muy de cerca. Pero no quiero participar activamente en ella porque creo que es incompatible con el ejercicio profundo de la profesión de abogado.
- ¿Pese a que haya abogados que son igualmente políticos?
- Yo prefiero dedicar el tiempo libre que mi profesión me deja a ser útil de otra manera a los demás, participando, por ejemplo, en las actividades de los Clubs Rotarios de los que formo parte.
Primer gobernador de los Rotarios españoles.
- ¿Qué es ese club, explicado en breves palabras?
- Es un club con finalidad altruista en el que sus componentes pretenden ser útiles a los demás. Yo fui el primer Gobernador de los Rotarios españoles después de la Guerra Civil, en los años 1982/3, y mi devoción por la infancia necesitada me llevó a enviar 430.000 vacunas contra la polio a Bolivia, mucho antes de que se estableciera este programa por Rotary International. Al final de los ochenta, los Rotary Clubs entregaron a la Organización Mundial de la Salud y a Unicef 250 millones de dólares para comprar las vacunas que erradicaran la polio en el mundo. El Polio plus fue, pues, un programa de los Clubs Rotarios. En los últimos años, se vacunó a más de 650 millones de niños. Y pensamos erradicar la polio en el inicio de los años 2000. En menos de un lustro obtendremos el certificado de que la Humanidad está libre de polio.
- ¿Qué fue Arte y Turismo de la que su padre era también el fundador?
- En efecto, en 1926, mi padre fue fundador del Club Rotario de Mallorca, junto con una veintena de personas. En esos años, el célebre cardenal Segura publicaba una pastoral en la que acusaba a los Rotarys. “Son -vino a decir- los mismos perros que los masones, pero con distintos collares”. Y se nos colgó un sambenito. Como consecuencia, sufrimos un palo moral muy grande. En los años de la Guerra Civil, se promulgó un decreto por el que se prohibía todas las asociaciones que estuviesen ligadas a organismos internacionales, entre ellas, los Clubs Rotarios. Al finalizar ésta, mi padre se trasladó a Madrid y trató de reunir a quienes habían sido rotarios antes de la Guerra pero, al considerarnos todavía como una sociedad masónica, no hubo manera de conseguir la autorización del Gobierno. Así que nos vimos en la necesidad de crear, a finales de los cincuenta, una asociación con la misma finalidad que el Rotary Club. Y surgió Arte y Turismo que sirvió para aglutinar a todos los que habían sido ya rotarios hasta la muerte de Franco, y a los que querían serlo en adelante. Asociación que desapareció, al implantarse la Monarquía. Fue una de las primeras cosas que hizo el Rey, proclamado en noviembre del 75. El Club Rotario en Madrid se autorizó en febrero del 76.
- ¿Cuál fue el motivo por el que el mismo Papa prohibiera esta organización?
- Más que una prohibición del Papa lo fue de algunas Iglesias de distintos países del mundo. Es evidente que ha habido algunos rotarios que han pertenecido a la masonería, de la misma manera que otros han pertenecido a círculos culturales. Yo creo que ha habido una incomprensión muy grande por parte de la Iglesia. Una comisión de rotarios españoles visitó al cardenal Segura para decirle que su pastoral sobre el tema era incierta. Y, cuando el hombre se vio perdido y que no tenía razón para asimilarnos a los masones y considerarnos una asociación contraria a la Iglesia, preguntó si los rotarios éramos católicos. Le contestaron que no, que se trataba de una sociedad agnóstica y apolítica. Que estaba prohibido, en su seno, hablar de política y de religión para no crear enfrentamientos entre los socios que podían tener distintas ideas políticas o pertenecer a distintas religiones. Entonces contestó con la cita de Jesucristo: “Quien no está conmigo, está contra mí”. Y echó a todos afuera. Eso me lo contaron dos rotarios, uno de ellos notario de Madrid, que participaron en esa reunión con el cardenal. Por una parte, hubo un malentendido de la Iglesia, y, por otra, se extendió el temor de que el Rotary adquiría mucha fuerza e importancia.
- Precisamente, en esos años en los que se tildó a los rotarios de masones, hubo muchos sacerdotes que se colaron en los Rotary Clubs, especialmente en Latinoamérica.
- Efectivamente. La cosa se resolvió bastante bien cuando Pablo VI, siendo arzobispo de Milán, acudió a una cena con el Club Rotario de esta ciudad en la que la diócesis se dio un abrazo con los Clubs Rotarios. Y, cuando llegó al papado, nos bendijo. Actualmente, hay muchos cardenales enrolados en nuestras filas.
- ¿Cuántos miembros están registrados en España y en el mundo?
- En toda España hay unos ochenta y ocho Clubs Rotarios y cerca de 5.000 rotarios. En el mundo, por encima de los 26.500 Clubs y alrededor de un millón quinientos mil miembros.
- Usted completa su ocupación con la Sociedad italiana de Beneficencia y con otras actividades. Se dice que es el abogado de los italianos en España.
- Lo niego absolutamente, aunque tengo que reconocer que tengo, entre mi clientela, a muchos italianos. Desde hace años, presido esta Sociedad. Se trata de una actividad a la que dedico mucho trabajo y cariño, en la que recogemos no sólo a los italianos necesitados sino a muchos españoles casados con italianos o italianas que han enviudado o se han separado. En Madrid, hay una colonia muy importante. Hay que tener en cuenta que las empresas más representativas del país italiano tienen sus delegaciones en España, empezando por los grandes bancos. Aparte de los italianos, a quienes represento, mi hijo es cónsul honorario de Gambia.
Me comprendo muy bien con mi caballo.
- No hay duda de que su familia ha sido especialmente activa en todos los terrenos. Aparte de su padre, en la hostelería, cabe citar a su hermano, Jaime, un hombre muy ligado a la náutica que fue presidente de la Federación Balear de Vela durante muchos años y es el organizador del Trofeo Princesa Sofía y de la Copa del Rey de Vela. ¿Se dedica usted también a alguna ocupación deportiva?
- Soy un gran aficionado a tres deportes que practico: la vela, en el verano, y, en el invierno; juego todos los días alternativamente a golf y monto a caballo. Tengo un caballo con el que me comprendo perfectamente. Alguna vez discutimos un poco. Él detecta perfectamente cuando estoy de buen o mal humor y viceversa, pero nos llevamos muy bien.
- ¿En dónde le gustaría morir: en Madrid o en Mallorca?
- La verdad es que yo tengo un amor extraordinario por la vida. Creo que es el mejor don que Dios nos ha dado. Y he tomado dos decisiones importantes: morirme y no reencarnarme. Parece una tontería pero, si profundizo un poco, y yo llevo varios años haciéndolo, llego fácilmente a la conclusión de que, primero, me voy a morir, con lo cual tengo ya la idea preconcebida de ello. La muerte para mí no tiene que ser algo extraordinario porque llevo muchos años pensando en ella. Y de la misma manera que quiero morir, quiero que sea cuanto más tarde mejor. La segunda decisión es la de evitar mi reencarnación. Porque, en la vida, hay muchísimas personas que piensan reencarnarse, o al menos lo deduzco así por la cantidad de tiempo que pierden. Me imagino que es porque piensan hacer, en la otra vida, lo que no han hecho en esta. Pero, como yo no deseo reencarnarme, todo lo que quiero hacer, lo tengo que realizar en esta vida. Y, por lo tanto, tengo todo lo que usted quiera, menos tiempo que perder. Ese apego a la vida me hace no tener miedo a la muerte. Les he dicho a mis hijos, incluso así lo hago constar en mi testamento, que, mientras puedan, hagan todo lo posible por prolongarme la vida. Y que se gasten para ello, mientras yo viva, todo el dinero que sea. Una vida digna por lo que respecta a mi estado de salud. Pero, una vez que muera, que se gasten el menor dinero posible en mi entierro. Que me entierren, me incineren, me echen a la basura o hagan conmigo lo que quieran. Pero que no se gasten el dinero con mi cuerpo. No tengo ningún deseo por lo que respecta a mi cuerpo una vez abrazada la muerte.
- ¿Ni siquiera tiene preferencia por su incineración, ni desea que echen sus cenizas en el mar de Mallorca?
- Pobrecito ese mar. ¿Qué ha hecho él para merecer que lo contaminen con mis cenizas?
Once años más tarde, Sebastán Enseñat fallecía el 19 de marzo del 2009 en Madrid. De él escribía su amigo y compañero, Bernardo Rabassa, ex presidente del Rotary Club Madrid-Puerta de Hierro y presidente del Club Liberal español: “¡Sebastián, yo sé que desde el fondo del mar, que es tu cielo, contemplas nuestro todavía devenir, mientras que tú te has ido a navegar, para siempre, eternamente, hasta el más allá!”. Bernardo guarda de él, su hermano mayor, cuyo padre, Jaime, le enrolara en Rotary en 1977, una amistad imborrable. “Con Sebastián, su hijo, mi padrino rotario, participe años después en 1995 en la 1ª Vuelta Rotaria a la Isla de Mallorca, que organizó el Past Gobernador, José Luis Perona, con escaso éxito de público y critica, pues sólo tuve su fugaz compañía al inicio alrededor de la isla Dragonera. Sin embargo Sebastián, el hombre Polio-Plus que ha salvado en estos últimos 30 años a millones de niños vacunándolos contra esa terrible enfermedad, me acompañó con su velero, “el Moro de Pollensa”, desde Puerto de Andraitx a Puerto de Pollensa, con escala una noche en el Puerto de Soller. Lo que demuestra si cabe, una vez más, la amistad rotaria a la que yo llamaría hermandad, pues disfrutamos de uno de los paisajes más idílicos que puedan verse en el mundo. Remontar toda la costa con la Sierra de Tramontana por estribor”.
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