- De 1965 a 1968 estuvo usted de agregado agrónomo en la embajada de España en Londres y en Dublín. ¿Cómo vivió esta nueva experiencia?
- Allí pude ver el mundo productivo y las políticas agrarias de estos países. Cuidé del buen fin de las exportaciones españolas de la patata temprana y otros productos agrícolas. Había muchos problemas porque decían que teníamos el escarabajo de la patata; por fin pudimos hacer una especie de destrizamiento y de limpieza con lo cual la readmitieron.
- Contactaba usted con un grupo de la Cooperativa de la Puebla...
- En efecto, era una gente maravillosa. Trabajaban noche y día y vendían la patata saco a saco y kilo a kilo. Había dos épocas de la patata: la extra temprana, que se recogía en las Canarias en enero-febrero, y la patata temprana que era la nuestra y empezaba por Málaga, Valencia, Baleares, Cataluña, en marzo abril. Sabíamos perfectamente cómo iba la patata temprana en Egipto, en Túnez, Italia. Controlábamos todos los mercados y avisábamos tan pronto como nos enterábamos de la fecha oportuna y de las cantidades que necesitaba cada cual. Muchos envíos importantes se revalorizaban de esta manera, sabiendo que, en aquel momento, había un hueco de quince días. En aquellos tiempos, también se importaba ganado vacuno de leche y estábamos un poco al tanto de todo.
- En febrero de 1968 vuelve usted a España en donde es nombrado Subdirector General de Agricultura. ¿Qué hizo usted durante este tiempo?
- Toda la Dirección General de Agricultura tenía dos subdirectores generales más los Directores de los organismos autónomos: Investigaciones Agronómicas, Instituto de Semillas Selectas, Servicio de Tabacos y otros. En este ministerio, batí un record: veintidós años, pero en diversas facetas. Al principio fue en la propia subdirección de Agricultura, en donde me ocupaba de maquinaria, fertilizantes... De ochenta o cien mil tractores, pasamos a los trescientos cincuenta mil. Promovíamos fertilización, cuidábamos de los precios y dominábamos la investigación agraria. El único programa para investigación del Banco Mundial fue destinado a España y, en el 71, logramos una red regional de Centros de Investigación. Se especializaban los Centros, según los cultivos o producción principal: agrios, en Valencia; vinos, en el centro y Catalunya; aceites, en Córdoba, etcétera.
- Y Mallorca ¿en qué estaba especializada?
- En poca cosa. Tratamos de hacerlo en almendro y en recolección mecanizada. Intentamos racionalizar un poco sus múltiples variedades y centralizarlas en cuatro o cinco. En aquel tiempo, la edad media de las plantaciones de almendro era del orden de los setenta u ochenta años. No se podía andar con producciones de dos o tres kilos de almendras por árbol. Había que cambiar todo esto. El Ministerio, con el Iryda, actuó frente a la salinización de tierras. Tanto la huerta de Palma, de San Jordi, como los regadíos de Campos se estaban salinizando. Se agotaba el primer manto de agua dulce y subía el agua salada con lo que se terminaron de abandonar todos los cultivos. Se hizo la primera depuradora en S'Aranjassa. Había poca racionalización en el empleo de las aguas subterráneas. Todo esto coincidió con el boom del turismo. Tampoco era muy diversificado el cultivo en los regadíos porque no había fábricas de transformación. Ni había fábricas desmotadoras de algodón, ni de azúcar de remolacha, ni para hacer aceite de girasol. La única fábrica que teníamos era la vaca.
Mañana: Luis Miró Granada(y VI) Todos los caminos llevan a Mallorca.
- Allí pude ver el mundo productivo y las políticas agrarias de estos países. Cuidé del buen fin de las exportaciones españolas de la patata temprana y otros productos agrícolas. Había muchos problemas porque decían que teníamos el escarabajo de la patata; por fin pudimos hacer una especie de destrizamiento y de limpieza con lo cual la readmitieron.
- Contactaba usted con un grupo de la Cooperativa de la Puebla...
- En efecto, era una gente maravillosa. Trabajaban noche y día y vendían la patata saco a saco y kilo a kilo. Había dos épocas de la patata: la extra temprana, que se recogía en las Canarias en enero-febrero, y la patata temprana que era la nuestra y empezaba por Málaga, Valencia, Baleares, Cataluña, en marzo abril. Sabíamos perfectamente cómo iba la patata temprana en Egipto, en Túnez, Italia. Controlábamos todos los mercados y avisábamos tan pronto como nos enterábamos de la fecha oportuna y de las cantidades que necesitaba cada cual. Muchos envíos importantes se revalorizaban de esta manera, sabiendo que, en aquel momento, había un hueco de quince días. En aquellos tiempos, también se importaba ganado vacuno de leche y estábamos un poco al tanto de todo.
- En febrero de 1968 vuelve usted a España en donde es nombrado Subdirector General de Agricultura. ¿Qué hizo usted durante este tiempo?
- Toda la Dirección General de Agricultura tenía dos subdirectores generales más los Directores de los organismos autónomos: Investigaciones Agronómicas, Instituto de Semillas Selectas, Servicio de Tabacos y otros. En este ministerio, batí un record: veintidós años, pero en diversas facetas. Al principio fue en la propia subdirección de Agricultura, en donde me ocupaba de maquinaria, fertilizantes... De ochenta o cien mil tractores, pasamos a los trescientos cincuenta mil. Promovíamos fertilización, cuidábamos de los precios y dominábamos la investigación agraria. El único programa para investigación del Banco Mundial fue destinado a España y, en el 71, logramos una red regional de Centros de Investigación. Se especializaban los Centros, según los cultivos o producción principal: agrios, en Valencia; vinos, en el centro y Catalunya; aceites, en Córdoba, etcétera.
- Y Mallorca ¿en qué estaba especializada?
- En poca cosa. Tratamos de hacerlo en almendro y en recolección mecanizada. Intentamos racionalizar un poco sus múltiples variedades y centralizarlas en cuatro o cinco. En aquel tiempo, la edad media de las plantaciones de almendro era del orden de los setenta u ochenta años. No se podía andar con producciones de dos o tres kilos de almendras por árbol. Había que cambiar todo esto. El Ministerio, con el Iryda, actuó frente a la salinización de tierras. Tanto la huerta de Palma, de San Jordi, como los regadíos de Campos se estaban salinizando. Se agotaba el primer manto de agua dulce y subía el agua salada con lo que se terminaron de abandonar todos los cultivos. Se hizo la primera depuradora en S'Aranjassa. Había poca racionalización en el empleo de las aguas subterráneas. Todo esto coincidió con el boom del turismo. Tampoco era muy diversificado el cultivo en los regadíos porque no había fábricas de transformación. Ni había fábricas desmotadoras de algodón, ni de azúcar de remolacha, ni para hacer aceite de girasol. La única fábrica que teníamos era la vaca.
Mañana: Luis Miró Granada(y VI) Todos los caminos llevan a Mallorca.
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