lunes, 5 de septiembre de 2011

Inés Picornell Darder. Maestra y neuróloga.



Inés Picornell Darder nace en Esporlas, un día de marzo del siglo pasado, el mismo que Felipe González. Es hija de un farmacéutico y tiene siete hermanos. Cursa primeros estudios en Magisterio que acaba con premio extraordinario. Pero ella quiere ser médico. Eran los años sesenta, tiempo en que se permitía a los varones salir fuera de la isla para cursar alguna carrera, pero no a las hembras, que debían estar más protegidas y no hacer esas locuras. Pero si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña. Y su padre vende su farmacia para ir a Madrid, en donde sus ocho hijos estudiarán. Sólo al trasladarse allí se le permite estudiar medicina. En 1971, se licencia con premio extraordinario. Y se convierte en una neuróloga de cierto prestigio. Es Presidente de Honor de la Sección Española de Neurofisiología Clínica y Presidente de la Comisión Nacional. Durante 17 años preside la Secretaría General del Consejo Nacional de Especialidades Médicas. En el año 1986, dirige por seis años la Revista Española de Epilepsia. Y, desde 2001, año que la entrevistamos, preside la Liga Española contra el Cáncer y la Liga Española contra la Epilepsia (LECE).

- ¿Por qué se fue de Mallorca?

- Mis padres decidieron salir de la isla para que todos pudiéramos estudiar una carrera, cosa que allí era imposible. Era la única posibilidad de dar estudios a todos mis hermanos. Y, en 1965, nos vinimos a Madrid, sin un trabajo ni un puesto fijo. Menos mal que, como farmacéutico que era, mi padre tuvo enseguida la posibilidad de abrir una farmacia.

- ¿Cómo era la isla cuando la dejó, comparada con la de hoy?

- Muy diferente, aunque hay cosas que no han cambiado. Yo creo que Mallorca debe ser el único sitio del Mundo que ha convertido a los turistas en un ghetto. La isla contaba con muchos turistas, pero eran recibidos aparte. Con unas ideas mucho más abiertas, renovadoras y libertinas, los turistas que venían a la isla estaban aparcados en espacios dedicados a ellos, lo que permitió que no “contaminaran” a los mallorquines. Ello ha permitido conservar cosas, sobre todo en el medio rural. Hubiera podido ser la primera isla “contaminada” por el turista, pero no fue así. Y aunque, posteriormente, fue “invadida” por ellos, todavía hoy en día no se puede hablar de una mezcla total. El mallorquín, que es generoso hasta cierto punto, sigue siendo muy suyo, mantiene ciertas barreras y establece una diferencia entre él y los turistas que le visitan.

- ¿Y sigue conservando su propia personalidad?

- Así es. Tiene la apariencia de no importarle mucho las cosas. Es una persona discreta que no necesita protagonizar ni programar nada. Su lema es “ja eu vorem”. Nunca dice “no”, sino “ya veremos”. Algo que puede ser “sí”, pero que posiblemente sea un “no”. Y no quiere comprometerse ni atarse a nada sin haberlo pensado bien. En cuanto a la mujer es especial: el único monumento levantado en el Mundo a la mujer está en Sa Pobla. La mallorquina es muy fuerte.

- Una vez terminada su carrera de medicina ¿en qué se especializó?

- En Neurofisiología, en el Clínico. Hice la tesis doctoral sobre este tema. Luego, conseguí una beca para ampliar estudios de epilepsia, en Marsella, con Henry Gastaud, y regresé a Madrid en donde hice unas oposiciones para entrar en la Paz, de médico adjunto en Neurofisiología.

Pionera en medicina.

- A lo largo de su amplia experiencia usted ha recorrido varios cargos de importancia dentro de su especialidad. En algunos, fue la primera mujer que los ocupó.

- En efecto, fui dos veces presidente de la Sociedad Española de Neurofisiología Clínica y ahora presidente de honor. Y lo fui porque la mayoría de los que me votaron, que eran hombres, me eligieron a mí. Tengo una muy buena relación con la gente. Soy muy buena relaciones públicas.

- Fue presidente de la Comisión Nacional de Neurofisiología Clínica

- Además de secretario general del Consejo Nacional de Especialidades Médicas

- Observo que no le gusta el nombre de “secretaria” aplicado a la mujer.

- Secretaria es la persona que sabe los secretos del jefe. Mientras que mi papel es fedatario del consejo. Soy la que da fe de lo que pasa en él. Tampoco soy partidaria de separar la palabra juez y jueza. Me parece ridículo. Para mí juez o médico son profesiones y me da igual que las ejerza un hombre o una mujer. Son cargos y éstos, para mí, no tienen sexo. Como el de presidente. Cuando uno dice presidenta se refiere a la mujer del presidente. No a la mujer que ocupa el cargo de presidente. Es una obsesión feminista.

- Y usted no es feminista. ¿O sí lo es?

- La vida no me ha obligado a ello.

- ¿Algún otro cargo a lo largo de su vida de médico?

- Durante mucho tiempo, he sido delegado internacional de la Liga Española contra la Epilepsia. Ahora, soy Presidenta y secretario General del Consejo Nacional de Especialidad Médica cargo al que nunca llegó una mujer, hasta el momento.

- Observo que la mujer ha irrumpido en la medicina de una forma importante.

- Así es. Los hombres no nos han puesto demasiadas barreras a la hora de trabajar en equipo. De todas formas, hoy, en casi todas las carreras, excepto en la de ingeniería, ya hay más mujeres que hombres. Pero luego encontramos que los puestos de poder no están ocupados por ellas. Como dice un amigo mío: las números uno son las mujeres, pero ¿dónde están? ¿Qué hacen? Tampoco en la política hay demasiadas. Y es que el enfoque de la vida de la mujer es distinto al del hombre. El más tonto de los hombres puede ser jefe y nadie lo discute. Mientras que una mujer ya puede ser lista y hacer las cosas bien, que muy difícilmente llega a jefa. A nosotras se nos exige muchísimo más que a los hombres.

Especialista en sueños

- ¿Es usted especialista en interpretación de sueños?

- Más bien en valoración del sueño. Yo no interpreto los sueños, que están en un terreno totalmente elucubrador.

- ¿Tiene el español más sueño que otras gentes? ¿Duerme como los demás?

- Hay un gran porcentaje de población española que duerme bien pero también es verdad que hay un alto porcentaje con patología de sueño. No puedo compararlos con otras nacionalidades. Lo que sí es cierto es que nosotros trasnochamos más que los ciudadanos de otros países y nos levantamos no demasiado tarde. Quizás hay un hábito de hacer la siesta que otros países no tienen. Pero el español tiene más perspectivas de vida que otras nacionalidades. Luego, debemos de dormir muy bien.
- ¿Tiene el español a sueños fantasiosos?

- El español, como todos. El soñar es bueno. Es el descanso de la mente.

- A qué se deben los sueños de placidez, de miedo, de pánico, en los que terminamos gritando y despertando a todo quisque.

- Algunas veces los terrores y las pesadillas pueden significar algún trastorno psicológico en adultos. Pero son trastornos del sueño. Conocemos mucho del sueño, no de los sueños. Sabemos por qué se despierta uno, si es que deja de respirar, si es que mueve las piernas, etcétera. El no poder dormir es muchas veces un síntoma de una enfermedad.

- ¿Por qué roncamos cuando dormimos?

- Una gran mayoría de adultos roncan por una atonía de los músculos al estar tumbados. El canal respiratorio parece que disminuye un poco y, al salir el aire, produce ese ruido. De manera que hay ronquidos sin ningún significado patológico.

- El sueño, por lo visto, le apasiona. ¿Leyó La vida es sueño?

- De Calderón de la Barca? Hace mucho. Pero me gustaba más la representación. Hay obras que disfruto, al leerlas. Pero esta no. Se me hace más atractiva el verla sobre el escenario. Realmente, la vida es un sueño. Piense que un señor de 75 años se ha pasado 25 de su vida durmiendo. Una tercera parte. Una persona dura más sin comer que sin dormir. Y, gracias a la neurofisiología, se ha podido abordar el sueño.

Algún día regresaré definitivamente a Mallorca.

- ¿Disfruta usted tanto trabajando como descansando?

- A mí me gusta todo. Como persona muy activa, me gusta hacer siempre cosas.

- ¿Y qué hace cuando está de vacaciones?

- Me dedico a la familia y a los amigos, en general. Voy a la playa, de paseo, a recoger la fruta del jardín: manzanas, peras, melones, sandías... Es un poco una fiesta.

- ¿Y en las horas de ocio?

- Me gusta mucho el teatro y el ballet. A mí la música me gusta sobre todo con movimiento. Hago deporte como gimnasia, baloncesto... En mi juventud, fui jugadora de baloncesto. Y me gustaba mucho el ballet. Ahora, ya no tengo tiempo de todo eso. Me gusta el campo, el pueblo, pero también la ciudad.

- ¿Es soltera porque no ha tenido más remedio o porque le ha dado la gana?

- Porque no he encontrado mi “príncipe azul”... Ja, ja, ja... Es verdad. Y me gustaría encontrarlo.

- No hay que perder nunca las esperanzas.

- Como secretaria del Consejo Nacional de Especialidades Médicas, destaco un poco por el sexo y por la edad. Quiero decir que la mayoría son varones y de más edad. Un día, sorprendida en un atasco, llegué tarde a una reunión. Al entrar, me di cuenta de que todo eran mujeres que me habían estado esperando. Algo rarísimo. Una de ellas, mayor pero de muy buen aspecto, me espetó: “Oye, Inés ¿Tú eres soltera?”. Le contesté: “Sí, y no tengo a nadie que me quiera”. “Ay, Inés –me comentó–, no digas eso. El problema es que tú vales demasiado y ya es difícil encontrar a uno que esté a tu nivel”. “Qué cosa más bonita me has dicho, Matilde”, le contesté. Luego, me di cuenta de que todas éramos solteras, incluso ella. Pero había una, pequeñita y un poco arrugadita que parecía la vieja del grupo. “La verdad –dijo ella en un tono lastimero y casi disculpándose–, es que yo estoy casada y soy muy feliz...”. El comentario me dio una risa que no podía parar.

- ¿Piensa volver un día definitivamente a la isla?

- He tenido alguna opción de volver, pero todavía no lo he hecho. Tengo tantas cosas empezadas aquí, que siempre postergo mi regreso. Pero llegará el momento en que vaya allá.

- ¿En dónde le gustaría morirse: en su isla o fuera de ella?

- A mí ni me gusta ni me gustaría morirme. Pero no sé cómo hacerlo. En todo caso, preferiría que me enterraran en Mallorca, claro.

- ¿Y no quiere que la incineren?

- No. Es como si ya no existiera nada de ti.

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