En julio de 1998, entrevistamos en Madrid, en donde vivía, a este personaje que, además de ser prelado de su Santidad y canónigo de Mallorca, era uno de los fundadores de los cursillos de cristiandad propagado por el mundo entero. Nueve años más tarde, el 23 de diciembre del 2007, moría, a los 94 años, siendo enterrado en el monasterio de San Honoré (Mallorca). Hoy recordamos la entrevista que mantuvimos con uno de los mallorquines más universales de la isla.
Sebastián Gayá está muy contento de haber nacido el 30 de julio de l913, aunque suene a mal año al terminar en 13. El trece de enero de 1998, y en martes, ese felanitxer fue citado por su médico, quien le operó del corazón, y allá fue él, muy tranquilo, sin hacer caso ni del trece ni del martes. Tiene otro hermano, en Barcelona y una hermana murió repentinamente, también del corazón, de una angina de pecho. Su padre, dedicado a la enseñanza, dirigía un colegio privado de bachillerato, en Felanitx.
En 1919, el año de las grandes migraciones españolas después de la Guerra Mundial, emigra él con toda su familia a Buenos Aires. Ocho años más tarde, vuelve Sebastián a Mallorca, solo y con 14 años, e ingresa en el Seminario. En 1949, siendo consiliario diocesano de los Jóvenes de Acción Católica, saca a luz los Cursillos de Cristiandad, e interviene en su desenvolvimiento y desarrollo. Estos traspasan enseguida las fronteras de la isla, y, como movimiento universal cristiano, dan la vuelta al mundo siendo seguidos por casi cinco millones de personas. Con ellos ha recorrido Sebastián Gayá casi un centenar de países de todos los continentes. Le entrevistamos cuando tiene ochenta y cuatro años. Siete años más tarde, se alegra de que la Santa Sede haya aprobado al fin canónicamente el movimiento de los Cursillos de Cristiandad.
- A su edad, ¿todavía tiene ganas de salir y de hacer cosas?
- Hasta hace dos meses, trabajaba doce horas diarias. Ahora, en cambio, no hago nada de nada. Pero, cuando me ponga mejor, volveré con mi trabajo.
- ¿Dónde sintió usted la primera llamada?
- En Buenos Aires me sentía con vocación, pero mis padres no podían pagarme los estudios. El cardenal argentino quiso pagarme una beca, pero al ver que ello me obligaba a
- En Buenos Aires me sentía con vocación, pero mis padres no podían pagarme los estudios. El cardenal argentino quiso pagarme una beca, pero al ver que ello me obligaba a permanecer durante toda la vida en Argentina, opté por venirme a Mallorca, en donde tenía un tío, hermano de mi padre, que era sacerdote. Para mí era romper completamente toda la baraja. Pero el espíritu pudo más y regresé a la isla.
Mañana: Sebastián Gayá (II). Único profesor de mallorquín, en la post-guerra.
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