viernes, 3 de junio de 2011

Octavio Aguilera (y V) Escritor y periodista.


- Por lo visto, usted nunca se ha arrepentido de haber cambiado la isla por Madrid...

- No, en absoluto. Porque aquí se me ha acogido muy bien. Trabajo menos que en Palma y ello me ha permitido conocer a muchos escritores y conocer más a fondo el mundo literario. He asistido a actos, he dado conferencias y he participado en congresos importantes en España y en el extranjero. El trabajo es agradable y, en comparación, mejor pagado. En Palma he trabajado mucho y al final no ha estado ni bien pagado ni reconocido. Aún recuerdo cómo, en una ocasión en que fui a la Universidad de les Illes para pedir una plaza. Al entregar los papeles, me encontré a un profesor que lo primero que me dijo, cuando me vio, fue, en un tono desagradable: ¿Qué haces tú por aquí?

- Al mismo tiempo, aprovecha para escribir libros. Por cierto ¿cuántos ha escrito?

En el momento de hacerle la entrevista, Octavio tenía dieciséis obras publicadas, entre las de ensayo, poesía, cuentos y periodismo. La primera era una sección del “Diario de Mallorca” titulada “Estampas ciudadanas”. Fue para él como el primer hijo. Tenía treinta años y acababa de casarse. Eran unos textos que escribió para unos dibujos de Soler Jover. Luego, publica “Varia Linde”, su segundo libro de cuentos. Pero no se atreve con la novela, su segunda asignatura pendiente. Tiene una comenzada e interrumpida a raíz de una enfermedad del riñón en la que le operaron por tres veces en tres meses. Y, en la actualidad, continúa resistiéndose en el terreno novelístico y en el teatro, aunque no deja de intentarlo

- ¿Consiguió algún premio?

- Todos ellos de cuentos. El más importante es el Sara Navarro de hace ocho o nueve años, de medio millón de pesetas. Tengo cuatro Huchas de Plata. Y algunos artículos premiados. Quedé varias veces finalista en el Ciudad de de Palma de Periodismo pero no pude pasar de ahí.

En cambio, en el terreno periodístico sigue avanzando. En 1989, un grupo de profesores, interesados en crear un ámbito de encuentro académico e intercambiar ideas, crea La Sociedad Española de Periodística en la que Otavio es confundador y tesorero de la misma. De ella nos habló con vehemencia:

- La SEP tiene por finalidad el cultivo de los estudios que tienen por objeto la comunicación periodística, extender su conocimiento y publicar los trabajos de quienes se dedican a ello. Desde su fundación, hemos celebrado diecisiete congresos y reuniones científicas y publicado los volúmenes correspondientes de ponencias y comunicaciones. En la actualidad, cuenta con cerca de ciento cincuenta socios procedentes de la mayor parte de las universidades españolas con estudios de comunicación. La reunión académica, que se celebra anualmente, es el encuentro de los teóricos de la periodística y de la comunicación y suele reunir a más de un centenar de científicos de España, Europa y América Latina, que conforman dicha Sociedad. En 1991, la SEP se presentó en sociedad por vez primera para celebrar el I Congreso y la Iª Asamblea General. En dicha Asamblea cesó la Comisión Gestora, que estaba integrada por el presidente y los profesores Josep Maria Casasús, Lorenzo Gomis, Luisa Santamaría, yo mismo y Manuel Casado. Todos pasaron a formar parte del Consejo Consultivo de Fundadores, cuyos cargos son vitalicios. La SEP contaba entonces con 36 socios fundadores y 3 socios de número.

- En este momento –le preguntamos en el 2011– ¿vive usted en Madrid o en la isla?

- Estoy casi la mitad del tiempo en Madrid y más de la otra mitad en Mallorca
- ¿Y en dónde le gustaría morir: en Madrid o en Mallorca?

- Siempre he pensado que el lugar para morir es donde has nacido. Tengo esta manía porque, una vez muerto, tanto da donde te entierren. A mí se me ha atacado bastante porque me he desplazado a Madrid para vivir. Alguien escribió en un periódico que era un traidor. Fue a raíz de un artículo mío en el que hablaba de un autor indio que fue a Inglaterra y que fue nominado para el Nóbel. Decía que no entendía esta cerrazón de los idiomas. Yo creo que la patria del hombre es donde trabajas y te encuentras bien. Pero, a la hora de la muerte ¿qué? Yo creo que tus cenizas deben descansar en donde has nacido. Aunque yo soy del sistema tradicional y preferiría que no me incinerasen.

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