jueves, 2 de junio de 2011

Octavio Aguilera (III) Vetos y censuras.


En la entrevista que mantuve con Octavio Aguilera en el 2001, en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, en donde daba clases, me contó su experiencia periodística de los años en que vivió en Mallorca. En un momento de la entrevista, le insinué:

- Se dice que, tanto en el diario “Baleares” como en “Última Hora”, había personajes que estaban vetados. Usted, como ex director de “Baleares”, lo sabrá mejor que nadie.

- Lo único que sé es que, a la mínima insinuación de Pedro Serra, se cambiaba automáticamente de trato con cualquier personaje público. Bastaba con que un día, en las reuniones que teníamos con el propietario de estos periódicos, hiciera un comentario un tanto cansino como el que hizo, en su momento, refiriéndose al entonces alcalde, Ramón Aguiló: “Jesús, ya volvemos a hablar del alcalde”. Y, al momento, todo el mundo comprendió la indirecta y tomó nota. A partir de ese día, el alcalde Ramón Aguiló, que cada día aparecía fotografiado como un héroe, se convertía en villano, y aparecían unas fotografías suyas cada vez más feas y ridículas.

- Esa fue, en efecto, una campaña de prensa muy fuerte que terminó con la pérdida de la alcaldía de Aguiló y la victoria de Joan Fageda, a quien Serra apoyó y del que consiguió, entre otras prebendas, la aprobación municipal del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo. Muestra evidente de que Pedro Serra ya manejaba a su capricho todo el mercado.

- En los diarios hay mucho misterio y mucha política. Uno recibe, a veces, órdenes, con una explicación, más o menos, convincente. Se dice que este señor nos ha hecho una mala pasada y no hay que hablar más de él. Y, pese a que no se lance oficialmente ninguna consigna, un comentario tan sibilino como el de Serra se interpretaba automáticamente como un deseo implícito por todos los que le rodeaban y vivían de sus periódicos. No hacía falta nada más. Y todos nosotros sabíamos que, a partir del día siguiente, aquel alcalde se convertía en el malo de la película. Luego llegó otro, como Fageda, que fue apoyado totalmente por Pedro Serra. Y es que, en Mallorca, los diarios cambian al ritmo de las ideologías imperantes. En su tiempo, ese era un periódico socialista que apoyaba al alcalde Aguiló. Luego, cambió la tortilla, y se convirtió en el apoyo del PP. Pero, en su momento, los socialistas fueron los amigos de la casa. Y si alguien tuvo que dejar su cargo en aquel momento porque ya no interesaba a Serra, fue el propio alcalde. Pero, repito, no fue necesario dar ninguna consigna en la que se hablara mal del mismo. Bastó con pasar la hoja del periódico con aquel simple comentario.

- En cambio, otros alcaldes que siguieron sus consignas y no se enfrentaron con él, nunca recibieron tales ataques. Pienso, por ejemplo, en el caso de Paulino Buchens quien, una vez abandonada la alcaldía, fue nombrado Consejero de “Última Hora” así como de otras sociedades pertenecientes al Grupo Serra.

- Había, efectivamente, una gran amistad entre ellos.

Mañana. (IV) Licenciado en la Facultad de Ciencias de la Información.

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