Juan Santamaría, con Maira Gómez Kemp, presentadores de TVE en “625 líneas”.
- ¿Qué había hecho, en cine o en televisión, hasta este momento?
- Lo primero que hice fueron radio novelas de la Cadena Ser y Radio Nacional, y diferentes estudios de doblaje para cine y televisión. Además, algunas cositas en cine. También me inicié en el teatro como actor de moda. Me llamaban directores de cine para que interpretara papeles. Recuerdo que había conseguido uno en una película rodada en Bilbao. Mientras una maquilladora me arreglaba la cara, comentaba con otra que había oído decir que José Antonio Plaza estaba buscando a alguien para sustituirle en la presentación de su programa “625 líneas”. Hice alterar el plan de rodaje al pobre Rafael Gil que me dio un día libre. Me metí en el tren y vine a Madrid en donde localicé a José Antonio Plaza, quien me hizo una prueba y me aceptó para sustituirle. Con ese programa que hacía, junto con Mayra Gómez Kemp, en aquel momento, se me abrieron las puertas de par en par.
- Supongo que, a partir de ese momento, tuvo que rechazar no pocas ofertas de trabajo.
- Por supuesto. En cuanto me asomé a la pequeña pantalla, se me empezó a conocer por toda España. Tuve incluso ofertas para anunciar determinadas marcas de tabaco americano o para interpretar cine porno, e incluso para dejarme inventar una hija secreta no recuerdo con qué actriz de segunda fila. Ofertas que, por cierto, rechacé a pesar de las importantes cantidades que me ofrecían. Aquello era el no da más.
- Usted presentó el primer Informativo Balear que se hacía desde Madrid. ¿Cómo fue esa experiencia?
- De haber aceptado el traspaso a la isla, hoy yo podría estar en Televisión Española en Palma. ¿Que por qué me negué en último momento? Porque no quería ser aplastado por el centralismo catalán que entonces comenzaba en la televisión regional. Existe un centralismo en Palma con relación a la provincia, y un centralismo en Barcelona con los países de habla catalana. Mallorca está viviendo la consecuencia de su propio centralismo con respecto a las otras islas, a la vez que sufre el intento del centralismo catalán. Baleares está en el área de influencia de Catalunya, que es muy poderosa. Mallorca tiene su propia idiosincrasia, su propio centralismo, sus propias historias, pero Catalunya se alarga mucho y acabará por absorbernos. Es un fenómeno que, aparte de la Televisión, se produce en las escuelas, en las universidades, en la radio y, dentro de unos años, se hablará el más puro catalán en toda Mallorca y, poco después, en el resto de las islas. Ya sé que el mallorquín es un dialecto del catalán, pero tiene su propia vertiente, su propia música y habla. Cosa que están intentando aplastar. Ya entonces se estaba viviendo este problema. Fue una de las causas que a mí me hicieron desistir cuando ya tenía toda la documentación preparada para irme a Mallorca a trabajar en el centro regional. Y me quedé en Madrid.
- Entre el supuesto centralismo matritense y el catalán ¿cuál prefiere?
- Ninguno de los dos. Pero, si tuviera que elegir... Yo no soy ni de derechas, ni de izquierdas, ni franquista, ni comunista. Tengo mis tendencias políticas que no están virando hacia ninguno de los extremos. Más bien me quedaría en el centro. Tengo que reconocer que muchas cosas buenas que ahora dan sus frutos son consecuencia de inicios de épocas anteriores del socialismo que a mí no me trató nada bien. Y que el centralismo madrileño ha terminado por desaparecer. A fin de cuentas, prefiero éste, sin que con ello esté deseándolo. Creo que su óptica es bastante más amplia.
Mañana: (IV) Su paso por Madrid.
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