- ¿Cree usted que el ibicenco conoce su historia?
- Ahora más que antes. Pero, en efecto, no la conocía mayoritariamente. En los planes de estudios tanto primarios como secundarios, no había una historia de Ibiza. Quien deseaba saber sobre ella tenía que leer por su cuenta. Ahora hay una superabundancia de iniciativas locales y regionales, pero entonces no era así. Y nuestro pasado es mejor conocido que antes.
- Además de ser el primer catedrático que su isla ha dado a la Universidad española y Decano Honorario de la Facultad de Letras de Alcalá, se especializó en la figura del Cardenal Cisneros y es autoridad indiscutible en Historia Inquisitorial.
- En efecto, mi primera investigación que hice sobre este tema la desarrollé sobre la Inquisición. En los años 1948 y 1949, cuando los medios de comunicación en España estaban absolutamente destruidos por la guerra y eran muy elementales, desarrollé mi tesis doctoral sobre la Inquisición. El profesor Ballesteros me recomendó el estudio de la Inquisición en América cuyos documentos estaban concentrados en el Archivo Histórico Nacional. No se trataba de hacer la secuencia cronológica de los hechos, sino de extraer lo que había de pálpito de la vida de los encausados o de los relatos que ellos hacen de la sociedad de su época y de sus avatares en América. Un enfoque nuevo que valía la pena y que era apasionante. Mi tesis doctoral se tituló “La vida en el Perú en la época de Felipe II a través de la Inquisición de Lima”. Acumulé materiales para muchos otros trabajos y los voy publicando en revistas españolas y extranjeras. Pero es que, además, en 1978, se cumplió el V Centenario de la Fundación del Tribunal Inquisitorial en España por los Reyes Católicos. Se fundó por una bula del Papa Sixto IV. Y se celebró un Congreso Internacional en Cuenca Yo estaba convencido de la necesidad de revisar todo el problema de la Inquisición, encallado entre polemistas y panegiristas, entre detractores y defensores. Necesitaba una renovación a fondo con método y desde perspectivas actuales de la historiografía. Y creamos el Centro de Estudios Inquisitoriales del que fui fundador y vicepresidente.
- En el libro “Baleares y América”, usted investigó algo desconocido hasta el momento.
- Se trata de un libro único sobre este tema en toda la bibliografía mundial. Provino de una iniciativa de Mapfre con motivo del centenario del descubrimiento de América. Abarca desde nuestra historia que justifica la separación de Baleares con respecto a América al quedar un poco excéntricos en los circuitos americanos, y toda la labor que los balearicos llevaron a cabo en los distintos sectores de la actividad humana. Desde los misioneros como Fray Junípero Serra, evangelizador de California y uno de los padres de la patria estadounidense hasta los emigrantes del siglo XIX y XX.
-¿Cuándo se creó la Universidad Internacional del Mediterráneo de la que usted fue rector?
- En los años ochenta. Empezó con ella Ricardo de la Cierva, catedrático de Alcalá. Había una necesidad de dar a Ibiza, en esos años de tanto hippies y discotecas, una dimensión e imagen que no se limitara a la frivolidad. Se programaron unos cursos de verano que luego pasaron a mis manos. La verdad es que, con poco dinero, teníamos una proyección que podía equipararse en calidad a la propia universidad Menéndez Pelayo, de Santander. Pero las cosas de la política deterioraron un poco aquel proyecto y ahora ya no es lo que fue en un principio. De dos meses que llegamos a dar entonces, se ha pasado a impartir unas lecciones inorgánicas de sólo una semana. Ni siquiera sé si se sigue llamando de la misma manera.
Mañana: (IV) “Pese a la cantidad de títulos recibidos, concedidos, no aspiro a ellos”
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