- Sus años en Mallorca terminan pronto. ¿Por qué la abandonó?
- Tenía serios problemas de alergia y bronquitis asmática debido a los ácaros, unos bichitos microscópicos que me producen unas reacciones que pueden llegar a ser mortales, sobre todo en climas cálidos y húmedos. Hasta que un médico de Son Dureta me recomendó desplazarme a Madrid en donde viviría mejor. Yo era todavía joven y valiente y me vine aquí.
- ¿Y empezó de nuevo su vida?
- No me curé, porque si vuelvo a Mallorca me puede volver la crisis. Pero mejoré muchísimo. Y pude llevar vida normal y hasta hacer un poco de esfuerzo, cosa que en la isla no podía. Pero, la verdad es que pasé los dos primeros años con bastantes dificultades materiales. En Castilla, yo era un extranjero que no tenía nada que ver con el lugar en donde vivía ni por la lengua que hablaba, ni por la cultura que me había amamantado. Pero continué con los recuerdos y palabras que hacían referencia al mundo del mar de marineros y payeses de mi infancia.
- Políticamente ¿también tuvo crisis asmática? Porque, en Mallorca formaba parte de un partido político izquierdista.
- Siempre he tenido una idea de progreso y de justicia social. Creo que el mundo debe ir mejor, con utopías en el horizonte. Es más, soy una de las personas que no se frustró al esperar más de la democracia. Yo quería un socialismo entendido como una sociedad justa y, en este sentido, no sufrí ninguna crisis política, ni me sentí frustrado. Creo que está pendiente un mundo mejor y sigo contribuyendo con mis votos y mis posibilidades. Otra cosa es la militancia. Al llegar la democracia, no me tentó el vivir de la política, sino que traté de buscar una manera de vivir como aparejador.
- Y es en Madrid, en donde encuentra un trabajo estable.
- En efecto, tras unas oposiciones, entré en RTVE, en donde, a los dos años, pasé al interiorismo, diseño y proyectos de decoración. Luego, fui el responsable de la Oficina Técnica que hace proyectos de interiorismo del ente público RTVE.
- Su primer trabajo en Madrid fue el Pirulí, la Torre de Comunicaciones para los mundiales del año 82
- Formaba parte de este equipo. Fui uno de los cuatro aparejadores que levantamos el Pirulí, que no es más que una ensaimada con un palo levantado en medio. Tiene una base de 28 metros de diámetro, una altura de 220 y 2,5 de canto en la parte más delgada. Pusimos, en ella, cinco mil toneladas de hormigón. El resto es una torre metálica, con una primera plataforma, a los 118 metros, desde donde se ven los coches como cajetillas de tabaco. Fue mi primera experiencia profesional.
- Corrían ciertos rumores por Madrid de que esta torre tenía cierta inclinación que amenazaba seriamente su seguridad.
- Nunca tuve constancia de ello ni me consta este peligro. Tiene las vibraciones propias de una torre muy alta.
Mañana: Miguel Tugores (III) Dionís, consulado de Pollensa en Madrid.
- Tenía serios problemas de alergia y bronquitis asmática debido a los ácaros, unos bichitos microscópicos que me producen unas reacciones que pueden llegar a ser mortales, sobre todo en climas cálidos y húmedos. Hasta que un médico de Son Dureta me recomendó desplazarme a Madrid en donde viviría mejor. Yo era todavía joven y valiente y me vine aquí.
- ¿Y empezó de nuevo su vida?
- No me curé, porque si vuelvo a Mallorca me puede volver la crisis. Pero mejoré muchísimo. Y pude llevar vida normal y hasta hacer un poco de esfuerzo, cosa que en la isla no podía. Pero, la verdad es que pasé los dos primeros años con bastantes dificultades materiales. En Castilla, yo era un extranjero que no tenía nada que ver con el lugar en donde vivía ni por la lengua que hablaba, ni por la cultura que me había amamantado. Pero continué con los recuerdos y palabras que hacían referencia al mundo del mar de marineros y payeses de mi infancia.
- Políticamente ¿también tuvo crisis asmática? Porque, en Mallorca formaba parte de un partido político izquierdista.
- Siempre he tenido una idea de progreso y de justicia social. Creo que el mundo debe ir mejor, con utopías en el horizonte. Es más, soy una de las personas que no se frustró al esperar más de la democracia. Yo quería un socialismo entendido como una sociedad justa y, en este sentido, no sufrí ninguna crisis política, ni me sentí frustrado. Creo que está pendiente un mundo mejor y sigo contribuyendo con mis votos y mis posibilidades. Otra cosa es la militancia. Al llegar la democracia, no me tentó el vivir de la política, sino que traté de buscar una manera de vivir como aparejador.
- Y es en Madrid, en donde encuentra un trabajo estable.
- En efecto, tras unas oposiciones, entré en RTVE, en donde, a los dos años, pasé al interiorismo, diseño y proyectos de decoración. Luego, fui el responsable de la Oficina Técnica que hace proyectos de interiorismo del ente público RTVE.
- Su primer trabajo en Madrid fue el Pirulí, la Torre de Comunicaciones para los mundiales del año 82
- Formaba parte de este equipo. Fui uno de los cuatro aparejadores que levantamos el Pirulí, que no es más que una ensaimada con un palo levantado en medio. Tiene una base de 28 metros de diámetro, una altura de 220 y 2,5 de canto en la parte más delgada. Pusimos, en ella, cinco mil toneladas de hormigón. El resto es una torre metálica, con una primera plataforma, a los 118 metros, desde donde se ven los coches como cajetillas de tabaco. Fue mi primera experiencia profesional.
- Corrían ciertos rumores por Madrid de que esta torre tenía cierta inclinación que amenazaba seriamente su seguridad.
- Nunca tuve constancia de ello ni me consta este peligro. Tiene las vibraciones propias de una torre muy alta.
Mañana: Miguel Tugores (III) Dionís, consulado de Pollensa en Madrid.
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