- ¿Siente usted añoranza por su tierra?
- Mi mujer y yo somos mallorquines e hijos de mallorquines, y nuestros familiares y amigos están también en la isla. Vivimos a gusto en Madrid pero porque no nos queda más remedio. Esperamos volver cuanto antes. Mallorca sigue siendo la referencia para toda la familia. El echar de menos nuestra tierra es algo natural. Antes, íbamos a menudo a la isla pero ahora estas responsabilidades sindicales nos lo impiden totalmente. También tenemos claro que nuestra estancia en Madrid es temporal y, cuando las circunstancias lo permitan, volveremos a residir en Mallorca
- Comparando Mallorca con otros países visitados, ¿con cuál se quedaría?
- Decididamente, con Mallorca. Echo de menos el mar al que siempre he sido muy aficionado. La isla, con sus costumbres y sus parajes naturales hacen de Mallorca mi lugar predilecto tanto de residencia como de vacación. Aunque los tópicos nos señalen a los mallorquines como de carácter cerrado y circunspecto, se quedan en eso, tópicos; algo así como el que todos los españoles somos toreros bajitos de pelo moreno y con bigote. Yo no cambiaría Mallorca por nada.
- ¿Cuándo piensa volver definitivamente?
- Siempre estoy esperando la posibilidad de volver y esto será definitivo en el momento que llegue mi jubilación. - ¿Desearía, cuando muera, ser enterrado en la isla?
- Espero y confío. De todas formas, el tema de la muerte es muy complejo. Alguna vez he pensado en ello y no me importaría que me incinerasen en ella o que echasen mis cenizas al mar. Creo que hoy en día es mucho más lógico. Pero, si eso significa causar un trauma a alguien de mi familia porque piense que no se debe de hacer así, pues que hagan lo que quieran. Una vez que no esté...
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