Experto en gestión y planificación sanitaria, Juan José Bestard Perelló, un mallorquín que dejó su isla a los 18 años, ha desempeñado en su dilatada vida profesional cargos relevantes como director general de Organización y Planificación Sanitaria del INSALUD, viceconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y Director Gerente de Hospitales. Ha sido profesor en distintas Universidades y miembro del Consejo de la Federación Internacional de Hospitales y del Comité Permanente de Hospitales de Europa. En el 2004, fue seleccionado como Associate Expert (P4 Post No 6244), por la Organización Panamericana de Salud. Le entrevistamos en el 2000 y en el 2006.
Nace en Palma de Mallorca, el 8 de octubre de 1959. Estudia en el Luis Vives, “un colegio innovador –reconoce–, creativo, con una educación de marcado talante liberal y humanista”. Se trataba del primer colegio laico que hubo en España tras la Guerra Civil, creado por Salvador Salas. Y acaba su bachillerato en el Instituto Ramón Llull. “Allí hice grandes amigos. Era un centro con personas excelentes”.
Reconoce que tuvo inquietudes humanistas precoces. A los catorce años, le dio por leer las obras de Aristóteles, J. Locke, Kant, Hegel, Freud, Camus, Kafka, E. From... Afortunadamente, le aconsejaron entretenerse también con otras lecturas. Veraneaba en Puerto de Alcudia cuando aún era un puerto de pescadores. Convertido en puerto deportivo, hoy casi no lo reconoce. “Parece ser que entonces había un tipo de turismo que buscaba la isla por la propia identidad de Mallorca: la isla de la calma. El hotel Formentor fue el primer hotel español que se anunció en los cines de Londres. La gente buscaba lo especial de la isla, su belleza y su luz, mientras que hoy busca otra cosa y el turismo es diferente”.
- En 1977, opta usted por abandonarla.
- Tenía yo 18 años y había acabado el bachillerato. Inicié mis estudios universitarios y me matriculé en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona. Concretamente, me formé en el Hospital de Santa Creu y Sant Pau, en donde tuve la oportunidad de participar activamente como alumno rotario en el departamento de Neurología con el conocido profesor Barraquer.
- El número de estudiantes mallorquines que estudiaban en Barcelona era entonces muy elevado.
- Efectivamente. Y se distribuían entre Barcelona y San Cugat. Era un ambiente muy bonito y entrañable. Había mucho compañerismo y un buen clima cultural.
- ¿Por qué eligió Barcelona?
- Por dos motivos esenciales: porque en Palma no había Universidad y porque formarse fuera de la ciudad en donde has nacido tiene una serie de ventajas. Entre ellas, aprendes otras culturas y tus principios se vuelven menos vulnerables. Aun teniendo la cultura mallorquina y balear una clara identidad propia, eran muchas las cosas que nos unían con la cultura catalana, como lengua, antepasados, instituciones públicas y privadas, comercio, usos y costumbres. Allí estudié Medicina. Luego, me fui a Inglaterra, a Cambrige, en donde pasé un año y volví a Barcelona, quedándome hasta el 87. Estuve en una empresa dedicada a promoción de inversiones, centrándome, entre otros, en el tema de la Calidad, los alimentos congelados.
Experto en alimentos congelados.
- ¿Qué relación tiene la Medicina con las inversiones?
- Algo tiene que ver porque uno de los proyectos de inversiones en los que participé era precisamente el estudio de viabilidad de un Laboratorio de Calidad. A finales del 85, me puse en contacto con ese mundo, al asistir al primer Congreso de Calidad Alimenticia que se hacía en Barcelona. Una de las fases del proyecto era contactar con expertos internacionales en ese Congreso. En aquel momento, preocupaba mucho el campo del frío en la alimentación, dado que la congelación correcta de los alimentos era uno de los elementos que influían en su calidad, y sobre todo, en la restauración del sector del self service o autoservicio, en donde el tema de la calidad alimenticia era extremadamente importante. Fue un proyecto apasionante.
- ¿Qué conclusiones sacó de todo esto?
- Ya había, entonces, sistemas muy buenos que garantizaban que los alimentos congelados prácticamente no perdían ninguna calidad. Hoy en día, las técnicas de congelación ultra-rápidas no dan tiempo a que el producto pierda sus características. No he vuelto a estudiar, en temas de alimentación, otro proyecto con tanta profundidad y calado como aquél.
- ¿Hizo otros?
- Preparamos otro proyecto para el grupo de inversores. Fue una propuesta que se hizo en el campus de Bellaterra de la Universidad Autónoma de Barcelona para construir, justo sobre la plataforma situada a la salida de la estación del tren, un Centro Comercial para Estudiantes y Profesores. Duró casi un año y medio y, durante este tiempo, me empecé a formar en Gestión.
- ¿A qué tipo de formación se refiere?
- Realicé varios cursos, tanto de Gestión Hospitalaria como Gestión Empresarial y llegué a acumular, ya en aquel momento, más de quinientas horas de formación especializada. Me planteé si debía apartarme del mundo de la Gestión Sanitaria y Hospitalaria. Y me decidí por ésta última. Busqué la vía: realizar una especialidad, y elegí Medicina Preventiva y Salud Pública, y continuar mi formación en Dirección y Gestión.
- ¿Dónde y cómo realizó su especialidad médica?
- Me presenté al MIR de enero de 1987 y lo aprobé. Y elegí como centro de formación el Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínico Universitario San Carlos, de Madrid, dirigido por el prestigiado y distinguido profesor, José Fereres Castiel. Al mismo tiempo, hice un Máster de Administración Hospitalaria en la Universidad Autónoma de Madrid. Luego, pasé tres meses en la Universidad de Johns Hopkins, en Estados Unidos, donde realicé parte del Máster de gestión y políticas sanitarias, y tuve la oportunidad de comentar con los profesores J. Johnson y C. Brenner (este último, asesor del Presidente Carter, en materia de economía sanitaria) el desarrollo de mi tesis doctoral.
Diseñador de la Upa (Unidad Ponderada de Resistencia)
- De nuevo en España, ¿en qué medida aplicó su formación y experiencia?
- Me propusieron trabajar en el Insalud, como experto en Gestión Sanitaria, para crear una nueva medida de actividad y presupuesto sanitaria, por lo que diseñé la UPA (Unidad Ponderada de Asistencia). También trabajé en el diseño de una nueva forma de hacer presupuestos, en el diseño de las bases del contrato programa de los hospitales, y realicé otros proyectos como la constitución de la primera comisión para el estudio de los costes de los tratamientos de SIDA, un estudio sobre medio ambiente, etcétera.
- ¿En qué consistía esta nueva medida?
- En lo que hoy en día se utiliza en casi toda España, para el presupuesto hospitalario y que se llama UPA. A través de una serie de datos que se obtienen de los hospitales, se calcula la cantidad de actividad que ha revisado un hospital determinado. Para entendernos, podríamos provocar un símil y decir que la UPA en el Hospital viene a semejarse a los vatios que produciría una central de Energía Eléctrica. Fue una época de intenso trabajo, con pocos medios y escasos recursos. Aún así, seguí profundizando en mi formación y especialización.
- ¿No le parecía ya suficiente?
- Nunca es suficiente la necesidad de aprender. Me matriculé en ICADE durante dos años, por las tardes y noches. Y realicé el Master de Dirección y Administración de Empresas, tradicionalmente llamado MBA o MADE, que me permitió incorporar una serie de técnicas y conocimientos nuevos. Cuando acabé el proyecto del Insalud, trabajé durante tres meses como director financiero, en una empresa de hostelería. Luego, me propusieron irme a Galicia con el equipo de J. M. Romay Beccaría, que en aquel momento era Conselleiro de Sanidade i Servicios Sociais de la Xunta de Galicia.
- ¿Por qué optó por desplazarse desde Madrid a Galicia?
- En primer lugar, por el excelente prestigio del Consejero; en segundo, porque me habían llegado noticias de los excelentes avances que se estaban produciendo en Galicia y me apeteció incorporarme y participar de sus proyectos; y, en último lugar, porque los proyectos en Madrid se habían ya agotado por muchos motivos.
- Y se incorpora a la Consellería de Sanidade i Servicios Sociais de la Xunta de Galicia…
- Fue a principios de 1993. Trabajé directamente con el Director General de Organización del Sergas (Servicio Gallego de Salud) y, entre otros, elaboré un proyecto de diseño de un modelo de Sistemas Multi-hospitales y diseñé el primer plan de empresa sobre la Entidad Pública MED TEC. Más tarde, me encargan diseñar, desarrollar e implantar la primera Fundación Hospitalaria, que fue ubicada en Verín. A los tres años, el antiguo Consejero de Sanidad es nombrado Ministro y se trajo a Madrid al equipo que tenía en Galicia, con lo que vine con ellos.
Director General de Ordenación y Planificación Sanitaria.
- ¿Es entonces, en 1996, cuando le nombran director general de Organización y Planificación Sanitaria?
- Así es. Perseguían varios objetos fundamentales: montar por primera vez una Dirección General de Organización y Planificación en el Insalud; organizar el tema internacional del Insalud; dirigir las nuevas formas de gestión; desarrollar un Plan Estratégico y el Plan de Calidad Total: implantar un nuevo modelo de sistemas de información, etcétera. Se me encarga dirigir las nuevas formas de gestión, impulsar las nuevas formas organizativas en los hospitales y centros de atención primarias, desarrollar y gestionar los sistemas de información del Insalud y un nuevo marco basado fundamentalmente en la acreditación de servicios, es decir, en la acreditación de su calidad.
- ¿Que innovaciones lleva consigo este Plan Estratégico?
- Por primera vez, el Insalud, como el mayor servicio de salud del Estado español, muestra públicamente lo que va a hacer. Hasta ese momento, ningún Servicio de Salud español había publicado lo que quería hacer y por qué. Nosotros, cuando llegamos, analizamos la situación del Insalud, vimos cuáles eran sus puntos fuertes y sus débiles, y propusimos una serie de objetivos y líneas estratégicas para solucionar sus problemas y reforzar sus puntos fuertes. La primera característica de este Plan Estratégico es la de manifestar públicamente un compromiso que se acerca al modelo imperante en la Unión Europea. Es lo que llamamos la separación entre las funciones de compra y de provisión.
- ¿Qué significa exactamente esta separación de funciones de compra y provisión?
- Esta es una forma excesivamente técnica de hablar ¿verdad? En otras palabras, quiero decir que debe haber cierta separación entre la decisión administrativa del reparto del presupuesto y las decisiones que se toman dentro del hospital, lo cual ayuda a identificar responsabilidades, incrementar la eficiencia y motivar la calidad. La responsabilidad del hospital está en utilizar sus recursos de una forma eficiente para que se cumplan los criterios de equidad, eficiencia y asistencia con calidad. Por otra parte, la responsabilidad de quien tiene el presupuesto, es decir, la Administración Central, es repartirlo con criterios de equidad, premiando la eficiencia y la calidad. Esto se hace más fácil y visible cuando el hospital tiene autonomía. Este es un proceso largo y complejo, que está conducido por el Plan Estratégico.
Hospitales con autonomía y normalización.
- ¿Quiere decir que no hay, en este país, ningún hospital con autonomía?
- Independientemente de lo que digan voces interesadas, en España hay más de 80 hospitales con autonomía de gestión. Por ejemplo, en Mallorca está la empresa pública GESMA; en Cataluña hay más de sesenta; en Andalucía, tres; en Galicia, cuatro, etcétera. Sin embargo, en el ámbito de la Seguridad Social y del Insalud sólo hay dos centros con autonomía de gestión: el hospital de Manacor, en Mallorca, y el de Alcorcón, en Madrid. No obstante, tenemos en cartera otros tres hospitales que contarán con autonomía de gestión, entre los que se encuentra el Hospital Palma II. El siguiente paso es impulsar que todos los hospitales vayan obteniendo autonomía. Entre otras mejoras, esto supondrá que el paciente pueda verdaderamente elegir en un futuro.
- Pero ¿cuándo podrá ver el ciudadano los efectos de este nuevo modelo de organización sanitaria?
- Es un largo y complejo proceso de varios años, en el que llegaremos a asimilarnos al comportamiento organizativo normal de la Sanidad en la Unión Europea. Hay que explicar con claridad al ciudadano que este proceso de normalización es necesario o incluso lo mejor para el Sistema Sanitario Español y, desde luego, para él, como legítimo usuario del mismo. En definitiva, es acercarnos a nuestros socios europeos.
- ¿Por qué prefiere hablar de normalización que de reforma?
- España ha tenido un proceso de cambio y reforma política impecable. Incluso diría que nuestro proceso de reforma política es un ejemplo mundial. No obstante, creo que este proceso de modernización y maduración no ha sido acompasado por un proceso similar por parte de la Administración del Estado ni por parte de lo que entendemos por Sociedad Civil. Es decir, la Administración Central sigue con sistemas de comportamientos rígidos y entiendo que poco acompasados con las exigencias de nuestro entorno. Por otra parte, la Sociedad Civil no se ha incorporado plenamente al funcionamiento de un país democráticamente desarrollado. Entiendo que falta participación e implicación directa del ciudadano en el funcionamiento de las instituciones y organismos públicos, como así nos orienta nuestra Constitución en sus artículos 9 y 129. Por tanto, antes de hablar de reformas debemos normalizar lo que hay, es decir, debemos acercar los hospitales a la sociedad y al ciudadano de una forma cierta y eficaz, utilizando el ordenamiento jurídico de nuestro país. Parafraseando al ex presidente de Gobierno, Adolfo Suárez, y utilizando palabras del ex ministro de Sanidad y Consumo, José Manuel Romay Beccaria, entiendo que debemos “hacer normal en sanidad lo que a nivel de sociedad es simplemente normal”, y, si usted me permite, yo añadiría que incluso debemos hacer normal en la sociedad lo que a nivel individual es normal.
Insalud bajo el poder socialista y bajo el PP.
- ¿Qué diferencia ve usted entre el Insalud bajo el poder de los socialistas y el Insalud bajo el PP? (La pregunta se la hacemos al final de la primera etapa del periodo de la derecha en el poder, antes de la vuelta de los socialistas)
- De entre las muchas que podríamos enumerar, yo destacaría cinco. En primer lugar, el Insalud de hace cinco años tenía un solo Director General y ahora tiene un Presidente y cuatro Directores Generales. En segundo lugar, el Insalud de entonces no contaba con un documento público de compromiso, mientras que el de ahora sí: el Libro Azul, que es el resumen del Plan Estratégico del Insalud. En tercer lugar, hace cinco años el Insalud tenía unos objetivos no conocidos por todos. En la actualidad no es así, dado que la participación de los médicos, facultativos y profesionales de la sanidad y de los ciudadanos en los asuntos de la sanidad es patente. Por iniciativa del Presidente Ejecutivo del Insalud, las organizaciones de consumidores participan por primera vez en el Consejo General, máximo órgano de participación y control de la institución. Pensamos que tiene que ser así porque es lo que ocurre en los hospitales de la Unión Europea. En cuarto lugar, el Insalud de ahora tiene dos fundaciones: una, en Manacor, con 200 camas, inaugurada en 1997, y, otra, en Alcorcón, con 600 camas, que empezó a trabajar a finales de 1998, en donde se aplican técnicas de gestión más modernas y flexibles, más adecuadas con las necesidades y el sentir de la sociedad. Estos dos proyectos han permitido demostrar que, para abrir un hospital, antes Insalud tardaba aproximadamente entre doce y veinte meses. Ahora los abre entre uno y tres meses. Y, en quinto y último lugar, el Insalud de hace cinco años parece que se preocupaba tan solo del día a día o a veces incluso del día de ayer. Hoy podemos afirmar que nos preocupamos por el ciudadano en el día de hoy, el de mañana y el de pasado mañana.
- Borrel, en una intervención en el Parlamento, habló de un déficit que no se había contabilizado.
- Eso suena muy raro y Borrell, que es economista, lo sabe. Él es una persona extremadamente inteligente y sabe perfectamente que una cosa son los asientos contables y la otra, como se explica, la realidad. Entiendo que, como político, pueda decir lo que estime oportuno, pero es un clamor popular que un criterio contable no se pude establecer como debate político. Será, en todo caso, un debate técnico entre contables. Debatir los principios de devengo y de crédito en el Parlamento es complicado y aventurado. Hay unos foros académicos, universitarios, de asociaciones de profesionales o de economistas del Estado en donde se puede dirimir cuál es el mejor. Los principios de asientos públicos deben ser independientes de los criterios políticos. Los altos funcionarios del Estado tienen sus criterios y funcionamientos propios y son los mismos ahora que hace cuatro o cinco años. Pero no me cabe la menor duda de que, en el fondo, el señor Borrell podría estar de acuerdo con mi postura.
Entre Galicia y Mallorca.
En una última relación de preguntas que le hacíamos a Bestard en el 2000, indagábamos asuntos más personales.
- ¿Cuántos idiomas habla usted?
- El inglés, el catalán, el castellano y un poquito el gallego. El francés solo lo entiendo, pero no lo hablo.
- ¿Con quién habla el catalán en Madrid?
- Con las personas que quieren hablarlo. Mi mujer es gallega y, con ella, solo hablo castellano, y algo de gallego, dado que lo entiendo bien y lo hablo un poquito.
- ¿Hijos?
- Ninguno.
- Ninguno.
- ¿Tiempo de ejercitar algún deporte?
- Sí, hago gimnasia dos días a la semana. Y suelo jugar al tenis. Aparte, me gusta ejercitar la amistad, la tolerancia, el diálogo, e intento ejercitar el acto de aprender y escuchar.
- ¿Qué otras aficiones tiene?
- Me gusta leer. Lo hago siempre que puedo, sobre todo, ensayos. Me encanta el ajedrez, la música clásica y el jazz. Y, en especial, compartir tertulias con amigos.
- ¿Qué obras ha leído últimamente, por ejemplo, en este último año?
- Los últimos títulos son: “Búsqueda sin término”, de Karl R. Popper, “Una sociedad mejor”, de J.K. Galbraith, “Dos ensayos sobre el Gobierno Civil”, de John Locke, “La esfera pública y la sociedad civil” y “El retorno de la sociedad civil”, de Víctor Pérez Díaz. Durante este periodo he releído “La reinvención del Gobierno”, de don Osborne y T. Gaebler, y debo reconocer que me ha vuelto a impresionar.
- ¿Vuelve de vez en cuando a Mallorca?
- Suelo visitarla dos veces al año. Aprovecho algún puente o el mes de septiembre.
- ¿Piensa volver un día definitivamente a la isla?
- No lo sé. Dado que también me gusta mucho Galicia, me costaría elegir entre Mallorca y Galicia. No obstante, tengo que reconocer que en Mallorca me siento como en casa. Por lo general, suelo encontrarme en donde vivo. Mi integración, y, por tanto, mi satisfacción, no dependen de la tierra que piso, sino del enriquecimiento que surge de la comunicación con personas diversas y distintas, de mis proyectos personales y profesionales
- ¿Tiene familia en la isla?
- Sí, mis padres, un hermano, una hermana y un hermanastro. Tengo otra hermana trabajando como economista en Londres en donde se quedó después de estudiar en Cambridge. Además, en Mallorca, tengo tíos, primos y buenos amigos
Juan Bestar Perelló y su nueva imagen
- ¿Cómo ve económicamente Mallorca?
- Muy bien. Sobresaliente. Tenemos excelentes empresarios y buenos políticos. Pero también debo decir, como mallorquín de a pie, que en Mallorca echo de menos una mayor ordenación en el mundo turístico, tal vez, una apuesta más ambiciosa por la calidad de la demanda, por la búsqueda de nuevas alternativas y nuevos servicios. También me preocupa la ordenación urbanística, aunque tengo que decir que, gracias al Gobierno Autonómico Balear, se ha trabajado y avanzado mucho en estos campos. Me consta que hay un gran interés y preocupación por el medio ambiente.
- ¿Qué le aconsejaría al joven mallorquín que está cursando sus estudios universitarios?
- En primer lugar, que aprenda a aprender, que entienda su formación como una actitud frente a la vida, como un proceso continuo y no como un periodo determinado; en segundo lugar, que no descuide las costumbres y valores de su sociedad; en tercer lugar, que busque un lugar en la tolerancia y en el diálogo, que aprenda a escuchar; en cuarto lugar, que entienda el esfuerzo como un valor personal, dado que sin éste es difícil avanzar; en quinto lugar, que no se obsesione por su seguridad laboral formal, que si bien es importante, más lo es la seguridad que dan los buenos proyectos y sus buenos resultados; en sexto lugar, que entienda, cuanto antes, que una sociedad se construye y progresa con su esfuerzo, que no espere que los demás hagan lo que él pueda o deba hacer. De él depende que a todos nos vaya bien. Y en último lugar, que sin ilusión, imaginación y motivación, es más difícil progresar.
- Un sexteto, sin duda de una buena composición. Pero dígame, para terminar, cuando se muera ¿en dónde le gustaría ser enterrado?
- A mí me da absolutamente lo mismo. La decisión de dónde enterrarme o la de ser incinerado corresponde a las personas que quedan vivas. No me gusta ser un problema, ni ahora ni una vez muerto. Todo lo contrario, me gustaría que me recordaran con simpatía y, si es posible, incluso con agrado.
En el 2002, por una discrepancia profunda con su jefe, Juan Bestard abandona el cargo de viceconsejero de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Madrid. Dirige “El observador de la actualidad médica”, revista que cierra en julio del 2003. Participa en proyectos de salud de Sudamérica (Venezuela, El Salvador, México, Ecuador y Perú). Gana una plaza de experto en sistemas de Contabilidad de la Organización Panamaricana de Salud, pero no llega a incorporarse.
Seis años después de esta entrevista, le reencontramos. Tiene una nueva imagen aunque, en el fondo, sigue siendo el mismo. “Me sigue gustando hacer cosas –nos confiesa–, crear proyectos, no estar parado”. Separado de su mujer, se ha vuelto a casar con una cubana y ha tenido un niño, Juan, y una niña, Ana María.
- Sí, hago gimnasia dos días a la semana. Y suelo jugar al tenis. Aparte, me gusta ejercitar la amistad, la tolerancia, el diálogo, e intento ejercitar el acto de aprender y escuchar.
- ¿Qué otras aficiones tiene?
- Me gusta leer. Lo hago siempre que puedo, sobre todo, ensayos. Me encanta el ajedrez, la música clásica y el jazz. Y, en especial, compartir tertulias con amigos.
- ¿Qué obras ha leído últimamente, por ejemplo, en este último año?
- Los últimos títulos son: “Búsqueda sin término”, de Karl R. Popper, “Una sociedad mejor”, de J.K. Galbraith, “Dos ensayos sobre el Gobierno Civil”, de John Locke, “La esfera pública y la sociedad civil” y “El retorno de la sociedad civil”, de Víctor Pérez Díaz. Durante este periodo he releído “La reinvención del Gobierno”, de don Osborne y T. Gaebler, y debo reconocer que me ha vuelto a impresionar.
- ¿Vuelve de vez en cuando a Mallorca?
- Suelo visitarla dos veces al año. Aprovecho algún puente o el mes de septiembre.
- ¿Piensa volver un día definitivamente a la isla?
- No lo sé. Dado que también me gusta mucho Galicia, me costaría elegir entre Mallorca y Galicia. No obstante, tengo que reconocer que en Mallorca me siento como en casa. Por lo general, suelo encontrarme en donde vivo. Mi integración, y, por tanto, mi satisfacción, no dependen de la tierra que piso, sino del enriquecimiento que surge de la comunicación con personas diversas y distintas, de mis proyectos personales y profesionales
- ¿Tiene familia en la isla?
- Sí, mis padres, un hermano, una hermana y un hermanastro. Tengo otra hermana trabajando como economista en Londres en donde se quedó después de estudiar en Cambridge. Además, en Mallorca, tengo tíos, primos y buenos amigos
Juan Bestar Perelló y su nueva imagen
- ¿Cómo ve económicamente Mallorca?
- Muy bien. Sobresaliente. Tenemos excelentes empresarios y buenos políticos. Pero también debo decir, como mallorquín de a pie, que en Mallorca echo de menos una mayor ordenación en el mundo turístico, tal vez, una apuesta más ambiciosa por la calidad de la demanda, por la búsqueda de nuevas alternativas y nuevos servicios. También me preocupa la ordenación urbanística, aunque tengo que decir que, gracias al Gobierno Autonómico Balear, se ha trabajado y avanzado mucho en estos campos. Me consta que hay un gran interés y preocupación por el medio ambiente.
- ¿Qué le aconsejaría al joven mallorquín que está cursando sus estudios universitarios?
- En primer lugar, que aprenda a aprender, que entienda su formación como una actitud frente a la vida, como un proceso continuo y no como un periodo determinado; en segundo lugar, que no descuide las costumbres y valores de su sociedad; en tercer lugar, que busque un lugar en la tolerancia y en el diálogo, que aprenda a escuchar; en cuarto lugar, que entienda el esfuerzo como un valor personal, dado que sin éste es difícil avanzar; en quinto lugar, que no se obsesione por su seguridad laboral formal, que si bien es importante, más lo es la seguridad que dan los buenos proyectos y sus buenos resultados; en sexto lugar, que entienda, cuanto antes, que una sociedad se construye y progresa con su esfuerzo, que no espere que los demás hagan lo que él pueda o deba hacer. De él depende que a todos nos vaya bien. Y en último lugar, que sin ilusión, imaginación y motivación, es más difícil progresar.
- Un sexteto, sin duda de una buena composición. Pero dígame, para terminar, cuando se muera ¿en dónde le gustaría ser enterrado?
- A mí me da absolutamente lo mismo. La decisión de dónde enterrarme o la de ser incinerado corresponde a las personas que quedan vivas. No me gusta ser un problema, ni ahora ni una vez muerto. Todo lo contrario, me gustaría que me recordaran con simpatía y, si es posible, incluso con agrado.
En el 2002, por una discrepancia profunda con su jefe, Juan Bestard abandona el cargo de viceconsejero de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Madrid. Dirige “El observador de la actualidad médica”, revista que cierra en julio del 2003. Participa en proyectos de salud de Sudamérica (Venezuela, El Salvador, México, Ecuador y Perú). Gana una plaza de experto en sistemas de Contabilidad de la Organización Panamaricana de Salud, pero no llega a incorporarse.
Seis años después de esta entrevista, le reencontramos. Tiene una nueva imagen aunque, en el fondo, sigue siendo el mismo. “Me sigue gustando hacer cosas –nos confiesa–, crear proyectos, no estar parado”. Separado de su mujer, se ha vuelto a casar con una cubana y ha tenido un niño, Juan, y una niña, Ana María.
No hay comentarios:
Publicar un comentario