- ¿Cómo ve el futuro espacial?
- Con optimismo. Aunque algunas veces ha sido en cierta manera criticado y lo sigue siendo, en el sentido de que se podría invertir mejor esa cantidad de dinero en otras cuestiones quizás más cerca del hombre. Lo que está claro es que el espacio ha sido un impulsor de la tecnología en muchos campos de los que nos estamos aprovechando a diario. Y con los retos que tenemos de conocer mejor y explorar otros mundos, yo creo que tienen un futuro asegurado.
- ¿No cree que invertir tanto en el espacio y, por otra parte, olvidarse de cosas elementales como solucionar la pobreza y la miseria es una contradicción? No podemos olvidar que diariamente se mueren de hambre 50.000 personas en la Tierra.
- Eso es lo que he dicho, que algunas veces se critica. Pero, a la hora de la verdad, la contribución al espacio, si lo comparamos con los presupuestos de armamento de los sectores bélicos, es relativamente pequeña. Y además, en algunas partes, revierte rápidamente y muy directamente a lo que es la tecnología que usamos de manera diaria en las casas. Por ejemplo, en electrodomésticos, en comunicaciones, en electrónica u ordenadoras. El espacio ayuda a tener una demanda de menos peso, menos consumo, más prestaciones en general. El hecho de que ahora cojamos un teléfono del tamaño de la palma de la mano y podamos comunicarnos, ha tenido mucho que ver con la industria espacial. La miniaturización de los componentes, la fiabilidad, son hechos reconocidos. A parte de que la Humanidad siempre tiene y tendrá la parte científica. Afortunadamente, hay un ansia de saber más, de conocer mejor y de explorar nuevos horizontes.
- A raíz del posible descubrimiento de hidrógeno en la Luna se están preparando nuevos planes. Se habla incluso de la colonización de la misma. ¿Para cuándo se preve realmente?
- Técnicamente ya es posible. Es, más bien, una cuestión de presupuestos. A la Luna se llegó en 1969, en unas condiciones muy precarias. Los rusos posaron sondas automáticas, pero los primeros que pisaron la Luna fueron los americanos Neil Armstrong y Buzz Aldrin, en el Apolo XI. La tecnología para hacer bases en la Luna ya existe. Sólo es una cuestión de presupuesto. La carrera a la Luna se planteó como un reto entre la Unión Soviética y USA. Estábamos en plena guerra fría y había que demostrar quién era el mejor. Pero, si hubiesen continuado con los vuelos tripulados, interrumpidos unos años después de la llegada, ya podría haber bases en la Luna.
- La polémica por llegar el primero parece que ha remitido.
- Después de que la Unión Soviética se desmembrara, perdió mucha potencialidad en este campo y lo que ahora existe es una colaboración entre los Estados Unidos, Japón, Rusia y Europa, el modelo que se debería haber seguido siempre. Una colaboración, más que una carrera por ver quién es el primero.
Mañana: (IV) “En una década, puede haber colonias en la Luna”
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