Es hija de un marinero formenterense que cambió el mar por un taxi y de un ama de casa con diez niños. Nació en la isla, en 1956, cerca del Estaing des Peix, en el puerto de las Salinas. “Formentera –una isla de 115 kilómetros cuadrados–, era entonces una maravilla –recuerda Pilar–. Por eso, cada vez que la visito, me entra pena de verla como está”. Pilar Serra fue muy feliz en el entorno en el que creció. Aunque, en los últimos cuarenta años, la isla ha cambiado por completo y, cuando la visita, durante las vacaciones, le cuesta reconocerla como era antes. “La isla está hoy más sucia que durante mi infancia –se lamenta– y la mayoría de la gente ha vendido sus terrenos. Todo está en manos de los alemanes que no se mezclan con los isleños”. De su juventud recuerda cómo sólo una minoría de isleños que querían ampliar sus estudios podían desplazarse a Ibiza o a Barcelona. “Pero ahora, que tienen medios y que podrían estudiar algo –reconocía en 1999, cuando la entrevistamos–, prefieren olvidarse de ello y trabajar en el turismo o en lo que salga”. Al contrario, ella quiso descubrir el mundo de fuera y vivió dos años en Barcelona y el resto en Madrid, en donde habita en la actualidad.
- ¿Recuerda su infancia en la isla?
- ¿Cómo no la voy a recordar? Formentera era entonces, pese a la miseria en que había quedado tras la guerra, un pequeño paraíso. Recuerdo mis salidas de casa y la pureza de sus playas. A mí me gustaba mucho salir e hice incluso de guardiana de alguna pareja. Cuando salía un chico con una chica tenían que llevar 'carabina’ una tercera persona que vigilaba a las otras dos. Yo hacía de ‘carabina’ con mis hermanas. Pero debía ser muy tremenda porque siempre que podían evitaban mi presencia.
(Mañana, continuará: A los doce años, me marché de la isla.)
- ¿Recuerda su infancia en la isla?
- ¿Cómo no la voy a recordar? Formentera era entonces, pese a la miseria en que había quedado tras la guerra, un pequeño paraíso. Recuerdo mis salidas de casa y la pureza de sus playas. A mí me gustaba mucho salir e hice incluso de guardiana de alguna pareja. Cuando salía un chico con una chica tenían que llevar 'carabina’ una tercera persona que vigilaba a las otras dos. Yo hacía de ‘carabina’ con mis hermanas. Pero debía ser muy tremenda porque siempre que podían evitaban mi presencia.
(Mañana, continuará: A los doce años, me marché de la isla.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario